Mi mente me decía a dónde conllevaría esto si los dos hermanos Purser estaban involucrados. Me daban ganas de tener una vida de nuevo aburrida sin alguien apuesto que irrumpa en ella. El móvil de Kael resonó de nuevo y él contestó de mala gana.
— ¿Qué? — esperó unos segundos mientras parecía que el reloj que llevaba dentro estaba a punto de explotar. — Sí, sí, dile que es un maldito idiota y si no fuera así, yo no tendría que ir por él. — enfatizó antes de colgar y lanzar su móvil a la guantera. No quería hablar, estaba petrificada, en serio me preocupaba él, pero me daba miedo hablar cuando se encontraba en ese estado. Su móvil volvió a sonar.
— ¿¡Qué!? — esta vez había contestado más fuerte y enfadado, furioso diría yo. Rodó los ojos e hizo una mueca — ¿Es una broma, no? — dijo con falsa sonrisa. — Ya okay, a la mierda. — y colgó. Me sentía aturdida, no por la situación, sino por él, me preocupaba que en cualquier momento se detuviera y le diera golpes a un árbol. Absurdo por supuesto, pero se aturde él me aturdo yo.
— Detente. — hablé firme, aunque por dentro mis cerebro estaba como flan recién hecho y mis ojos ardían.
— ¿Qué? — sus ojos se fueron a mi rostro, estaba segura que en cualquier momento explotaría. Diablos no, yo no era buena en mantener la calma.
— Deten el auto, justo aquí. — con los nudillos en blanco por presionar el volante lo hizo, la carretera estaba casi desolada. Respiraba profundamente, agitado. No podía dejar que siguiera manejando en ese estado.
— Kael, mírame. — no lo hizo, tomé su mano y la acaricié. — Tranquilízate si no quieres que te dé una cachetada. — hablé brusca, me preocupó ver el notable movimiento de su mano, estaba temblando. Subió sus ojos que desprendían desesperación, no era para menos.
— Lo siento. — me susurró.
— Tranquilo, sólo tranquilízate. — me acerqué y le di un beso en la mejilla, luego en la frente y por último en los labios, los sentía rígidos. — ¿Mejor? — asintió y me sonrió, sentí que mi cerebro estaba pidiendo ayuda, había tenido las agallas para besarlo, ¿Quién lo diría?... También para amenazarlo con una cachetada.
— Sí.
Siguió manejando con tranquilidad, mientras yo iba pensando, él era perfecto, literalmente; y estaba yo a su lado pensando en lo perfecto que era y me resultaba irreal. Todo de él, su boca, su cuerpo, sus ojos, las palabras que decía. De tan sólo imaginarlo...
— Lauren...
— Tus calzones... Ay, perdón. — fase postmortem ven de nuevo.
— ¿Los míos o los tuyos? — me carcajeé por lo que dijo.
— Ambos. — se sorprendió y vi una tonalidad rojiza abarcando sus mejillas.
— Ya, espera aquí, por favor. No te podré llevar a tu casa antes, primero debo hacer esto. — volvió su tono duro y frío, asentí preocupada mientras él salía del auto a paso apresurado, se me fue por un momento el aire al darme cuenta que estábamos en frente de la comisaría de la ciudad. Mi estómago se revolvió por lo que había empezado a fabricar en mi mente, de seguro Adam se había metido en un gran problema y era más que claro que Kael estaba furioso con eso.
Mi móvil empezó a sonar y vi algunos mensajes de mi madre diciendo que había dejado comida para recalentar dentro del microondas, si se entera que no estoy en casa y no le pedí permiso, me mata.
— Ya idiota, yo puedo solo. — escuché la voz de Adam y a través del parabrisas vi a los dos hermanos juntos, se veía que Adam no podía caminar estable, de seguro estaba que se caía de borracho.
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La Realidad De Los Chicos Malos
Teen Fiction❝ Los chicos buenos se van al cielo, pero los chicos malos bajan el cielo para ti. ❞ - Heaven, Julia Michaels ¿Y quién era él? Sencilla repuesta, chico malo de primera. ¿Cautivaba?, por supuesto. ¿Hipnotizaba?, obviamente. ¿Mojaba bragas?, era como...