Capítulo 12

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Fernando estaba siendo atendido por los paramédicos que habían llegado al evento, algunos invitados estaban en shock y con algunos raspones y estaban siendo atendidos. Cerca al coche de Rubén estaba parada Alex, ella no estaba herida, pero si muy confundida, el beso en la fiesta había dado a pie a muchas sensaciones, Fernando era apuesto, a pesar de estar en los 50, tenía un cuerpo fornido, brazos fuertes y sobre todo una mirada dulce, a pesar de mostrarse duro y amargado, en el beso que le dio y en los roces de dias anteriores, se notaba un hombre afectuoso, que necesitaba amar y que lo quieran, necesitaba paz. 
Pero también seguía su miedo, Alejandra Vega tenía miedo de que alguien pudiera hacerle recordar ese pasado que la atormentaba, su cuerpo aún no sanaba y a cada contacto con otra persona, empezaba a temblar, los recuerdos de ese día sombrío no la dejaban vivir en paz. 
-Alex ¿Estás bien?- dijo Fernando ya lo habían atendido. 
-Si gracias. 
Fernando trató de acercarse y poner su mano sobre el hombro de la muchacha, ella tembló y se alejó un poco
-Tenemos que irnos- gritó Rubén, llamándolos. 
Alex salió casi corriendo, levantando un poco el vestido azul que llevaba, Fernando se quedó unos minutos parado, tratando de entender la actitud de Alex hacia él, ¿Acaso le tenía miedo?, si se le veía muy segura de si misma. 
-Vámonos Fer- lo volvió a llamar Rubén, Fernando avanzó y subió al coche. Durante toda la ruta estuvieron callados y sin mirarse, Rubén que iba al volante los veía y quería romper el hielo, él sabía muy bien lo que había sucedido entre sus dos agentes. 

Al llegar a la Comandancia, llevaron al detenido a la sala del interrogatorio, uno de esos cuartos con el famoso espejo, que tenía una sala secreta donde se escuchaba toda la charla entre policia y sospechoso. dejaron al hombre que había sido atendido de la bala en la pierna, y Rubén, Alex y Fernando entraron en la sala secreta. 
-Bueno ¿Quien le tomará la declaración?- preguntó Rubén, ninguno de los dos respondió, así que el Comandante abrió la puerta y salió, se puso delante del interrogado y empezó  a hacerle las preguntas de rigor. 
-¿Por qué lo hiciste?- dijo Alex en medio del silencio, a Fernando lo tomó por sorpresa. 
-¿Qué cosa?
-¿Por qué me besaste?.
-Pues para generar alboroto. 
-¿Qué?
-Eso nos salvó, sino esos hombres hubieran podido matarnos. 
-Espero sea la última vez que te aproveches
-¿Disculpa?- Fernando alzó un poco la voz, sorprendido- En realidad, yo debería estar enojado contigo. 
-¿Conmigo? ¿Por qué?
-Porque si no te hubieras aparecido ahí, la situación no se hubiera complicado tanto
-Ya estaba complicada contigo, así que no me eches la culpa Shadow. 
-Yo te había dicho que este trabajo debía hacerlo solo, esa mujer quiere verme muerto.
-Esto es trabajo en equipo, no vengas a hacerte el héroe agente. 
-No me quiero hacer el héroe, y esta conversación no tiene sentido. 
-Estoy de acuerdo- Alex salió muy enojada de la sala y tiró con fuerza la puerta al salir- es un maldito egocéntrico- se dijo entre dientes y se fue a su oficina. 
Fernando estaba muy furioso, caminaba de un lado al otro de la sala pensando, si tal vez ella tenía razón, y este trabajo lo estaba tomando demasiado en serio, pero era la verdad, no quería que nadie más saliera herido, por culpa suya. 
Por culpa de la discusión, no había escuchado nada del interrogatorio, se fue molesto hacía el ascensor, necesitaba tomar aire y tranquilizarse. 
-Shadow, te necesito en mi oficina- dijo Rubén muy serio- y es para hoy. 
Fernando maldijo entre dientes y regresó sobre sus pasos, respiró hondo antes de entrar a la oficina. 
-Pasa Fernando- dijo Rubén, casi nunca se ponía serio- necesitamos hablar. 
-Dígame jefe. 
-Pues quiero saber ¿Qué pasa?
-¿Por qué lo dices? 
-Porque te veo muy desconcentrado, es más creo que no te gusta trabajar en grupo. Te lo he dicho, son órdenes de arriba. 
-Si lo dices por lo de hoy. 
-Fernando, no voy a discutir tu manera de trabajar, eres el mejor agente de esta comandancia, por eso no voy a cuestionarte, lo que quiero es que entiendas, que si Alex te pide que hagas algo, lo debes hacer. 
-Ya te vino a contar sobre nuestra discusión. 
-No, ella no me dijo nada, pero los noté muy cortantes hoy. 
-Se supone que ya estaba todo coordinado, no tenía por qué intervenir.
-Ella de seguro sabía que era lo correcto. Además debo recordarte, que te salvó la vida hoy. 
-Eso no significa nada. 
-No quiero que sean grandes amigos, pero necesito que se lleven cordialmente, ella después de este asunto, se irá de nuevo, y todo volverá a la calma. 
Fernando no lo quería admitir, pero su amigo tenía razón, ella en realidad había salvado el día y conseguido un detenido, alguien que podía dar pistas, tenía que alguna forma disculparse con ella. 
-Anda, vete a descansar, mañana hablamos. 
-Gracias. 
Fernando salió de la oficina de su jefe, pero no se dirigió al ascensor, tomó el rumbo a la oficina de Alex, se paró un momento en la puerta, pensando si lo que iba a hacer sería correcto. 
YA no lo pensó más y tocó la puerta, al parecer no había nadie. Volvió a tocar, pero al no tener respuesta empezó a caminar hacia el ascensor, cuando alguien lo llamó. 
-Fernando pasa- dijo Alex que estaba más relajada y ya llevaba su típico traje negro, interiormente Fernando extrañaba el escote del vestido azul. 
-No quiero interrumpir si estás ocupada- Fernando la miró directamente, avergonzado de sus pensamientos, pero en los ojos de Alex encontró tranquilidad y calidez, como si quisiera decir algo. 
-No te preocupes, pasa por favor. 
Fernando la invitó a que pase primero , él luego cerró la puerta, la oficina de Alex era muy sobria, pero tenía unas flores rojas en el escritorio, para que no falte el toque femenino. 
-Bueno- dijo Fernando, se empezó a poner nervioso, y no sabía la razón- quería darte las gracias. 
-¿Por qué?.
-Porque me salvaste la vida hoy, cuando disparaste. 
Alex se puso nerviosa también, sentía como algo terrible dentro del pecho, veía como Fernando se acercaba a ella y tenía miedo. 
-No te preocupes, no fue nada, es parte del trabajo. 
Fernando se acercó, ella le había dado la espalda, pero pudo tocarle el brazo, se dio cuenta del miedo que su contacto le producía. 
-Además quiero pedirte disculpas. 
-También yo- dijo Alex, sin verlo. 
-Nos comportamos como dos niños, quiero que sepas, que hoy estuviste estupenda ante esos hombres. 
-Gracias- dijo Alex en un susurro, su contacto le producía mucho miedo, pero una parte de ella quería que la tocara, quería sentirse protegida en esos brazos. 

