Capítulo 28

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Deyna

Dylan se hace presente en el baño de damas con su respiración agitada, sus grandes ojos café están por salirse de sus cuencas y trae el pelo desordenado como la mayoría del tiempo. Su apariencia me atrae de una manera indescriptible, pero recuerdo que mi maquillaje está hecho un desastre y giro mi cabeza para evitar que vea mi horrible apariencia, y continúo lavándome las manos.

Espera. ¿Desde cuándo me interesa lo que piensen sobre mi apariencia?

Desde que te gusta Dylan.

Ignoro ese pensamiento para seguir restregando mis nudillos ensangrentados, cuya acción provoca un ardor insoportable ante mi tacto y el agua fría que sale del grifo también. Estoy nerviosa por su presencia y ruego que no pregunte nada de lo que ha pasado antes de que me encontrara, no estoy en las mejores circunstancias para lidiar con él también. Sin embargo, él mantiene el silencio y siento cuando se acerca a los lavamanos, imitando mi posición.

Ambos hacemos una batalla silenciosa por unos escasos segundos, esperando a ver cuál de los dos romperá el silencio primero. No me atrevo a verlo a la cara porque posiblemente vuelva a llorar y estoy cansada de hacerlo. Me siento agotada tanto física como mentalmente.

Perdida en mis pensamientos, visualizo como su mano cierra el grifo y apoya sus manos en el lavamanos. Continúo sin mirarle, y él se endereza para tomar mis manos y terminar colocándonos uno frente al otro. Su tacto en mis manos me causa un dolor ardiente e insoportable y me quejo inconscientemente. Él se disculpa mientras que sus manos tratan de no tocar mis nudillos y se limita a juguetear con mis dedos con una delicadeza que solo él puede poseer.

—¿Cómo cubriremos esto para poder subir al escenario?

Él termina rompiendo el silencio que se había formado y yo simplemente agacho la cabeza, avergonzada por mi estado. Sin darme cuenta, él libera mis manos para sostener mis mejillas y alzar mi rostro. Examina cada centímetro mi cara y yo solo deseo desaparecer de su presencia, que la tierra me tragase no sería mala idea.

Aunque su cercanía no es tanta como cuando estuve por besarlo la otra vez, pero es lo suficiente para mantener nuestras miradas y sentir que nuestras respiraciones se mezclan.

Su rostro se ilumina con una sonrisa.

—¿Cómo cubriremos ese bonito rostro de mapache?

Sin poder evitarlo, me roba un intento de sonrisa.

—Te juro que no sé cuántos insultos soltará Dania para ofender a Connor, pero tenemos el tiempo encima para poder presentarnos. Aunque lo único que tengo seguro es que te necesitamos para hacerlo.

Sus ojos me piden a gritos rendirme de una vez por todas y salir de aquel baño.

Maldije mentalmente al pensar en todo el caos que se ha formado desde que me largué de allí y más, si Dania ha soltado todos los insultos que conoce para lanzárselos a su hermano.

—Joder, ¿en serio?

—Pues sí, vamos a conseguir a alguien para arreglar tu cara de mapache, unas vendas para esas manos y tal vez guantes de cuero para ocultarlas —me guiña un ojo antes de sujetar una de mis manos con cuidado y salir de aquel baño.

—Suenas como un estilista profesional —me rio por la mueca que hizo ante mis palabras.

Después de unos minutos, llegamos a los camerinos y le solicitamos a una chica lo que necesitamos junto a que arreglaran mi rostro, ahorrándose cualquier pregunta que tenga ante mi aspecto. Mientras que Dylan se dedica a vendar mis manos con suma delicadeza.

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