Dylan:
No me creo la estupidez que acabo de decir.
Le dije Rizos y digamos que no lo tomó de la mejor manera. Se separó de nuestro abrazo exaltada mientras se levantaba para irse. No podía permitir que se marchara sin darme una razón, así que le sujeté un brazo volteándola hacia mí y con la otra mano libre en su cintura.
Sin embargo, aunque sentía su calor invadir mi cuerpo, sus palabras me cayeron como un valde de agua fría:
—¡No me vuelvas a llamar así! Elimina esa palabra de tu vocabulario. Y tampoco me culpes, porque mi supuesto mejor amigo, quien me hacía sonreír y era mi única familia, me llamaba Rizos. Pero él, cuando nos emboscaron, me dijo que me alejara, que sobreviva sola y que cuando todo acabara ellos me localizaría y volverían por mí. Y mira qué casualidad, ¡No han vuelto! Simplemente desaparecieron. Así que solo aléjate, déjame sola.
Recordarla con sus ojos cubiertos de lágrimas, la amargura y el rencor en su voz, me rompe totalmente. Por lo que veo muy lejano que yo pudiese cumplir con mi absurda promesa.
Mi pie subía y bajaba contra el piso, mi cabeza gacha sobre la mesa del comedor del instituto recordaba como sus palabras iban y venían en mi memoria.
—Dylan, ¿estás bien?
—¡No! ¡No estoy bien! Toda mi vida es una puta mierda. Todavía no supero el suicidio de mi abuelo, tampoco sé qué diablos me oculta mi madre. Y para rematar, cuando hago un avance con la linda chica que me gusta, ella simplemente me aleja. También tengo que prepararme mentalmente para el concurso de las bandas y ¡no tengo la puta idea de cómo hacerlo!
—Vaya, ni frustrado ofendes a Deyna. Eso es bueno —alzo la cabeza para enfrentar a Rebecca, a quien le acabo de gritar todo lo que me atormenta—. Por cierto, estaba pensando en que tendríamos que ir pensando en el nombre que le daremos a la banda, no le quiero dejar todo el trabajo a Dania. Sin embargo, necesito ideas para ello, así que ayúdame. Dame una idea.
Por lo que veo, Rebecca prefiere evadir mi frustración y tocar otro tema para llevarme consigo.
—The Chainsmokers —digo con seriedad.
Pero ella suelta carcajadas por mi loca idea.
—Lo digo en serio, Dylan.
—También lo digo en serio, Rebecca. Pero en realidad, es que no soy bueno buscando nombres. ¿Y si le preguntas a Alex o Edirick?
—No le preguntaré a Alex —musita y desvía la mirada.
—Te gusta —digo tosiendo mis palabras exageradamente.
—¡¿Qué?! Claro que no.
Ahora cruza los brazos, haciendo como si de verdad estuviera enojada. Sin embargo, su rostro se desencaja y veo a esa dirección, Alex se dirige a nosotros con su típica sonrisa. Nos saluda y toma asiento al lado de la chica de pelo morado.
Mientras pasamos el rato comiendo y hablando sobre el pésimo horario de Alex. Sin saber cómo, llegamos a hablar sobre qué nombre se le pondrá a la banda, pidiéndole una opinión al moreno.
—En mi opinión, como somos sexys y hermosos, seremos deseados por muchos y, aún más cuando estemos en la cima. Muchos querrán acercarse, no importa de qué forma. Así que pienso, que nuestro nombre deberá de ser "".
—Vaya, te inspiraste demasiado —nota la chica porque Alex, mientras hablaba, hacía ademanes.
—Tú me inspiraste —dice, pero ambos ignoramos eso.
—Hasta me gusta el nombre. Es la primera vez que dices algo inteligente. ¡Felicidades! —opino.
Todos nos reímos, y cuando termina el almuerzo nos dirigimos a nuestras respectivas aulas.
***
En la tarde, recuerdo que a pesar de que Rizos, digo Deyna, me dijera de todo, me pidió que fuéramos juntos al club.
Y así me pide que me aleje.
La veo de brazos cruzados afuera de la cafetería y, mientras me voy acercando, me tomo unos segundos para apreciarla. Lleva unos jeans cortos oscuros, una blusa negra que expone una pequeña parte de su abdomen, su cabello rizado está peinado a un lado, bajándole por su hombros y espalda, tan llenos de vida como siempre.
En pocas palabras, está hermosa.
Cuando me nota, una pequeña sonrisa adorna sus labios rosados, siendo la primera vez que aprecio sus carnosos labios extendidos con naturalidad. Disimulo un poco que mi ritmo cardiaco está acelerando y solo le sonrío devuelta.
Borris sale del local y al vernos saluda.
—Oh, muchachos, entren, la casa invita un té frío antes de cerrar —nos hace ingresar al lugar.
—¿Tenemos tiempo? le pregunto a la hermosa chica que tengo al lado.
Ella se quita los lentes oscuros y le echa un ojo a su celular.
—Tenemos media hora todavía.
Asiento y nos sentamos en la misma mesa que uso siempre que vengo. Una mujer que no pasa de los cuarenta, de pelo negro y ojos azules, nos mira desde la barra. Borris le dice algunas palabras que no logramos escuchar y, luego de eso, la mujer sonríe con amabilidad y ambos se acercan a nosotros.
—Muchachos, ella es mi esposa, Vanessa —nos presenta a la mujer mientras la ve con ojos brillantes y le sostiene la cintura—. Amor, ellos son Deyna y Dylan, ella trabaja aquí, y es la empleada más ejemplar que puedes encontrar —veo como la chica se sonroja levemente—. Él, es mi cliente número uno, no hay día que no venga —río junto a él por el comentario.
Si usted supiera porqué...
—Es un gusto conocerlos. Para serle sincera, no le vi futuro, pero me alegra ver que, gracias a la inversión del lugar, se haya forma una linda pareja.
—Y a mí me alegra que sigo teniendo la cabeza en mi lugar.
Todos volvemos a reír por el comentario, mientras que Borris nos trae una bandeja donde se encuentran algunos vasos con el té frío que nos prometió.
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Tus Rizos
Teen FictionEntre miradas y saludos casuales, dos jóvenes se entenderán más allá de lo que se podría explicar, y la música junto con el latir de sus corazones es algo que tampoco necesita explicación. Sin embargo, entre ellos se interpone una gran brecha creada...