CAPITULO 18

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El domingo pasamos la mañana con nuestros hermanos en el centro de salud. Maeve y yo primero nos quedamos un rato con papá y después nos sumamos a la habitación de Rinha con Kaev y Kian. Por lo que pudimos ver y, según lo que nos dijeron las enfermeras, la abuela de los chicos está mucho mejor, parecería que la medicación que le estuvieron dando estos días está haciendo efecto. En cambio, papá sigue igual, ya me informó una de las enfermeras que la semana que viene tengo que ir a una reunión con el director del centro y eso solo puede significar una cosa: al no haber ningún cambio lo van a desconectar. Se me forma un nudo en el estómago de solo pensarlo, pero debo disimular frente a mi hermana, no se lo puedo decir todavía, ella recién ahora volvió a acercarse a papá. Decido no precipitarme y esperar hasta la reunión.

- ¿Quieres que hagamos algo? – me dice Kaev en la puerta de mi casa.

-No puedo, es domingo y siempre paso la tarde con Jayden y Sofía, es algo así como una tradición.

-Está bien, nos vemos mañana en clase.

Me da un beso y se vuelve hacia su auto. Paso la mirada por su cuerpo, deteniéndome en su parte baja. Eso es todo mío, qué suerte tengo.

-Deja de mirarme el trasero, pequeña pervertida – dice de espaldas a mí, riéndose.

-Yo no... Pero... ¿cómo supiste? – mis cachetes se convierten en tomates.

-Porque si no ya hubieras entrado a tu casa – abre la puerta de su auto – en cambio sigues ahí parada y estás totalmente colorada – me guiña un ojo y se va dejándome con las palabras en la boca.

Entro a casa solo para buscar las llaves de mi auto y cambiarme la ropa. Me dirijo a la casa de mis amigos ¿cómo estará la situación entre ellos? Me siento mal, siento que no hablo con ellos hace siglos. Odio que estén peleados. Me abre la puerta una muy malhumorada Sofía.

-Te odio por obligarme a juntarnos los domingos y no dejarme evitarlo.

-Hola, yo estoy bien, gracias por preocuparte – le digo con voz sarcástica.

-Lo siento, pero odio esta situación, todavía no sé cómo comportarme con él.

-Ya vas a ver que todo se va a solucionar.

Abrazo a mi amiga y entramos a la cocina, donde Jayden está sacando del horno una carne que se ve demasiado bien.

-Oh por Dios ¡Qué bien huele! – siento como se me hace agua la boca.

Jayden sonríe, pero no me da ninguna respuesta ingeniosa, que raro, él diría algo como "se te mojan las bragas solo de oler como cocino" o algo sobre orgasmos y comida. Deja la bandeja con la carne en la mesa y la empieza a cortar y servir sin decir nada. Miro a Sofía en busca de alguna respuesta ante la actitud extraña de nuestro amigo, pero me responde subiendo sus hombros en señal de que tampoco tiene idea.

-Jay Jay – digo – ¿está todo bien?

-Si... yo... – dice mirando fijo su plato – no es nada.

Empezamos a comer en silencio, sabiendo que en realidad si pasa algo, pero no nos quiere decir. ¿Tendrá que ver con mis dudas sobre él y Ashton? Ninguno de los tres dice nada, es el almuerzo más incómodo que tuvimos, ni siquiera cuando paso lo de Sofía fue así de tenso. Estoy a punto de levantarme para juntar la mesa, cuando Jayden rompe el silencio.

-En realidad... hay algo que me gustaría decirles. Yo... – inspira profundo y nos mira, alternando la mirada entre Sofía y yo – creo que yo... quiero decir... estoy saliendo con alguien.

Vuelve a bajar la cabeza y si mis dudas son ciertas entiendo su nerviosismo. Pero Sofía no lo sabe, ella no tiene ni idea.

-No entiendo ¿por qué te pone tan nervioso contarnos algo así? No es como si nunca habláramos de estas cosas – dice mi amiga con una pizca de enojo en su voz.

-Es que... – Jayden apoya los codos en la mesa y toma su cara entre las manos – no es una chica – levanta la cabeza, nos mira e inspira fuerte – soy gay.

-Oh por Dios – exclama Sofía en un susurro.

Una sonrisa se extiende en mi cara. Al fin nos lo dijo, no podía más con esta duda.

- ¿Cómo se llama? – le pregunto, aunque ya se la respuesta.

-Ashton – me dice con una sonrisita – ¿por qué no pareces sorprendida?

-Tenía mis dudas.

-Pero... ¿cómo?

-El otro día dejaste tu celular en la mesa y... te llegó una foto que no debería haber visto – le respondo riéndome – eso me dejó casi segura, pero igual me faltaba tu confirmación para estarlo del todo.

Jayden se pone colorado, pero se ríe de todas formas. Entonces miramos a nuestra amiga, que sigue en la misma posición sin decir nada, creo que ni siquiera parpadea.

-Sofi – digo pasándole una mano por delante de la cara.

-Lo siento, me quedé pensando – dice – ¿hace cuánto lo sabes?

-Creo que hace un poco más de un año que lo estaba dudando, pero era eso, solo dudaba. Es decir, me di cuenta que me sentía atraído hacia algunos hombres, pero seguía estando con chicas porque no estaba seguro, incluso a veces... bueno... no me funcionaba del todo, no sé si me explico...

Miro a Sofía y no hace falta más para que ambas estallemos en carcajadas. Si quedaba algún rastro de tensión, se acaba de ir completamente.

-Lo siento, lo siento – digo calmándome – sigue contándonos

-Entonces, casi a fin del año pasado, un chico me empezó a hablar en clase. Ashton. ¿Recuerdan que las invite a una fiesta, pero no quisieron ir porque era a mitad de semana? Bueno él me había invitado. Ya lo había visto varias veces porque compartimos varias materias, pero nunca habíamos hablado y así, sin más, me invito a una fiesta. Resulta que él supo mis gustos antes de que yo estuviera del todo seguro.

-No entiendo – lo interrumpe Sofía.

-Estábamos en la cocina hablando, mientras tomábamos una cerveza y entonces me besó. Me quedé de piedra porque nunca había besado a otro hombre y cuando reaccioné me fui corriendo a casa. Ese viernes no fui a clase, pero el lunes prácticamente me acorraló y me obligó a hablar con él. Varias veces Ashton intentó que pase algo entre nosotros, pero yo estaba muy asustado porque no terminaba de entender toda la situación, entonces me dio mi espacio. Hasta comienzos de este año. Me estuvo acompañando durante todo este tiempo y decidí darnos una oportunidad.

-Me alegro mucho que nos hayas contado esto – le digo mientras me acerco a darle un abrazo – te apoyamos en todo lo que necesites ¿sí? Te quiero Jay Jay.

-Yo también te quiero Cielo.

Cuando me suelta, ambos esperamos por la reacción de Sofía, con miedo a que se vaya corriendo. Pero nos sorprende cuando rodea con los brazos a Jayden y le dice al oído que lo quiere y que siempre puede contar con ella. Al fin todo va a volver a la normalidad entre nosotros tres.


Una pizca de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora