¿Cómo te enteraste que Sebastian era un demonio?

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¿Cómo te enteraste que Sebastian era un demonio?

- ¡madre! – gritó Ryan desde la primera planta.

- Dime hijo – el me miró y le dio unas palmaditas al sofá. Bajé por completo las escaleras -¿te pasó algo? – el negó.

- Ya tengo 17 años mamá y quiero saber porque me he matado la cabeza pensando en cómo supiste que mi papá era un demonio – reí.

- Te contaré pero, no se lo recuerdes a tu padre – sonreí- se pone un poco sensible con esas cosas... siempre lo supe. Desde el primer momento que lo vi.

- ¿desde el primer momento? – asentí

- Tu padre era bastante atractivo, no lo negaré. Pero era o es aún un imbécil. Creía que todas las chicas estaban muertas por él, que lo amaban irrevocablemente, en cierta forma era cierto. Yo era la dulce excepción. No me prestó mayo atención hasta el día que se dio cuenta que mi casillero estaba junto al suyo. Fue el día más fatídico de mi vida, aunque pensándolo bien, si no fuera por ese día tú no hubieses nacido. Muy bien, continúo. Silenciosamente lo estudie, era demasiado atractivo para ser un verdad, aunque admito que hay hombres igualmente atractivos, ellos no tienen ese aura por decirlo de alguna manera que los identifique como demonios. Viví cinco años de mi vida junto a un par de demonios que conoces muy bien, y era fácil para mi conocer la esencia de uno, sin embargo, con tu padre fue un poco más complicado. El traía en cierta forma una máscara que tapaba dicha esencia.

- ¿una máscara de chico malo? – asentí

- Pensándolo bien su máscara dejaba ver muchas cosas oscuras – dije en tono tenebroso

- ¿la tía Anne y el Tío Andrew lo saben? – negué

- Ellos no tiene ni la más mínima idea

- ¿pero son humanos? – asentí

- Unos muy peculiares – ambos sonreímos

- ¿Cómo fue la primera vez que le dijiste que lo querías o amabas? – sonreí

- Estábamos en Holanda, tu padre había salido para dejarnos a tu abuelo y a mi hablar a solas, ese día se enteró que yo era también un demonio. Tu abuelo me hizo caer en cuenta lo enamorada que estaba de tu padre y cuanto lo amaba. Salí corriendo y le grité un te amo, pero me atropellaron.

- Fatídico – asentí con una sonrisa.

- No recuerdo muy bien si pasaron dos o tres meses, pero me enteré de que estaba embarazada de ti.

- ¿estabas feliz? – rodeé a mi hijo por los hombros

- Claro que si mi cielo, sobre todo porque yo no podía tener hijos

- ¿es enserio?

- Si

- ¿por qué?

- Ni yo misma lo sé – Ryan me miraba con sus hermosos ojos rojos y con una sonrisa de lado.

Lo abracé fuertemente y nos pusimos a ver televisión.

- Llegué.- escuché la voz de mi amado esposo y sentí sus labios sobre mi frente.

- ¿Cómo te fue? – pregunté mientras me estiraba cuidadosamente, ya que Ryan todavía estaba durmiendo.

- Bien, conseguí un nuevo viñedo – el negocio de los vinos, su sabor es diabólicamente exquisito

- Qué bueno cielo – ambos nos miramos

- No sé si estar celoso o enternecerme – sonreí

- La segunda es muchísimo mejor. Ryan cielo ve a dormir – se removió y se lanzó hacia el otro lado del sofá.- me recuerda a viejos tiempos.

- Muy interesante – Sebastian dejó su portafolio y me cargó como siempre solía hacer.- te extrañé hoy.

- Sabes que no puedo salir tan seguido – el golpeó suavemente mis nalgas. – Sebastian no hagas eso – dije riendo

- ¿Cómo está el bebé? – sonreí.

- No es tan bebé Sebastian, ya tiene 15, casi va a cumplir los 16. Además está durmiendo en la casa de una amiga.

- Ella es mi bebé – me bajó cuando llegamos a la habitación. – tengo un plan bastante llamativo

- ¿ah sí? – el asintió

- No podrás negarte – alcé las cejas.

- Matemos a todos los humanos – dijo suavemente mientras su dedos retiraban delicadamente las tiras de mi vestido – y luego repoblamos la tierra. – negué

- Tentador Michaelis- terminó de quitarme el vestido- pero, no voy a dar a luz a tantas personitas – desabroché su camisa y fui bajando hasta su pantalón.

- La propuesta sigue allí Señora Michaelis. – sonreí y me empiné para darle un pequeño beso en los labios

- La tomaré en cuenta, pero por ahora... solo quiero olvidar caminar. Es una orden Sebastian

- Yes, my lady...


¡Te voy a conquistar! (Sebastian Michaelis y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora