Capítulo 21

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-Maldita sea- Fernando puso el teléfono en la mesa y golpeó con fuerza sobre la madera.  
-Cálmate Fer. Poniéndote así no ganas nada-dijo Rubén
-Ya sabes donde está- dijo Ricardo- esta vez tu la sorprenderás. 
Fernando no tenía otra opción, se guardó todo el coraje y escuchó esta vez a su equipo de trabajo, lo importante en este momento era salvar a Alex. 

Quevedo había llevado a Alex, que aún seguía inconsciente, a una habitación al este del complejo, era como una especie de fábrica, y el lugar donde ellos estaban era casi cerca a las áreas de ingreso de vehículos de alto tonelaje, todo estaba en pésimos estado, así que el hombre encontró una silla de metal bastante gastada, y amarró de pies y manos a la joven, al ver que no reaccionaba aún, la dejó y salió afuera para reunirse con su patrona. 

Unos minutos después, Alex empezó a moverse, trató de abrir los ojos para poder reconocer el lugar donde le habían llevado, su mente revolvía con gran velocidad todo lo ocurrido, para poder descifrar a los culpables de lo que ahora le pasaba, mientras tomaba consciencia, se percató que tenía las mano atada a los brazos de la silla, al igual que los pies, intentó moverse, sin poderse liberar. 
-Demonios- dijo Alex- tengo que salir de aquí, sino Fer vendrá y no lo puedo exponer, esa mujer lo quiere muerto. 
Se sacudió lo más que pudo, sin éxito, miró hacia la puerta, y trato de avanzar así atada a la silla, cuando la cerradura se movió. 
-Tranquila muñequita- Quevedo entró  de nuevo y estaba sorprendido- Vaya que eres impetuosa. 
Alex aún le tenía terror a ese hombre, pero no era momento de sentir miedo, con ese hombre presente ahí, se aseguraba que la La Güera estaba detrás de todo, y la vida de Fer y su propia vida estaban en riesgo, No era tiempo de sentir temor. 
Quevedo percibió el miedo en su mirada, y se acercó aún más. 
-MIra como estás temblando- le acarició toscamente la mejilla con una de sus manos, Alex sintió su cuerpo de gelatina, estaba luchando contra sus demonios- No voy a hacerte nada, si te portas bien, mi patrona aún te quiere viva. 
-Suéltame desgraciado- Alex empezó a sacudirse de nuevo- suéltame. 
-Vamos a calmarnos muñeca- Quevedo se acercó más, puso su mano en el muslo de Alex, ella no podía resistir el miedo que le producía, pero también sentía asco, tenía que terminar con esto- Creo que nos divertiremos, mientras mi patrona atrapa a su presa- sus manos empezaron a acariciar el cuerpo de Alex. Ella no aguantó más y lo empujó con las rodillas, él se dió cuenta y apretó su cuello con una de sus manos, dejándola sin aire. 
-Es mejor que cooperes mamita, será rápido y te gustará. 
-No volverás a tocarme, esta vez no tengo miedo- Alex gritó con todo el valor que tenía. 
-¿Así que ya nos conocemos?
-Jamás lo olvidaré, tu arruinaste mi vida, hace 15 años. 
-¿15 años?- Quevedo sacó la mano del cuello de Alex, ella agradeció que se alejara, y por fin empezó a desahogar lo que este hombre le producía. 
-De seguro no te acuerdas, una noche tu desgraciaste la vida de una muchacha inocente, que pasaba por un callejón en la noche, me destrozaste la vida y los sueños, y he luchado todos estos años para evitar que otras mujeres sufran por desgraciados como tu. 
Quevedo se le quedó mirando, como recordando ese momento, y buscando en las facciones de de Alex algún signo de haberla conocido. 
-Vaya, es verdad, hay algo que reconozco en ti, pero tranquila, tendremos tiempo para recordar viejos tiempos-Puso de nuevo la mano en el muslo, pero esta vez Alex se pudo defender, con toda la fuerza que tenía, logró romper la atadura de una de sus piernas y le pegó a Quevedo un golpe en la Ingle, Quevedo se arrodilló, cerrando los ojos por el dolor, Alex. logró soltar la otra pierna y luego siguió con las manos, rompiendo las ataduras. se levantó de la silla y le propinó una patada a Quevedo en el estómago, el hombre cayó al piso y Alex remató su ataque con otra patada en la cabeza, dejándolo desmayado. Su cuerpo estaba cargado de adrenalina, no sólo se había liberado de las ataduras, sino de lo temores a ese infeliz, por fin sentía que era libre, libre de todo temor, por fin superó sus miedoso, pero no había tiempo, tenía que actuar rápido. Buscó en el saco de Quevedo, alguna arma para defenderse, buscó en los pantalones también, en su bolsillo encontró un revólver, estaba cargado, lo tomó y salió de la habitación, avanzando a tientas, con el arma delante de ella. 
Avanzó varios metros, analizando su recorrido, estaba en la zona de descarga, había restos de carrocería de gran tonelaje, todos apilados y en estado de oxidación. Alex examinaba el lugar, buscando rutas de escape, en eso sintió un escalofrío que advertía peligro, dio la vuelta poniendo su arma por delante, miró de un lado al otro, pero nadie aparecía, así que siguió avanzando, tratando de salir de ese horroroso lugar. 

