Capítulo 5

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Dylan.



—Por fin te encontré —Rebecca se sienta delante de mí, pone su bolso a un costado de ella y me regala una gran sonrisa.

—Sí, aquí estoy.

—¿Sabes qué tengo en mente?

—Sí, lo sé y no iré —mi respuesta es breve y tajante.

—Oh, vamos, por favor. Te he suplicado toda la semana, y sigues sin cederme lo que te pido.

—Y mi respuesta seguirá siendo la misma.

Me mira con cara de cachorrito mojado solo porque quiere llevarme al club donde ella siempre se reúne con otros, y no sé para qué quiere que vaya si ya le he dicho que no miles de veces en la semana.

Sin embargo, nuestra conversación es interrumpida cuando Alex llega y toma asiento al lado de la chica. Él la mira con una gran sonrisa mientras que ella lo mira sin expresión alguna.

—¿Interrumpo algo? —Pregunta sabiendo que sí, aunque me salvó de que me siga insistiendo sobre ir al club.

—Alex Wilson. Un gusto de tenerlo al lado —habla Rebecca, mostrándole una sonrisa mientras le da la mano.

—Digo lo mismo, señorita Rivas —responde él, correspondiéndole la mano y con los ojos achinados.

Aunque no lo demuestre, sé que está gritando de felicidad en su interior por solo tocar su mano y tenerla al lado. No me sorprende para nada que sepa su apellido, (él la acosa en silencio) lo que en realidad me sorprende es que ella sepa lo mismo.

Impresionante.

Mientras tanto, seguimos hablando y pasando el almuerzo entre risas y puro sarcasmo entre Alex y Rebecca, río a carcajada por el drama que hay entre ambos.

—Entonces, Wilson. ¿Jalarías el trasero de Dylan a un club?

—No es necesario que toques el tema. -la reprendo, pero ella me ignora.

—¿Qué dices Alex? ¿Lo harás?

—Si voy, no tengo ningún inconveniente en llevarlo —le da una amplia sonrisa, y conociéndolo usará esto como excusa para pasar tiempo con Rebecca.

—¡Me encanta!

Ella ríe y luego, todos nos levantamos para dirigirnos a nuestras respectivas aulas.

***

He quedado a las 3:00 pm con Alex para ir al club. Y sí, después de tanto negarme terminé aceptando.

Alex y Rebecca son un cayo en el trasero.

Mientras espero, me detengo en la cafetería, en su interior hay pocas personas, pero no dudo en echarle un ojo al interior para tratar de encontrarla, pero mis intentos de ubicarla fallan. Ella no está.

Minutos después llega Alex, nos saludamos y luego, nos dirigimos a la dirección que nos había dado Rebecca. Cuando llegamos vemos un local de dos pisos, rodeados por vallas blancas y altas palmas decorando el lugar, pero al cruzar la puerta principal todo es muy diferente, muy moderno. Luces LED alumbran todo el salón, grandes ventanales en la pared izquierda, y una mini grada de colores pegada una pared.

Rebecca es la primera en notarnos, pega un chillido al vernos, los demás solo se nos quedan viendo. Entre todos llego a diferenciar a Dania, quien tiene una brillante sonrisa en sus labios y viene a recibirnos junto con Rebecca.

—¡Vaya! No me esperaba verlos por aquí, chicos. Bienvenidos sean —extiende sus brazos mientras sonríe con pura felicidad en sus ojos refleja en sus ojos.

Rebecca nos rodea con sus brazos para acercarnos al grupo de chicos que están sentados en la grada. Dudo en seguirle el paso, pero ella hace fuerza.

—Chicos, he invitado este par para que se unan a nosotros. Él es Alex, un estúpido que he escuchado trapear en los pasillos cuando están vacíos —Alex la mira sorprendido por la confesión que ha hecho, porque ni yo sabía que lo hacía—. Y el niño bonito a mi derecha, es Dylan Donovan quien sabe tocar guitarra y canta, pero lamentablemente ya no lo hace. ¿Creen que lo convenceremos?

Todos gritaron "sí" cuando yo niego con la cabeza, pero nadie me nota.

Mis ojos rondan por cada uno de los miembros que están presentes hasta captar una su mirada grisácea que me eleva los vellos de la nuca, entonces mi ritmo cardiaco se acelera y todos a mi alrededor desaparecen.

Aunque su expresión me demuestra una persona totalmente diferente a la que ayude en frente de la cafetería, allí estaba frágil y como si en cualquier movimiento se podía romper entre mis manos. Sin embargo, la que tengo frente a mí, sus ojitos todos preciosos admirados por mí desde la distancia, me ven sin expresión alguna. Estoy impresionado de verla por estos lados, excelente motivo para volver.

Sin embargo, unas palabras pronunciadas por Dania me sacan de mis pensamientos, dirige todo como una experta. Un chico, a quien reconozco por Edirick, comienza a hacer mezcla de canciones conocidas para mí y alguna que otra de mis favoritas. Mientras que Connor, hermano de Dania, está en frente de un monitor, revisando unos videos de ellos mismos en YouTube.

Cuando las únicas tres chicas se posicionan en medio del salón y la mezcla de canciones, principalmente de Martin Garrix, empieza a reproducirse en los altavoces del lugar, ellas también empiezan a bailar una excelente coreografía y, aunque no me sorprende ver a Dania y a Rebecca moverse con increíble agilidad, quien llama mi atención es Rizos, o sea, Deyna (aún no me acostumbro a llamarla así), ella disfruta la música como si fuera parte de ella. Sus rizos van de un lado a otro mientras se mueve. Es como si ella jugase con ellos al ritmo de la música que ha creado Edirick, que por cierto es muy bueno, parece un dj experto.

Sin embargo, cuando terminan algo inesperado pasa, Rizos me estuviese observando y me regala una hermosa sonrisa que amo desde este momento.

Tus RizosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora