El baño de Kaev es tan asombroso como el resto de la casa. Toda la pared encima de la pileta de manos es un espejo, creo que mi novio tiene algún tipo fetiche con eso de verse, porque si hay algo que no falta en esta casa, son espejos. Hay una bañera redonda enorme que, por lo que veo, tiene lugar para sentarse e hidromasaje. La ducha también me resulta demasiado grande, estoy segura que ahí dentro cabrían, al menos, cinco personas. Me desnudo dejando mi ropa sobre un banco de madera que hay al lado de la ducha, entro a esta y me pongo a investigar cómo funciona. Tiene un montón de manijas y botones que no sé para qué sirven. Empiezo con lo más lógico: abrir la manija de la izquierda para que salga el agua caliente, pero no pasa nada, pruebo con la derecha y tampoco. Toco el único botón verde y un chorro de agua empieza a salir por la canilla de abajo. Bien, por lo menos ya sale agua de algún lado. Una pantallita se prende en la pared mostrando la temperatura del agua ¡Joder! ¿Qué clase de ducha mágica es esta? No entiendo cómo cambiar la temperatura, por lo que la dejo así, no está mal, aunque prefiero el agua más caliente. Presiono varios botones, hasta que el duchador por fin empieza a funcionar. Cómo ya tardé mucho intentando entender el funcionamiento de este baño extraño, me ducho lo más rápido que puedo.
Cuando salgo me doy cuenta que no tengo ropa, ya que la mía está demasiado sucia para volver a ponérmela, ni tampoco toalla ¡Rayos! ¿Por qué no tomé la ropa de Kaev antes de entrar al baño? Por lo menos tendría algo para ponerme. Me asomo por la puerta para ver si él está afuera, no solo no está en su cuarto, sino que escucho la ducha de abajo, por lo que salgo del baño como Dios me trajo al mundo y voy corriendo hacia el vestidor de mi novio a robarle ropa. Tengo que abrir cinco cajones para poder encontrar una remera. Sigo abriendo y cerrando cajones en busca de su ropa interior, pero me encuentro a medio camino con mi reflejo. Mi pelo castaño y mojado cae por mis hombros, dejando un rastro de gotas por todo mi cuerpo. El recuerdo de cómo se calentaron las cosas en la cocina aparece de pronto, haciendo que un calor suba por todo mi cuerpo. Veo en el espejo como mis pezones se endurecen ante el recuerdo de las manos de Kaev sobre mi cuerpo. Tomo una larga respiración, observándome detalladamente. Tardé mucho en aceptar mi cuerpo, antes pensaba que mi rollito era un gran problema o que mis pechos no encajaban con mi cuerpo, pero no es así, ahora me gusto como soy.
Cuando termino de subir la mirada, me encuentro unos ojos que no son los míos observándome. Kaev pasa la lengua por su labio inferior mientras me ve, mi instinto me hace taparme los pechos con los brazos. Él no dice nada. Tiene atada la toalla a la cintura y el pelo mojado. Gotas de agua recorren su cara, cayendo por sus hombros, hasta perderse en la tela que tapa la mitad de su cuerpo. Empieza a acercarse, lentamente, mirándome a los ojos por el reflejo, como un depredador cazando a su presa. Siento su respiración en mi cuello, haciendo que todo mi cuerpo se estremezca. Sin apartar su mirada de la mía, apoya sus manos en mis hombros y empieza a acariciar mis brazos. Cuando llega a mis manos, las toma y las aparta de mi cuerpo, dejándome completamente destapada ante él. Su mano izquierda sube nuevamente por mi brazo, rodea mi cuello y me inclina la cabeza. Sus labios se apoderan de los míos, en un beso suave pero caliente. Empieza a bajar su boca por mi cuello, dejando pequeños besos y mordidas. Mi respiración se acelera y no puedo evitar soltar un gemido cuando su otra mano sube hasta mi pecho.
-No pensaba encontrarte desnuda en mi vestidor – dice, con voz ronca, muy cerca de mi oreja – pero fue una sorpresa muy excitante.
Kaev hace que mi cuerpo reacciones de muchas formas, me nubla la mente y no puedo pensar o decir algo coherente. Su mano, la que estaba en mi cuello, empieza a bajar lentamente, empujando mi cuerpo hacia el suyo, haciendo que mi espalda se arquee y mi culo se apoye contra su erección. Eso lo termina de encender. Adelanta sus caderas hacia mí soltando un gruñido y me besa con ímpetu, su lengua empieza a luchar contra la mía y me muerde los labios. No soporto más estar de espaldas a él, necesito tocarlo. Me doy la vuelta y bajo mis manos desde su pecho hacia sus abdominales. Cuando me encuentro con la toalla, no lo pienso dos veces y se la quito, dejando al descubierto su enorme erección. Empiezo a bajar besando, chupando y mordiendo su cuerpo, hasta quedar arrodillada frente a su miembro. Lo tomo con una mano y empiezo a masturbarlo. Me acerco y, mirándolo a los ojos, paso mi lengua en vertical, desde el tronco hasta la punta. La introduzco en mi boca lentamente. Sus manos tiran de mi cabello para controlar el ritmo. Subo y bajo mi cabeza, una y otra vez. Poso mis manos en su culo para tener mejor apoyo y la introduzco hasta el fondo. Kaev gime muy fuerte y sus caderas empiezan a empujar más rápido. Sigo moviendo mi boca a su alrededor hasta que acaba, sujetándome la cabeza para que no me mueva. Sale de mi boca, cierra los ojos y se apoya con una mano en la pared, para sostenerse. Me quedo unos segundos arrodillada porque necesito respirar y él también. Levanto la mirada y lo observo. No puedo evitar sonreír ante la situación. Abre sus ojos, me mira y se ríe, pasando sus dedos por mis labios.
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Una pizca de amor
RomanceNevaeh ya no confía en si misma, entonces llega él para ayudarla a recordar quien es y descubre que cocinar no solo tiene que ser seguir recetas, también tiene que ver con el amor.