Capítulo 32

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—¡Chicos! —Dania chilla en mis oídos provocando un sangrado imaginario—. ¿Saben que pasamos a la tercera fase?

—Lo acabamos de oír por los altavoces —le contesta Rebecca mientras ríe por la emoción de la rubia.

—Es que... ¡No me lo creo! Aparte de que halagaron nuestras coreografías, los chicos enamoraron a los jueces con sus voces.

—Si te escuchan, pensarían que soy gay, bonita. Y eso no me gustaría.

Liam la abraza por la espalda sin dejar de sonreír por sus ocurrencias.

Se nota que la rubia se junta con Alex.

Mientras tanto, continuamos prestándole atención a las palabras de los jueces, aunque yo permanecía en silencio, observando todo nuestro alrededor y escuchando cada comentario. Seguía procesando todo lo que ha pasado en tan poco tiempo, en tan solo unos meses que se han esfumado con el viento.

Me enamoré de una completa desconocida que apenas he visto, pero estoy en una banda conformada por ella y sus amigos, a pesar de que me aislé totalmente de la música desde la muerte de mi abuelo. Mi padre no es mi padre biológico y me enojé con mi madre por eso, aunque ya hicimos las paces. Y, sin darme cuenta, estoy en un concurso donde damos todo con la esperanza de estar en el segundo lugar, porque la competencia está bien regida.

—Ey, ¿en qué piensas? —escucho mientras estoy encerrado en mis pensamientos.

Entonces, la observo. La chica de pelo morado está observándome con sus amplios ojos color miel en espera de una respuesta por mi parte.

—¿Acaso estás pensando en Deyna? —inquiere al ver que aún no respondo—. Entiendo que es linda y todo, pero no te desconectes de la realidad. Te necesitamos aquí.

—Mira quien lo dice. La que se pierde y se olvida de su mejor amigo, ocultándole el romance que tiene con Alex. Eso es ser cruel, Rebecca.

Ella no duda en soltar una sonora carcajada ante mis palabras.

—¿Qué? ¿Me dirás que es mentira?

Después de unos minutos, donde se calma y recupera algo de aliento, se dispone a responderme.

—¡No! Claro que no. Solo quería ver si había futuro en ello, y espero ganar el concurso para pedirle que sea mi novio —me confiesa sonrojada mientras retuerce sus dedos.

—O sea, ¿tú le dirás? Increíble.

Me sorprende su osadía. No todas las mujeres son muy decididas como para dar el primer paso, pero, claro está, siempre hay chicas valientes que no se sentarán a esperar.

—Obvio. No siempre el hombre debe hacer todo, opino que es muy cliché —responde encogiéndose de hombro.

Y, luego, un bombillo se enciende en mi cabeza.

—Pero si todas lo hacen, se volverá cliché —digo fijando mis ojos en su rostro para ver la expresión que le causo.

—¡Mira! —exclama furiosa, pero inhala y exhala para no soltarme una cachetada—. A veces eres muy machista.

Abro mi boca ofendido por sus palabras y después se forma un silencio donde ambos tenemos la mira perdida en el escenario, examinando la presentación que hace la banda tan admirada por muchos, aunque yo lo hago mejor.

—¿Sabías que eras su crush? —interrogo repentinamente.

—¿Eh? —voltea su cabeza tan rápido que me da miedo de que se haya roto el cuello, pero luego sonríe de una manera soñadora—. Sabía que estábamos destinados.

Tus RizosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora