XV

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No recordaba que el dolor del parto fuera tan grande, me estaba encogiendo del dolor y aún no estaba dilatada lo suficiente según Valeria.

- No tengas miedo, vas muy bien... - Limpió el sudor de mi frente.

Yo estaba feliz, preocupada, angustiada y asustada, el parto provocaba todo aquello en mi y algunas veces me mareaba.

Esperaron media hora más antes de empezar oficialmente con el parto y ahora sí, Taeyang apareció. Él aunque quiso estar conmigo desde el principio no pudo porque también estaba atendiendo otro trabajo de parto por lo que Valeria estaba a cargo de mi.

- ¿Cómo va?

- Excelente, ya tenemos todo preparado.

- Bien - Tae se puso a mi lado y besó mi frente - Lo harás bien, no tengas miedo...

Pasaron unos minutos que se me hicieron eternos y empezamos. Taeyang no soltó mi mano desde empecé a pujar con fuerza, claramente obedeciendo las indicaciones de Valeria.

- ¡Vamos! ¡Ya estás por lograrlo!

Yo estaba muy cansada, sentía mis músculos débiles y el dolor no cesaba, incluso diría que aumentó.

- ¡Ya puedo ver la cabezita! ¡Sigue pujando, Lucy!

- ¡Me duele! - Lloré, el dolor era tan espantoso como la primera vez que lo sentí, pero era el dolor más hermoso que iba a sentir en toda mi vida.

Apreté la mano de Taeyang y mi garganta casi se desgarra cuando apliqué todas mis fuerzas para traer de una vez a mi hijo a este mundo.

- ¡Nació!

Mis músculos se relajaron en la camilla y un par de lágrimas cayeron por mis mejillas al oír el llanto de mi bebé. Observé de manera borrosa a Tae, él tenía los ojos ampliados y no se movía para nada, pero seguía sosteniendo mi mano.

Sonreí, él de seguro estaba peor que yo, ya era papá, ya estaba experimentado la alegría de tener un hijo por primera vez.

- ¿Q-que es...? - pregunté exhausta mientras limpiaban el cuerpecito de mi bebé.

- Una hermosa niña - Yo me sorprendí pero también me puse feliz, otra niña, tuve otra nena a la cual llenaría de amor.

Valeria se acercó y depositó a mi pequeñita en mis brazos para que ella reconociera mi olor. Yo en cuanto la vi lloré de emoción, era una belleza, un angelito mandado desde el cielo mismo para alegrarme la vida.

- Mira - Mi pequeña había dejado de llorar en cuanto escuchó mi voz - Él es tu papá - Su papá que seguía inmóvil - ¿Taeyang? - Él reaccionó agitando levemente su cabeza y sonrió de la misma forma que yo - ¿No te parece hermosa?

- Claro que sí - Se acercó y tomó la manito de nuestra niña - Mi hija... mi bebita...

- ¿La quieres alzar?

- ¿Puedo?

- Obvio, es de los dos.

Él asintió con una sonrisa tonta y levantó con cuidado el cuerpecito de nuestra bebé en sus brazos. La observó impresionado y casi se me salen las lagrimas otra vez porque él no pudo con la alegría y lloró, lo hizo sin vergüenza ahora que tenía a nuestra bebé tan cerca, ahora que la podía ver y tocar.

- ¿Cómo la llamarán? - Valeria tocó el hombro de su sobrino - Es muy mona, se parece a ti, en especial por los ojos.

- ¿Pensaste en algún nombre? - Me preguntó él.

- Pensaba ponerle Lucas en caso de que fuera niño, pero como fue niña puedes ponerle el nombre tú.

- Entonces... veamos como te llamarás - Miró a su hija pensante - Ya sé, vas a llamarte Hye.

- ¿Por qué Hye?

- ¿Acaso significa algo malo? - Me preocupé.

- Bueno, es un nombre bonito pero normalmente en la familia de Taeyang no usan nombres tan cortos - Explicó Valeria - Pero si quieren ponerle así no hay ningún problema.

- Se llamará Hye entonces - Taeyang la besó en la frente y la volvió a dejar en mis brazos - Me miedo soltarla.

- Así pasa con los padres primerizos - Reí y observé el rostro de mi hija.

Hye tenía los ojitos como yo, el color de ellos era marrón aunque no los pudiera admirar bien ya que le costaba abrir los parpados, los cuales eran iguales a los de su padre. Sus ojitos eran rasgados y el color de su poca cabellera era negra como la de su papá, en resumen se parecía más a Taeyang que a mi, supongo que tendrá mi carácter por lo menos.

Pero no, ni en eso se pareció a mi, no celaba a su papá pero si sonreía y se emocionaba cuando él la cargaba. Taeyang todas las noches la tomaba en sus brazos, apoyaba de esa forma la cabezita de nuestra niña en su pecho para que oiga los latidos de su corazón, haciéndola sentir así segura ya que era medio asustadiza.

Volví a marcar los días en el calendario, estos volvieron a pasar sin que supiera nada de mi hija mayor. A pesar de que con Hye mi dolor disminuía, no desaparecía porque yo quería a mis hijas juntas.

Nuevamente los días se convirtieron en semanas y las semanas en meses, meses en las que me empecé a morir se angustia y preocupación.

Hye ya había cumplido 3 meses y todo seguía igual, no sabía hasta cuando iba a soportar esta angustia.

Solo estaba segura de una cosa, que en cuanto viera a Natsu lo molería a golpes por haberse llevado a mi hija fuera del país sin siquiera avisarme a dónde.

- ¿Estás segura de esto? Yo creo que es peligroso.

- Es la primera vez que veo que le temes a algo, y me sorprende que sea al popo de tu hija.

- No le temo al popo, yo temo que no vaya a hacerlo bien y la lastime, ella está tan pequeñita que siento que la puedo romper...

- Tonto - Sonreí y miré a mi niña - Ella se porta muy bien, ¿No, princesita? - Hye miraba a otro lado chupandose la manito - Si, ella a diferencia de su hermana, quien que me declaró la guerra desde que nació, es muy tranquilita.

- Yo contestaré - Él buscó mi móvil en mi bolso ya que había empezado a sonar - ¿Bueno? ¿Con quién hablo? - Contestó.

Yo terminé de ponerle el pañal a Hye mientras él guardaba silencio para escuchar a la persona que hizo la llamada.

- ¿Dónde? - Taeyang se tapó un oído tratando de oír mejor ahora que nuestra hija había empezado a llorar - ¡No, no llores pequeña! ¡Todo estará bien, tu papá se pondrá bien!

- ¡¿Es Luna?! - Me altere rápidamente - ¡Quiero hablar con mi hija! ¡Toma a la niña!

Él me ignoró para seguir oyendo.

- Luna, tranquila, tú solo... ¡Luna! ¡Luna! - Se despegó el móvil de la oreja - Le quitaron el teléfono...

- ¡Qué te dijo! ¡Dónde está para ir por ella!

- En New York - Explicó con aflicción - Llamó por temor, dijo que a Natsu se lo llevaron a un hospital.

- ¡¿Qué?!

- Estaban con Mariana cuando Natsu comenzó a sentirse mal y tuvieron que llamar a una ambulancia.

- ¡Tenemos que ir! ¡Mi hija está mal, me necesita!

- Lucy, hay que esperar.

- ¡¿Pero por qué?!

- Estaban por volver cuando Natsu se puso mal.

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Continuará***

" En esa habitación contigo " || EL PERDEDOR || #Wattpad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora