La verdad.

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— ¿Que es esto?

— Mi maestro dice que tienes que reunirte con él.

Maldición, Lan Xichen, ¿Por qué quieres verme? — Entre esos pensamientos,  colocó la grabadora que aun guardaba con la grabación de Lan Zhan, en el buró de su hijo, reproduciendo la canción que cada noche le ponía para ayudarle a dormir. Besó su frente y salió de la habitación.

Caminó hasta la sala, encontrandose a los hermanos Wen en la misma, mirando la T.V.

— Gracias por aceptar quedarse con SiZhui.

— Es nuestro sobrino, es divertido.

— Además, el no es tonto como tú — Wen Qin solamente sonrió de medio lado y Wei negó varias veces.

— Hay comida en el refrigerador.

Agradecía que su amiga no tuviese turno esa noche, no queria dejar solo siempre a Wen Ning, de por si sentia una carga en el corazón por pedirle tantos favores.

Despues de su rutina, de aquellos aplausos y grandes ovaciones que recibía noche tras noche. Justo a las cuatro de la mañana salio. Generalmente salía recien el sol se asomara, pero esta vez tenia esa junta y tendría que dormir por lo menos un poco.

— Buenas madrugadas, Patriarca  Yiling.

La voz tan familiar le dió escalofrío por toda la espina dorsal. Cerró los ojos apretando sus nudillos. Él no era de los que se asustaba fácil, ni de los que huía de las peleas. Pero ese tipo llevaba años atormentandolo, y desde que los chicos de seguridad ya tenian plena certeza de no verlo cerca, ya no lo acompañaban a su coche.

— ¿Que quiere?

— ¿Cuando podre provarte como se debe?

— Lo siento, pero no hago ese tipo de trabajo.

— Pero eres un prostituto. ¿No?

— Con permiso. — Wei solamente rodó los ojos y continuó caminando.

— Hey, Patriarca de Yiling... O querría decir, Wei Wuxian.

Entonces se quedo de pie, paralizado. La sangre se le enfrió.

— Sí, sé todo sobre ti. Se donde estudia tu hijo, se donde vives. Incluso se quienes estan cuidando de él esta noche. Creo que sería lo mejor si me haces caso.

Comenzo a correr. Esta vez no por el mismo, si no por su hijo. El otro tipo se quedo parado, sonriendo. Wei Ying manejó lo más rápido hasta su casa. El corazón lo sentia en la garganta, estaba palpitando tan rapido que sentia que se asfixiaba.

Abrió la puerta y estaba todo oscuro. Fue a la habitación de invitados y estaban alli sus dos amigos dormidos placidamente, fue a la recamara de su hijo e igual, estaba dormido y tranquilo. Acercó su cuerpo a la cama, dejando caer la mochila que traia colgada y se hinco junto a su cama.

¿Por qué? ¿Por qué no podia tener una vida tranquila?

La luz del dia le golpeó el rostro, y unas manitas pequeñas le sostenian el rostro con tanta dedicación que cuando sus ojos se acostumbraron a la luz, vio esas grandes orbes doradas que le miraban fijamente

— ¿Papi estás bien?

Shizui era tan inteligente. Sonrió y le abrazó tan fuerte que el pequeño lucho un poco para safarze hasta que se dio por vencido.

— Papi se hará tarde...

— Cierto, lo lamento.

Wei Ying se levantó con cuidado del suelo, cargando en sus brazos a su hijo y sentandolo en su lugar para desayunar. Dejo preparado el desayuno para cuando sus amigos despertaran. Él tomo algo de fruta, jugo y emprendieron el camino a la escuela.

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