Capítulo I

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Me levante de la cama. Unos rayos de luz entraban por la rendija de la ventana de mi habitación.

Mire hacia el despertador. Eran las 7.34 y en 26 minutos empezaba hoy el nuevo curso.

Salté corriendo de la cama me mire al espejo. HORROROSA.

Me pegue una ducha rápida. Me puse el uniforme del colegio. Es azul con la falda gris con rayas a juego con el jersey.

Me fui al baño, como no tuve tiempo para alisarme el pelo, me seque el pelo dejando unas suaves y largas ondulaciones castañas.

Le pedí a mi madre si me llevaba en coche ya que no me daba tiempo a ir andando.

Cogimos el coche y en poco tiempo estábamos allí.

Como siempre allí estaba una de mis mejores amigas. Andrea. Ella es alta, rubia, y unos ojos azules preciosos.

Me acerqué a ella como siempre. Le di dos besos y esperamos a otra amiga. Laura. Ella es más bajita que yo. Tiene el pelo largo y oscuro. Con los ojos negros orientales.

Al llegar nos metimos al instituto. Buscamos nuestro nombre. Nos tocó a Andrea y a mi en 3°A, y a Laura y Carol (Otra amiga) en 3°D.

Nos dijeron las aulas y los profesores. Nos enseñaron los patios. Y nos presentaron a algunos de los profesores nuevos.

A las 13.30 el instituto acabo y me dirijí a la cafetería que hay al lado de mi casa ya que mis padres trabajan todos los días de la semana y me voy allí a comer.

Al llegar me encontré al jefe, como siempre. El ya conoce a mis padres y es muy amigo de ellos.

El viernes que viene van a venir el, su mujer y su hijo a mi casa a cenar. Ya que mis padres quieren agradecerle todo lo que ha hecho por mi.

Según mis padres su hijo tiene la misma edad que yo. 14 años.

Hoy estábamos a miércoles. Tenía 3 días para comprarme ropa nueva para estar elegante para la cena.

El jueves empezamos las clases y por la tarde me fui con mi madre a comprar ropa y unos regalos para los invitados.

Yo me compré un vestido beige con un cinturón dorado bajo el pecho, y unos tacones dorados. No muy altos.

Llego el día de viernes.

Termine el instituto. Me fui a la cafetería de siempre. Allí estaba como siempre el jefe de la cafetería.

Comí y a la hora de irme tropecé con un escalón.

Pero no llegue a caerme ya que un chico de más o menos mi edad, un poco más alto que yo, ojos verdes, moreno y musculoso me sujetó.

Caí sobre su pecho. El me levanto pudiendo ver mis sonrojados mofletes.

-Ten cuidado la próxima vez, yo no voy a estar siempre para sujetarte.- Dijo el con una perfecta sonrisa.

Yo asentí y me fui a mi casa con unas mariposas en la tripa.

Al llegar estaba sola. Subí a mi habitación, me encerré y me metí en mi baño.

Me pegué una ducha de unos 15 minutos. Salí y conecte mi móvil para que se cargara, ya que no tenía mucha batería.

Me alisé el pelo. Me puse unas medias negras transparentes y el vestido que me compré el día anterior. Me coloque los tacones y espere a que fueran las 6. Ya que venían todos para cenar.

A las seis menos cinco tocaron el timbre y mi madre fue a abrir.

Yo estaba arriba viendo mensajes del grupo de mis amigas.

-¡Marina baja a recibir a los invitados!- dijo mi madre desde el piso de abajo.

-¡Ya voy un mometo!- dije yo acercándome a mi baño para darme el último toque.

Abrí la puerta y baje las escaleras. Al estar mirando el movil no me di cuenta que todavía me quedaba un escalón por bajar y me volví a caer.

Pero me volvieron a coger en brazos. Me di cuenta que ese aroma era peculiar. Lo había olido en alguna parte.

Levante mi mirada y allí pude ver. Al chico que me recogió en la cafetería otra vez en sus brazos.

-Hola guapa, nos volvemos a ver- dijo el con otra sonrisa perfecta.

-Ho...ho...hola- dije yo tartamudeando, un poco sonrojada.

-Vamos, mi hija os tiene una sorpresa- dijo mi madre.

Nos acercamos al salón y allí se sentaron todos.

Me fui a la cocina y cogí unos aperitivos.

Mientras todos se comían los aperitivos salados, yo cogí los regalos que había comprado con mi madre.

Dulce chocolate. (Gemelier)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora