El desafío final

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Ben había conseguido salir de los túneles del castillo. Cuando la luz del sol le deslumbró, el panorama que había ante él era desolador. Las fuerzas de la Nueva República luchaban sin cuartel contra el enemigo, que era mucho más numeroso y estaba bien armado. Naves imperiales gigantescas surcaban el cielo y los transportes que vomitaban soldados no dejaban de aterrizar en diferentes puntos, rodeando la fortaleza. Finn trataba de poner orden en la ofensiva terrestre mientras Dameron organizaba las fuerzas áreas, pero las bajas eran numerosas. Ben blandía la espada de Rey y se concentró, intentando sentirla. La chica corría a toda velocidad hacia el peligro. Antes de poder seguir su rastro, la pequeña Maz Kanata, que acababa de derrotar ella sola a todo un pelotón de guerreros armados, apareció, cortándole el paso.

- ¡Solo! ¿A dónde crees que vas?

Ben tragó saliva. Sabía que la mujer estaba de su parte, pero era miembro del nuevo gobierno y por tanto, una de las personas que había decretado su encarcelamiento. No supo cómo reaccionar. Maz se acercó a él y sacó de entre sus ropajes un objeto envuelto en una tela. Se lo tendió. Ben se agachó y lo tomó con reverencia. Ya sabía lo que ocultaba.

- No puedes ir ayudar a tu chica desarmado. La espada de Leia está casi intacta y ella quería que fuera tuya. Úsala con cabeza y date prisa.

Ben abrazó a la diminuta mujer, que no pudo reprimir una sonrisa. Contuvo las lágrimas cuando vio al joven Solo salir corriendo campo a través, enfrentándose a todos los soldados que se cruzaban en su camino y derrotándoles sin esfuerzo. Era poderoso, tanto como su tío. Pero tenía el arrojo de su padre y la inteligencia de su madre. Todo estaba saliendo como estaba previsto.

Rey y Rose luchaban contra un grupo numeroso de soldados que defendían la entrada a la nave de Mortis con armas de fuego y guadañas láser. Eran solo dos, pero la habilidad de Rey unida a la valentía de Rose y la conexión que había entre ambas les permitieron llegar hasta la rampa de subida. Consiguieron introducirse en su interior y Rey se detuvo un instante para tomar aliento y valorar el siguiente paso. Necesitaba a Ben, ahora más que nunca. Sabía que todo aquello había tenido un propósito y ahora era cuando debían demostrarlo. Respiró hondo y cerró los ojos, pero no pudo sentir a su otra mitad en la Fuerza, pues un disparo surcó el aire, hiriendo a Rose, que cayó al suelo con un gemido.

- ¡Rose! ¡No!- Rey se agachó a su lado y la apartó de la línea de fuego.

La mujer tenía una fea herida en la espalda. La Jedi no dudó un segundo. Colocó su mano en la zona afectada y se dispuso a reunir toda la Fuerza que pudo para sanarla. Sin embargo, no fue capaz de seguir, pues en el pasillo apareció la inquietante figura de Mortis, envuelto en una capa escarlata que ocultaba parcialmente la deformidad de su rostro quemado. Sus guardaespaldas empezaron a disparar en su dirección y Rey se colocó sobre el cuerpo de su amiga para evitar que volviera a sufrir daños. Consiguió librarse de los disparos como pudo y ninguno alcanzó zonas vitales, pero si hirió su tobillo, arrancándole un grito. Necesitaba su sable láser o no podría resistir mucho más. Mientras tanto, Mortis se acercaba a ella y ya alzaba sus esqueléticas manos, dispuesto a atacarle con su energía letal.

Ben había llegado hasta la nave principal, en cuya entrada se acumulaban los cuerpos de soldados imperiales heridos y muertos. Se disponía a entrar cuando una mano le sujetó el hombro con fuerza. Era Finn, que le miraba con el ceño fruncido.

- ¿Qué haces tú aquí?

Ben sostuvo su mirada y bajo el sable. No quería pelear con él, tan solo llegar hasta Rey lo antes posible. Se dispuso a ignorarle y subir por la rampa, pero el ex soldado de asalto alzó su blaster y le apuntó a la cabeza. Ben dio un paso atrás.

- Tengo que subir a esa nave. Rey está en peligro. Finn, por favor.

La mano de Finn tembló, pero su dedo estaba sobre el gatillo. Apretó los labios y suspiró. Algo dentro de él quería acabar con aquel hombre, el responsable de tanta destrucción. El hombre que había intentado acabar con cualquier esperanza en la galaxia...y también en su propia vida. Pero entonces Ben alzó su mano y le arrancó el blaster usando la Fuerza. El arma cayó al suelo y Finn le miró con asombro.

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