Mientras estamos en el auto, de camino a su casa, la tensión sexual aumenta a cada cuadra, a cada segundo. El silencio inunda el pequeño ambiente en el que estamos, solo se escuchan nuestras respiraciones. En cada semáforo, nuestras miradas se cruzan, prometiendo el calor que sienten nuestros cuerpos. Al entrar al estacionamiento, la oscuridad nos invade, haciendo que una exhalación profunda escape desde lo más profundo de mi pecho. Bajamos en silencio del auto y camino delante de Kaev, con su mano en la parte baja de mi espalda, hacia el ascensor. Me apoyo contra la pared, para no caerme. Él se posiciona del otro lado, apoyado contra la pared, enfrente mío. Ninguno de los dos dice nada, nuestros cuerpos y miradas hablan por sí mismos. Un pitido anuncia que llegamos a su piso. Kaev abre la puerta de su departamento, dejándome pasar primero. Sin dudarlo, le doy una mirada picara, mientras empiezo a desabotonar mi camisa, caminando de espaldas hacia la escalera que lleva a su cuarto, luego le guiño un ojo, me doy la vuelta y sigo mi camino. Escucho su pasos detrás mío, siguiéndome.
Subiendo por las escaleras, dejo caer la camisa y, entrando a su habitación, dejo caer mi falda. Sigo caminando, en ropa interior, hasta el ventanal, donde desabrocho mi corpiño y lo revoleo hacia atrás sin mirar. Lo escucho gruñir detrás de mí, pero tarda en acercarse. Lo primero que siento es su respiración en mi cuello, seguido de su boca en mi hombro. Giro la cara hacia su lado y me encuentro con la cara de un niño que está a punto de mandarse una buena. Antes de que pueda preguntarle que tiene planeado, siento algo húmedo en mis pechos. No hace falta que mire para saber lo que es, la cremosidad que siento y el olor a chocolate y naranja me son suficientes. Bajo la mirada pera ver mi cuerpo, ahora sucio. Tengo dos franjas que van desde mis pechos, hasta mi ombligo.
-No sé cómo no me imaginé que ibas a hacer algo así – suelto entre risas.
-Es en lo único que pienso desde que salimos del Instituto – dice girando mi cuerpo para quedar enfrentados.
Pasa su lengua desde mi ombligo hasta mi pecho izquierdo, lamiendo todo el chocolate a su paso. Mis piernas tiemblan, amenazando con dejar de sostenerme. Kaev me toma en brazos y me tira en la cama con fuerza, haciéndome rebotar. Acto seguido, toma más de la tarta entre sus manos y la embarra por mi cuerpo, para luego limpiarlo con la lengua. Sentir su boca contra mi piel, una y otra vez, me hace temblar y gemir sin parar. Cuando llega a mi centro no hace falta mucho para hacerme llegar al orgasmo a gritos. Con mi cuerpo ya limpio, se acerca a mi boca y me besa con fuerza, introduciendo su lengua con sabor a chocolate, a naranja y a mí.
Respiro hasta recuperarme. Entonces lo empujo hasta dejarlo acostado. No sé cuándo se quitó la remera y los pantalones, pero aprovecho su posición para quitarle los boxers negros y ajustados para liberar su erección. Tomo un poco de tarta y la paso por su pecho y abdominales. Kaev me está mirando con una sonrisa en su cara. Primero paso mi lengua por su pecho y luego bajo a sus abdominales, trabajando con determinación para dejarlo limpio. Cuando ya no quedan rastros de chocolate, bajo hasta su erección y la chupo a lo largo varias veces. Introduzco su punta en mi boca y juego un rato con mi lengua. Sus caderas se elevan buscando que la introduzca entera y gime a modo de frustración. Decido que ya fue suficiente juego y meto su erección lo más profundo que mi boca lo permite. Succiono, mientras la saco de mi boca y repito la acción varias veces.
-Cielo... - lo escucho decir con esfuerzo – no quiero correrme en tu boca... por favor – gruñe – siéntate en mí.
Me río con su erección en mi boca y hace unos quejidos totalmente sexuales que me incitan a seguir, pero yo tampoco quiero que acabe en mi boca, lo quiero entre mis piernas. Dejo de torturarlo y gateo hasta quedar cara a cara, para besarlo. Gimo en su boca cuando mete sus manos en mi pelo y tira para acercarme más a él. Me empuja para hacerme rodar y quedar el sobre mí.
Con una de sus manos toma mi pierna y la sube hasta su hombro. Introduce su miembro de una sola estocada, haciéndome gemir. Sale de mí, toma mi otra pierna subiéndola sobre su otro hombro, dejándome completamente expuesta a él y da otra estocada fuerte. Grito. Sale nuevamente y vuelve a entrar con fuerza haciéndome sentir cosas inexplicables. Repite la misma acción un par de veces, y de la única forma que puedo responder es gimiendo, una y otra vez. Entonces, sus movimientos se intensifican y ya no son solo con fuerza, sino que también son rápidos.
-Mírame – dice Kaev – mírame cuando te corres.
A pesar de lo mucho que me cuesta, abro los ojos y lo miro. El sudor cae por su frente, a causa del esfuerzo. Entre y sale, una y otra vez y entonces me corro. Abro la boca y aunque me cueste, mantengo mis ojos en los de Kaev. Mi cuerpo se arquea y se tensa del placer. Un par de estocadas más y él también llega, soltando mis piernas y su cuerpo cayendo sobre el mío. El sueño empieza a ganarme y, todavía con el cuerpo de Kaev sobre el mío, me quedo dormida.
Me despierto sobresaltada. Miro el reloj y veo que son las ocho de la noche. No puede ser ¿cuándo paso el tiempo tan rápido?
- ¿Qué ocurre? – dice Kaev con la voz roca por el sueño.
-Nada. Solo nos quedamos dormidos. Son las ocho.
Kaev se queja mientras se estira.
-Tengo que ir a buscar a Kian a la casa de su amigo.
-Si quieres te acompaño y luego me dejas en el instituto para buscar mi auto – propongo.
-Me parece una gran idea.
Voy a levantarme de la cama, pero antes de que pueda hacerlo, las manos de mi novio tiran de mi cuerpo, haciendo que caiga sobre él.
-Me vuelves loco – dice antes de darme un beso.
-Tu a mí también.
Gira para dejarme debajo de él. Y vuelve a besarme.
-No. Creo que no te das una idea de lo mucho que te quiero – mi corazón se acelera por sus palabras – estoy total y completamente enamorado de ti. Quiero verte todo el tiempo, tocarte, saborearte, te quiero en mi cama todas las noches.
-Kaev...
-Ven a vivir conmigo – suelta de golpe, necesito aire – yo sé que no es lo ideal porque Kian vive conmigo, pero él va a estar muchos más años aquí y yo no puedo imaginar mi vida sin ti. No quiero esperar seis o siete años más, hasta que él vaya a la universidad para que vivamos juntos. Te quiero ahora aquí, junto a mí, todos los días
-Kaev... ¿no es muy rápido?
-Yo te quiero y tú me quieres a mí. No importa si es muy rápido o no, por favor... dime que si - vuelve a besarme y todas las dudas que tenía en mi interior desaparecen.
-Está bien, vendré a vivir contigo, pero dame tiempo, para contarle a mamá y a Maeve. Capaz podría ser un poco más adelante, cuando terminen los exámenes. Así... tendría más tiempo para hacer la mudanza y todo eso.
La sonrisa de Kaev no entra en su cara. Se ríe y me besa toda la cara.
-Te amo tanto
-Y yo a ti
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Una pizca de amor
RomanceNevaeh ya no confía en si misma, entonces llega él para ayudarla a recordar quien es y descubre que cocinar no solo tiene que ser seguir recetas, también tiene que ver con el amor.