Vuelta a la realidad

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Rey durmió profundamente hasta que las primeras luces del alba inundaron la pequeña alcoba del Halcón. La sensación de tener el brazo de Ben rodeando su cintura era nueva para ella y la desconcertó por un momento. El hombre seguía durmiendo y el contacto de su enorme cuerpo desnudo rozando el suyo la excitó intensamente, provocándole una sonrisa que no pudo esconder. Se sentía invadida por sentimientos desconocidos, arrolladores, que le daban miedo y al mismo tiempo la embriagaban. Toda la atracción física que Kylo Ren había despertado en ella desde la primera vez que le vio se había incrementado hasta casi llevarla a perder el control de sí misma. Y había algo más, una conexión que iba más allá de la Fuerza, de la sensualidad, del sexo... Amaba a Ben más de lo que jamás imaginó. Aquel furtivo beso en Exegol, cuando dejó de existir físicamente para salvarla, era solo un destello comparado con lo que ahora florecía en su corazón. Se dio la vuelta muy despacio, intentando no hacer ruido para no perturbar su sueño y se dedicó a mirarle durante largos minutos, sin parar de sonreír como una tonta. Jamás había sido tan feliz. Tal era su embeleso mientras paseaba sus ojos por la perfección de sus abdominales, que parecían esculpidos en su piel, que no se dio cuenta de que él estaba despierto y le devolvía la mirada, sonriendo también.

- ¿Qué mirabas?

Su voz profunda le erizó el vello y Rey apartó la cara, tímida.

- Nada.

Ben suspiró y se incorporó, apoyando su cabeza en la mano. En sus ojos había lujuria.

- Me mirabas porque me deseas. Me deseaste desde el primer momento en que nos vimos en el bosque.

La Jedi rio. No iba a ponérselo tan fácil.

- ¿Desear a un tipo enmascarado, desagradable y que... olía mal?- Rey se arrepintió de esto último mientras lo decía, porque no era cierto. Pero no se le había ocurrido nada más para salir del paso. La risa cristalina de él la deshizo. Rey se dispuso a salir de la cama rápidamente, fingiendo indiferencia. Pero él no se lo permitió. Sus fuertes brazos la agarraron y la trasladaron de nuevo a su lado, bajo su enorme cuerpo.

- ¿Oler mal? ¿Qué estás diciendo? ¿Y a dónde crees que vas? Pienso darte tu merecido por esa insolencia. Acabas de insultar a tu igual en la Fuerza llamándole maloliente. Y si piensas que semejante barbaridad quedará impune, estás muy equivocada.

La chica le devolvió la mirada, con gesto desafiante. Intentó librarse de sus fuertes manos, que sujetaban sus muñecas, pero no fue capaz. Cuando los labios de él se posaron en los de ella, sus intentos de huir cesaron y su mente se detuvo, invadida por las sensaciones que se despertaron en su cuerpo. Se rindió a aquel beso, que se hizo profundo y largo. Toda ella se enardeció de deseo y las manos de él se encargaron de arrancarle gemidos que no se molestó en disimular. Cuando fueron sustituidas por su lengua, los gemidos se convirtieron en jadeos y Rey se abandonó al dulce castigo al que él la sometió, explorando cada rincón de sus zonas erógenas sin darle tregua, incrementando la velocidad e intensidad hasta que el orgasmo la sacudió por entero, haciéndola gritar. Él sonrió cuando el cuerpo de la joven se relajó y la abrazó con ternura, disfrutando del temblor que todavía la sacudía.

Ben volvió a besar a la joven con pasión y suspiró. Hacerla gritar de aquella forma le excitaba intensamente y podría pasar todo el día acariciándola hasta llevarla al éxtasis tantas veces como fuera posible. Quería atarla a aquella cama y provocarle todas las sensaciones que su cuerpo pudiera experimentar, hasta que le rogara clemencia. ¿A ella le gustaría eso o se sentiría incómoda? La observó con curiosidad: estaba allí tumbada, relajada, con los ojos entornados, el cabello enredado y tratando de calmar su agitada respiración. Era el ser más hermoso del universo y era suyo. Y ella le deseaba. Ben sonrió y enterró su cabeza en el abdomen de ella, provocándola cosquillas por el tacto de su pelo. La risa de la joven le provocó una felicidad difícil de describir. Quería congelar ese momento en el tiempo y dejar que se repitiera en bucle durante toda la eternidad.

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