Dos días después del increíble, pero inesperado, beso con Kaev, estoy más tranquila y espero con ganas verlo. Necesito hablar con él para saber qué fue lo que pasó, porque todavía no lo entiendo. Pero, para mi mala suerte, cuando llego a clases él no está ahí. Y tampoco llega una hora después, ni cuando la clase está terminando. El profesor ni siquiera nos dice porque no vino, es como si no existiese. Al salir voy directo al centro de salud, visito a papá y después me paso por la habitación de Rinha, pero la puerta sigue cerrada para los que no somos familia. Antes de irme paso por el mostrador y pregunto si saben de algún familiar que la haya visitado, pero me dicen que no me pueden dar esa información. Suspiro. Al menos lo intenté.
El fin de semana vuelvo a intentarlo. Primero voy al cuarto de papá a hablar con él y después al cuarto de Rinha, donde me quedo sentada al lado de la puerta esperando a ver si Kaev entra o sale. Pero no lo hace. No solo quiero hablar con él lo del beso, necesito saber cómo está su abuela, estoy preocupada y a mí no me pueden decir nada.
Durante toda la semana espero cruzármelo en clase o en el centro, pero no lo hago. Necesito hablar con él. Es el viernes a la tarde cuando, por fin, se me ocurre una idea de cómo hablar con él. Jayden va a clases con su amigo. Me subo a mi auto y manejo hasta su departamento.
-No es que me moleste, pero ¿qué haces aquí? – dice mí, muy confundido, mejor amigo cuando me abre la puerta – ¿el día de películas paso de domingos a viernes y no me enteré?
-No, no es eso. Necesito un favor.
Jayden se apoya contra el marco de la puerta y me mira fijo, durante unos segundos, antes de dejarme pasar, haciendo un gesto con la cabeza. Cuando entro me encuentro a Sofía en la cocina, metiendo algo en el horno. La saludo, pero parece de mal humor así que vuelvo al comedor con Jay.
-Entonces – dice alargando la e - ¿Cuál es ese favor que necesitas?
-Hace rato que estoy intentando hablar con Kaev, pero no lo encuentro. No va a clases y no me lo cruzo nunca en el centro de salud.
- ¿Y para qué necesitas hablar con él con tanta urgencia?
Lo bueno es que no tengo que mentir, solo no contar la parte del beso. Todavía no se lo conté a ninguno de los dos y no sé porque, pero no lo quiero hacer.
-Su abuela está internada, yo la conocí hace un tiempo, pero no me dejan verla y las enfermeras no me cuentan como está. Estoy preocupada – le respondo.
- ¿Y cuál es el favor que necesitas de mí? Todavía no me pediste nada.
-Ah cierto, necesito el teléfono de Kaev y sé que vas a clases con un amigo de él, pensé que capaz se lo podías pedir.
Jayden duda por unos segundos, pero al final asiente con la cabeza. Saca el celular y mira la pantalla fijamente, por un momento creo que no lo va a hacer, respira sonoramente y marca a alguien. Se empieza a poner nervioso, sube y baja la pierna haciendo saltitos y se muerde el pulgar. Cuando la persona al otro lado del teléfono contesta, empieza a caminar de un lado al otro.
-Hola Ash. Bien. Necesito pedirte algo.
No sé qué le responde el tal Ash, pero hace que Jayden frene de golpe y que se empiece a poner totalmente rojo. Veo como se le pone la piel de gallina y sufre un escalofrío, cierra los ojos y suspira. ¿Qué le estará diciendo ese tal Ash para que se ponga así? Cada vez se pone más rojo y baja la cabeza mordiéndose el labio. Entonces sube la mirada y se encuentra con mi mirada de total confusión. Abre los ojos como platos, me da la espalda y se sienta en el sillón con los codos apoyados sobre las rodillas.
-No Ashton, para. No te hable por eso. En realidad, necesito otra cosa. Si. No. Está bien. Que no. Eso no. Sabes que esto es difícil para mí. Si. Si. Mira necesito el número de Kaev, es para una amiga que está intentando contactarlo. Si. Si. Yo le digo. Gracias.