Fernando la tomó del brazo y la hizo girar, haciendo que sus miradas se vuelvan a encontrar. 
-Se que empezamos con el pie izquierdo, yo quiero- Fernando se sintió algo estúpido diciendo esto, pero no podía negar que Alex le atraía, y mucho.- quiero que empecemos de nuevo. 
Ella sentía la boca de Fernando muy cerca, los nervios no la dejaron hablar. Fernando se dió cuenta y retrocedió un poco. 
-Lo siento, ¿Quieres intentarlo?- le alcanzó la mano, para ofrecerle su amistad, ella la tomó
-Esta bien, soy Alejandra Vega, agente encubierto. 
-Un Placer, yo soy Fernando Tellez, agente encubierto. ¿Amigos?
-Amigos- dijo Alex y le sonrió, era innegable que ella sentía atracción por Fernando, era muy guapo y muy misterioso, su atracción era inminente. 
Fernando la soltó y se dió la vuelta para salir, en esa ella le tomó de la mano nuevamente, al voltearse para verla, Alex se acercó impulsivamente y le dio un beso en la comisura de los labios. Se alejó muy colorada por su atrevimiento. 
-Lo siento, no quise- dijo ella muy nerviosa
-Tranquila- Fernando se acercó a ella y le dio un tierno beso en la mejilla, ella cerró los ojos, su contacto era cálido, luchaba con cada parte de su cuerpo que quería que ese hombre extraño se alejara.- Hasta mañana amiga. Y un favor más. 
-Dime Fernando. 
-Sólo dime Fer, es más cómodo, y ¿Te puedo llamar Alejandra?
Alex, se quedó helada ante la petición. 
-Si, claro. 
-Adiós Alejandra. hasta mañana. 
Fernando salió de la oficina con la sonrisa en la cara, después de todo, lo que quería era traer de vuelta a Fernando Tellez, ese hombre que creía en el amor, Alejandra era la única que podía traerlo de vuelta. 

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