XXXIV

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Actualmente ya transcurrieron 3 meses desde la muerte de Mariana. Las cosas desde entonces soy muy diferentes, en especial para Natsu, ahora definitivamente dejó de trabajar, Igneel era quién ahora sustentaba a la familia otra vez, la decisión nos sorprendió a todos pero lo aceptamos.

Después de todo, Natsu se estaba recuperando de apoco, se hacía cargo no solo de Luna, también de Lucas, y más ahora que solo eran ellos tres.

Para él la muerte de Mariana fue un golpe duro, creo que de verdad la llegó a amar, admito que en un principio pensé que solo la ultizaba para darme celos.

Mariana pudo no ser la mejor persona del mundo, pero conoció la palabra "amor" y eso la sacó de la mala vida que llevó y la puso en el buen camino.

O eso quiero creer.

Nunca supe las verdades intensiones de mi hermana, la amé de todos modos, pero me hubiera encantado que ella sintiera lo mismo por mi o por otra persona.

Dijo que lo amaba a él, pero sus acciones decían lo contrario, por eso no puedo hablar maravillas de ella.

Solo tengo claro algo.

Que siempre la tendré en mi corazón.

Nunca la olvidaré, y aunque su pérdida me dejó con una herida que se demorará en cicatrizar, saldría adelante. Sería feliz, sería valiente desde ahora en adelante y cuidaría con mi vida al bebé hermoso que tuvo con Natsu, cuidaría de ese niño como si fuera mío.

- Te lo prometo - Dejé los claveles en su tumba.

Cada semana venía a visitarla, y en cada ocasión le llevo flores, claveles, rosas, cualquier cosa hermosa como lo fue ella.

Llegué a mi coche y entré, una vez dentro dejé recargar mi cabeza en el volante, algunas veces sentía que nada valía la pena, y que las lágrimas nunca dejarían de salir.

Partí rumbo a mi casa.

Mi marido estaba en urgencias así que estaría otra vez sola. Al llegar, Valeria me dio un abrazo, le agradecí el cuidarme a mi niña y luego se fue.

- Vamos, Hye - Ella se negaba a comer su papilla - Sé que no quieres, pero debes comerlo, es delicioso para mami.

Ella volvió a desviar la boquita.

- Te estás volviendo caprichosa como tu hermana - Dejé la papilla en la mesa y me quité el abrigo - Pero espera que tu padre se entere - La saqué de su carriola y comencé a dar vueltas por la casa para despejar mi mente.

- Hye, ya por favor, deja de llorar - Ella era escandalosa si se lo proponía, pero solo conmigo.

Comencé a buscar su juguete preferido, un lindo pingüino chillón que parecía haberse perdido en el espacio ya que no lo encontraba.

Recordé la última vez que lo tuve en mis manos y busqué mi bolso, la última vez que lo vi fue cuando llevé a Hye de visita a la casa de su hermana.

- Mira - Al encontrarlo dentro de mi bolso se lo mostré y ella lo tomó en su manito con una inocente sonrisa - No sé que haré contigo, a veces siento que me declaras la guerra - Reí.

Sin querer al darme vuelta tiré mi bolso y las cosas de su interior se esparcieron por el suelo, maldije y dejé a Hye en su carriola nuevamente para recoger todo.

Tenía de todo en mi bolso, llaves, perfume, collares, un pañal, juguetes, incluso una cuchara.

Entre todo el desorden encontré un sobre que me llamó mucha la atención.

"Mariana me lo dio, dijo que si se iba para siempre, la tuvieras tú"

Recordé las palabras de Luna, aquel sobre era el mismo de aquel día.

" En esa habitación contigo " || EL PERDEDOR || #Wattpad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora