El Lado Oscuro

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Rey se despertó renovada. Había dormido mucho tiempo y las energías habían vuelto a ella. Se levantó de una cama sorprendentemente cómoda. Estaba sola en una habitación gigantesca. No sabía dónde se encontraba exactamente, pero vio un pedestal que le resultó familiar... En ese lugar había descansado el casco calcinado de Darth Vader, que Kylo y ella destruyeron en una de sus últimas peleas. Era la habitación de Ren, no había dudas. Rey se puso en pie, alerta. Le buscó, pero allí no había nadie. Con cierta curiosidad, se paseó por los aposentos de su enemigo. Eran tan asépticos y fríos como él. En una repisa vio el localizador que Finn le había dado en Naboo. Rey fue hacia él, deseando cogerlo. Estaba desactivado.

Kylo entró a sus dependencias en cuanto sintió que ella se había despertado. La vio merodeando por su habitación y esto, que le tendría que haber hecho sentir incómodo, le reconfortó. Se obligó a mantener su apariencia seria y serena. Y la increpó. Rey se apartó rápido del aparato.

- ¿Buscas esto?

Ren sostenía su sable láser amarillo. Rey se dio la vuelta, agitada. La había pillado por sorpresa esta vez.

- Devuélvemelo.

Kylo no movió un músculo. Se acercó lentamente a ella.

- Sabes que no puedo. Solo si entrenamos.

La chica le miró, desafiante.

- Pues entrenemos.

Rey le arrebató el sable sin esfuerzo, usando la Fuerza. Ahora ella le había pillado desprevenido a él. La chica activó su espada y Ren hizo lo mismo.

- ¿Qué estoy haciendo en tus aposentos?

El guerrero se sintió incómodo por la pregunta. Lo cierto es que no tenía claro todavía por qué la había llevado allí. Solo sabía que tenía que mantenerla a salvo de Mortis. Y no se le había ocurrido una solución mejor. Mientras pensaba qué decir, turbado, Rey inició el ataque. Ren se defendió mientras le respondía:

- Mortis iba a arrancarte la información de la mente. Podría haberte destruido. Impedí que eso pasara. Le prometí que sería yo quien conseguiría obtener lo que quiere saber.

Rey continuaba peleando sin cuartel. Se sentía eufórica, ansiosa por ejercitarse.

- ¿Y por qué lo hiciste? ¿Por qué me salvaste?

Kylo no dijo nada y recrudeció la pelea. Los dos oponentes se midieron en un combate intenso y sin tregua. Rey se esforzaba por ocultar la sonrisa. Estaba disfrutando. Mientras sostenía una acometida de Ren, ella jugó sucio y se introdujo en la mente de él sin previo aviso. No supo por qué lo hacía, pero lo necesitaba. Sintió inmediatamente lo que el joven estaba pensando. Y la imagen que obtuvo la sorprendió: era ella misma, tumbada, dormida. Él la miraba, extasiado. En su interior había serenidad, admiración, cariño y algo más... ¿Deseo? Rey abrió mucho los ojos. Eso sí que era inesperado. Kylo sintió la presencia de ella en su mente y se distrajo. Ante uno de los golpes de la chica, el guerrero perdió su arma y cayó hacia atrás. Rey se situó encima de él, con su sable láser amarillo muy cerca de su cuello. Él estaba indefenso. Podría haber usado la Fuerza para enviarla lejos, pero sentir su peso encima de él era demasiado agradable.

- Te salvé porque estamos destinados a estar juntos, Rey. Somos uno. Y cuanto antes lo comprendas, antes acabará todo esto.

Su voz era sorprendentemente dulce. La chica acercó más la espada a su gaznate, cada vez más enfurecida. No podía controlar lo que aquel hombre provocaba en ella. Era su enemigo. Era un asesino. Y sin embargo, sentir que tenía poder sobre él, verle allí, indefenso, diciendo su nombre, despertaba en su cuerpo sensaciones desconocidas.

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