Revolea el celular sobre la mesita y se tira del pelo mirando hacia el suelo. No estoy segura, pero eso no me sonó como una conversación con un "compañero" de clases, parecía más como una conversación de pareja. No. No puede ser. Si Jayden fura gay me lo diría, también si tuviese pareja ¿verdad? Somos amigos desde niños, prácticamente nos criamos juntos. Me doy cuenta que yo tampoco le dije lo del beso. Suspiro sonoramente, supongo que los secretos se colaron en nuestra amistad. Vuelve a agarrar su celular y escribe algo, luego suena el mío, es un mensaje con el número de Kaev.
-Gracias – le digo.
-Sí, no hay problema – resopla – dice Ashton que es muy probable que no te conteste, pero que no te sientas mal, a él tampoco le contesta.
-okey, gracias de vuelta ¿Estás bien?
Se levanta, me responde un escueto "si" y se va hacia su cuarto de mal humor. Me acerco a la cocina de vuelta para hablar con Sofía, pero también sigue con un humor de perros. Decido que lo mejor es irme, no sé qué les pasa a esos dos y se ve que ninguno tiene ganas de hablarlo conmigo.
Cuando me subo al auto intento llamar a Kaev, pero no responde. En casa lo vuelvo a intentar, con el mismo resultado. Dos veces más el sábado y otras dos el domingo, pero no hay caso. Tampoco me lo cruzo en el centro.
El domingo a la tarde vuelvo al departamento de mis amigos para nuestra sesión de películas, necesito despejarme un poco y no pensar en él. Me abre la puerta Sofía con cara de enojada, entro, cierra la puerta y se tira en el sillón. Creo que es una invitación a que me siente con ella, así que lo hago, pero en la otra punta del sillón porque su cara me da miedo. Entonces, me mira, suspira y se le empiezan a llenar los ojos de lágrimas.
- ¿Sofi? ¿Qué pasó? – le digo mientras me acerco y la rodeo con un brazo por los hombros.
-Tú sabes cómo me siento por él – me dice hipando y sin parar de llorar – llevamos viviendo casi tres años juntos, pensaba que a esta altura ya habría pasado algo entre nosotros, pero no, él está con alguien más y ni siquiera me lo dijo de frente.
-No entiendo.
-Me cansé de esperar algún movimiento de él, así que anoche me puse ropa interior linda y una bata de seda encima – explica poniéndose colorada – quería estar linda para él, quería que se dé cuenta que existo como algo más que solo una amiga. Pero ni así logre que me vea. Cuando llegue a su cuarto estaba hablando con alguien, no sé quién era la chica, pero estaban discutiendo. Me quedé atrás de la puerta porque quería saber si era una pelea por algún trabajo de la facultad o algo más de pareja. Entonces la conversación subió de tono, no sé qué dijo la chica, pero lo oí gemir levente, ahí me di cuenta que me debía ir y lo hice. Pero me enganché con el picaporte y me caí al piso, entonces Jayden salió de su cuarto y me vio ahí tirada en ropa interior – se pasa las manos por las mejillas para limpiar las lágrimas – no me pudo ver, corrió la mirada. Así que me fui corriendo a mi cuarto y me encerré.
-Sofi, sabias que existía la posibilidad de que él no sienta lo mismo – la abrazo más fuerte.
-Lo sé, pero duele igual. Lo peor es que no me dijo que estaba con alguien ¿no se supone que somos amigos? Vivimos juntos ¡por dios! Es algo que esperaba que me dijera. Sobre todo, porque no parecía una relación nueva, se nota que lleva semanas con ella, quien sabe si meses. Tú no lo sabías ¿verdad? Si lo hubieras sabido me habrías contado ¿no?
-No, no lo sabía, y si, te lo habría contado de inmediato. Ahora voy a buscar helado – me levanto en dirección a la cocina – y lo vamos a comer mientras miramos una peli que no tenga nada que ver con chicos y amor ¿Entendido?
-Entendido.
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Una pizca de amor
RomanceNevaeh ya no confía en si misma, entonces llega él para ayudarla a recordar quien es y descubre que cocinar no solo tiene que ser seguir recetas, también tiene que ver con el amor.