Capitulo cinco

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Tn___________

Cuando llegue a mi dpto., y me senté en la silla de la sala.

-          Maldito Sebastian – murmuré para mí misma

Mi gato se acercó y se sentó frente a mí.

-          ¿puedes creerlo? El más popular e idiota de toda la escuela, me dijo que me iba a con quistar. Pobre idiota – Pedro solo me miraba con sus ojos purpura – y yo parezco idiota hablándote- Pedro maulló y yo lo abrace.

Me levanté de la silla y fui a mi habitación.

-          Muy bien, ¿Qué debo llevar?-  no tengo ni la menor idea de que llevar, partíamos mañana hacia el condominio y….*dong-dong*

¿Quién mierdas será?

Corrí hacia la puerta para ver quién era.

Abrí la puerta y mi quijada cayó al piso al ver quien era detrás del pedazo de madera blanca.

Sebastian

Aquí estoy yo, mirando a la hermosa Tn con unos shorts negros y una blusa que me deja deleitar con su anatomía humana.

-          ¿q-q-que haces aquí? – Tn estaba algo sorprendida por mi aparición en su apartamento

-          Solo vine a ayudar a mi esposa a empacar sus cosas – sonreí y pude ver como Tn rodaba los ojos.

-          Te estas tomando este trabajo muy enserio, ya que pasa- entré al dpto. de Tn y pude ver lo organizado y lo elegante que era su apartamento

-          Me gusta tu dpto. pero no tanto como tu

-          No juegues con Fuego Michaelis, te vas a quemar  - exclamó Tn desde la cocina.

Me extendió un vaso de Ginger Ale.

-          Mi habitación esta al fondo del pasillo a la izquierda, necesito empacar y creo que me voy a demorar, apropósito ¿Qué haces aquí? ¿no deberías estar empacando?

-          Ya lo hice

-          Oh.

Tn se encaminó hasta su habitación y yo la seguía.

Cuando entré pude ver lo elegante que era su habitación.

Tenía una cama con una sábana purpura que hacia juego con sus respectivas almohadas.

-          Linda habitación

-          Gracias, la diseñé yo misma

-          Que inteligente es mi hermosa esposa

-          ¡Que no soy tu maldita esposa! –Tn respiró y empezó a sacar la ropa

-          ¿para qué tanta ropa? No la vas a necesitar de todas maneras – su cara empezó a adquirir un color rojizo

-          ¡deja de decir esas barbaridades!

-          Muy bien, ya empacaste tu ropa interior

-          C-creo que no

-          Te ayudo

Fui hasta un cajón donde creí que estaba su ropa interior y efectivamente allí estaba.

Y vaya la gran y excitante sorpresa que me llevé.

 

¡Te voy a conquistar! (Sebastian Michaelis y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora