Tal como lo prometió, en cada semáforo que frenamos, me toca o me besa de forma que mi deseo por llegar a su departamento, es cada vez más grande. Unas cuadras antes de llegar, decido ponerme en plan juguetona. Estiro mi mano, la apoyo sobre su enorme erección y hago pequeños movimientos hacia arriba y hacia abajo.
-No puedo concentrarme si haces eso – suelta en forma de gruñido.
Al contrario de lo que él creía que iba a pasar, no freno, al contrario, meto mi mano por debajo de sus pantalones, encontrándome con el calor de su piel.
-Cielo... frena por favor – dice conteniendo el aliento.
Aprieto un poco más fuerte y deslizo mi mano más rápido. Gime. Dobla y las luces se apagan, me doy cuenta que estamos dentro del estacionamiento de su edificio. Kaev estaciona, apaga el auto y de forma brusca busca mi cara para besarme.
-Así que quieres jugar... Baja del auto – su voz pasa a ser una orden directa a mi centro – ahora Nevaeh.
Saco mi mano de sus pantalones y me bajo del auto en silencio. Algo en su orden y en su mirada hizo que mi cuerpo se calentara y que mi centro se humedezca tanto, que creo que si me toca en este instante lo puede sentir a través de mi pantalón.
Cierro la puerta del auto y, antes de que camine hacia la entrada, ya tengo a Kaev delante mío devorándome la boca desenfrenadamente. Al separarnos, escucho nuestras respiraciones agitadas. Kaev me toma de la mano y me lleva a paso rápido hacia el ascensor. La espera parece demasiado larga y la tensión sexual aumenta a cada segundo que pasa. El ascensor abre sus puertas, dejando a la vista a una chica pelirroja y bajita, que se nos queda mirando por demasiado tiempo antes de saludar a Kaev con una sonrisa. Lo siento amiga ya está tomado y no me gusta compartir. La chica parece que va a decir algo, pero mi novio nos mete en el ascensor sin dejarla hablar. Auch. Nos ponemos uno a cada lado del espacio cuadrado, mirándonos de frente.
- ¿Quién era esa? – pregunto por curiosidad.
-Una vecina.
- ¿Salieron?
-Si.
- ¿Te acostaste con ella?
-Si – dice a modo de suspiro - ¿Te molesta?
-Un poco – admito – pero no puedo decirte nada por las chicas con las que estuviste antes de estar conmigo.
Kaev sonríe socarronamente y abre la boca para hablar, pero no lo dejo. Me acerco rápidamente hacia él, pegándome contra su cuerpo y tapándole la boca.
-Soy muy posesiva con lo que es mío y no pienso dejarte ir a ningún lado, mucho menos con otra chica que no sea yo.
- ¿Así que soy tuyo?
-Todo mío – le digo rozando sus labios con los míos – y yo soy toda tuya, en cuerpo y alma.
El sonido del ascensor llegando al piso de Kaev y abriendo sus puertas hace que nos separemos, aunque sea lo último que queremos en este momento. Caminamos hasta su puerta y la abre entrando primero. Cierro la puerta y cuando me doy vuelta Kaev me aprisiona contra esta.
-Me encanta que seas posesiva – dice contra mi boca antes de besarme como solo él sabe hacerlo – Vamos.
Toma mi mano y prácticamente me arrastra hasta su habitación. Abre los ventanales de par en par con el control de su mesa de noche, pero deja las luces apagadas. Vuelve a acercarse a mí y me besa de nuevo, sentándose sobre la cama y dejándome sentada sobre él. No lo puedo evitar y empiezo a hacer movimientos hacia arriba y hacia abajo, para frotarme contra su erección.
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Una pizca de amor
RomanceNevaeh ya no confía en si misma, entonces llega él para ayudarla a recordar quien es y descubre que cocinar no solo tiene que ser seguir recetas, también tiene que ver con el amor.