Kaev vive en el último piso de un edificio y, en comparación con mi casa, es enorme. Al entrar me ofrece un recorrido, no puedo negarme a ver todo el departamento en detalle. Lo primero que veo es un living gigante, la pared derecha es negra y un ventanal cubre toda la pared del fondo. Me imagino que, durante el día, debe entrar la luz del sol e iluminar el ambiente. Hay un sillón color crema en forma de ele con varios almohadones grises y una mesita ratona de vidrio, frente a una pared de madera, lo cual me parece ridículo ¿por qué un sillón mira hacia la pared? Kaev tira de mi hacia la izquierda y me lleva por un pasillo que, a la izquierda es de color negro y a la derecha de madera. En la mitad de la pared negra hay una puerta, se frena y señala que es la habitación de Kian. Al llegar al final del pasillo, descubro una escalera escondida hacia la derechay al subir, me encuentro en una habitación del tamaño de casi todo el piso.
-Esta es mi habitación – me dice
No puedo evitar soltar una exclamación ante el tamaño, aquí me siento demasiado pequeña. De frente a la escalera hay un ventanal parecido al del living que ocupa toda la pared; paralelo a este hay una cama King size con mesitas de noche grises a ambos lados; la pared en la que apoya la cama, es color negra y la contigua son seis espejos verticales, uno pegado al otro. Miro la cama y luego el espejo, un calor sube por mi cuerpo inmediatamente. Me fuerzo a alejar esos pensamientos de mi cabeza y caigo en la cuenta de que no hay armarios.
- ¿Dónde guardas tu ropa? – le digo intrigada
Kaev me mira riéndose por mi pregunta y se acerca a la pared de espejos. Da un pequeño empujoncito en el primero y este se separa de los otros, tira de él y dentro se prende una luz. Me acerco y me encuentro con un vestidor, a la izquierda tiene ropa de calle y a la derecha trajes y la ropa de cocina. Camina hacia el fondo, donde hay otro espejo vertical, y me hace un gesto con la mano para que me acerque a él. Repite el gesto que hizo con el primer espejo y entramos a otra habitación. Es un gimnasio. Hay varias máquinas, de las cuales solo conozco la cinta de correr y la prensa de piernas; hay varias pesas, pelotas, colchonetas y otras cosas que no reconozco. Miro hacia la derecha y toda la pared es de espejos nuevamente. Estoy alucinando ¿Es que mi novio es millonario o algo por el estilo? Debo tener una cara muy graciosa porque Kaev se ríe de mí.
-Ven, vamos todavía no viste la mejor parte – me dice y me toma de la mano llevándome hacia el último espejo.
- ¿Es que todavía hay más? – digo incrédula
Kaev se ríe nuevamente pero no me dice nada más. Empuja el espejo y salimos a su habitación de vuelta. Bajamos la escalera y cruzamos todo el piso inferior. Se acerca al ventanal y descubro que hay una especie de abertura entre la pared negra del living y este. Una luz se prende y lo que veo me deja con cara de tonta. Es la cocina más bonita del mundo. A la izquierda el ventanal sigue hasta la pared del fondo, que tiene una mesada blanca con una bacha en el medio. Arriba de esta hay varios armarios de madera y por debajo unas cajoneras negras. A la derecha, hay una heladera también negra. Seguido a esto me encuentro con otros armarios de diferentes tamaños y dos hornos industriales. Y, en el medio de la cocina, hay una isla blanca, que de un lado tiene cuatro banquetas negras.
- Tu casa es hermosa, pero sobretodo esta cocina – le digo sin apartar la vista.
- Sí. Cuando tenía siete años estábamos buscando un nuevo departamento para mudarnos y cuando papá vio la expresión de mamá al ver la cocina, decidió comprarlo.
- Es realmente hermosa.
- ¿Qué quieres comer? Podemos preparar lo que quieras – dice apoyándose contra la isla.
-Me da igual, no lo sé – ver su enrome departamento me dejó abrumada.
- ¿Qué te parece lasagna?
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Una pizca de amor
RomanceNevaeh ya no confía en si misma, entonces llega él para ayudarla a recordar quien es y descubre que cocinar no solo tiene que ser seguir recetas, también tiene que ver con el amor.