Sara estaba dentro de una sala con varias cámaras de vigilancia, estaba con su teléfono en la mano, esperando un tiempo más para volver a llamar a Shadow y obligarlo a que se presentara ante ella. 
En eso vio en una de las cámaras, que una mujer estaba rondando por el área de carrocería. 
-Maldita desgraciada- al ver quién era, Sara tomó su arma y se movilizó hacia ese lugar. marcó al número de su secuaz Quevedo, pero no contestó. 

Alex seguía avanzando, estaba entrando a una zona del complejo, se dio cuenta que era una fábrica por todo la maquinaria, y estaba armando en su mente algún plan de escape, cuando sintió que alguien la vigilaba, volteó y puso su arma por delante. 
-De nada te va a servir Vega, eres sólo tu contra toda mi gente. 
-No sabes de lo que soy capaz- dijo Alex a la defensiva pero con el arma siempre delante, apuntándole. 
-Baja el arma niña tonta, sé perfectamente quien eres- Sara levantó su arma, ambas se apuntaban directamente a la cabeza- Alejandra Vega, agente federal desde hace 15 años, tiene un oscuro secreto de tu pasado que te obligó a ser policía, y estás perdidamente enamorada de un maldito infeliz. 
-Fernando no es un infeliz- dijo Alex
-Claro que lo es, él te utilizará, hasta que no le sirvas más, luego te dirá que no te necesita y se marchará. Así lo hizo conmigo. 
-Se nota que todo lo hace por despecho, debes tener un gran complejo de inferioridad. 
-Cállate idiota. 
-Es la verdad Güera, eres capaz de perder todo tu negocio, porque ya lo estás perdiendo, sólo por atrapar a un hombre. 
-Ese hombre me mintio, cambió mi vida, me engatuzó, me hizo creer que me amaba. 
-No es verdad, el solo hacia su trabajo. 
-El me hizo la persona que soy ahora, mató sin piedad a Gerardo en mis narices, desde ese dia busco vengar lo que nos hizo. 
-Espera Sara, tu nunca fuiste buena persona, fuiste novia de un narcotraficante y delincuente, así que no eres una santa paloma, tu siempre supiste quien era tu pareja, pero te gustó los lujos que él te ofrecía, eso no te convierte en alguien bueno 
-Ya basta mocosa. 
-Fernando mató al Chacal en legítima defensa, tu novio le hizo una herida muy profunda antes de que Fer dispare, estuvo en el hospital varios días, 
-Mentira, mentira, harías todo  por salvar a tu hombre. 
-Es cierto, a´si que será mejor que te entregues. 
-No mamita- la cara de Sara se iluminó, como si viera una milagrosa aparición- primero veré cómo sufre tu amado Shadow, eso me detrás mucho gusto. 
Movió la cabeza  y Ale volvió a sentirse atrapada, Quevedo se había repuesto y la tomó a la fuerza, le hizo soltar el arma y la retuvo del cuello, volviendo a quitar el aire. 
-Ahora estamos listos par hacer nuestra llamada- Sara tomó su teléfono y empezó a marcar. 
-él no vendrá, 
-Claro que lo hará, te ama demasiado para no venir a inmolarse, como acostumbra. 
Marcó el numero de Fernando y empezaba a escucharse el timbrado cuando una voz se escuchó detrás de ellos. 

-Aqui estoy Sara, no hace falta que llames- dijo Fernando, Alex ahora si estaba aterrada. 
-Me alegra tenerte con nosotros Shadow. 
 Fernando estaba detrás de ellos apuntandoles con un arma Quevedo volteó y mostró su sonrisa, Fernando al verlo se le agolparon su tragedia de hace más de un año, el recuerdo de su esposa y hija aún pesaba mucho en él. Quevedo estaba apuntando con otro revólver directo a la cabeza de Alex, ella luchaba por liberarse y poder tener aire, cada vez el hombre le apretaba más el cuello. 
-Sueltala o disparo. 
-No te gastes, primero ella se muere antes que tu dispares 
-No le hagas caso- dijo Alex en voz baja 
-Entonces ¿qué decides?- dijo Sara- baja el arma o ella se muere. 
Fernando seguía apuntando , Quevedo se movió y eso provocó que el aire de Alex sea menor con cada minuto que pasa. 
-En serio lo haremos- dijo Quevedo- le llenaré la cabeza de plomo si no haces caso 
Alex y Fernando tuvieron un pequeño cruce de miradas, ella quería decirle que se fuera, y él no se quería ir. 
Entonces Fernando bajó el arma lentamente hasta ponerla en el piso
-Las manos donde las vea- gritó Sara,  Quevedo seguía sosteniendo a Alex, ella luchaba sin éxito. 
Fernando con los brazos levantados esperaba pudiera salir de este problema. 
-Ahora eres mio Shadow, prepárate para perderlo todo de nuevo. 
-Ya veremos Sara, ya veremos. 
Sara obligó a Fernando a avanzar, salieron de esa zona, de nuevo a la habitación de donde Alex se había escapado. Quevedo aún la tenía atrapada del cuello, Alex no tenía más fuerzas para seguir luchando, caminó empujada por el hombre, pero de pronto puso sus manos en su vientre, como protegiendo algo dentro de ella. Fernando mientras avanzaba carraspeó, nadie se dio cuenta de eso. 

-Es la señal jefe- dijo Ricardo, estaba con su ordenador dentro de una camioneta muy bien cubierta a las afueras de la fábrica abandonada. Rubén estaba afuera, al escuchar al joven, hizo unas señas a sus hombres para que avancen, estaban todos listos y buscaron una forma de entrar, sigilosamente, esta vez La Güera no se podría escapar. 

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