|17| El chef Jin

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Narrador

— ¿Por qué el nombre Young Mi? —preguntó, Taehyung.

— Era el nombre de mi mamá. —dijo recargándose en la cabecera. — Espero que no te moleste que...

— No. —la interrumpió. — No me molesta, mi abuela se llamaba también, Young Mi. —dijo sonriendo viendo a la pequeña empezar hacer puchero antes de empezar a llorar.

— Es hora de la cena. —Señaló Mía acercándose para tomarla en brazos. Taehyung las observo, sin dudas estaba feliz de tenerlas a las dos en su casa, pero muy en el fondo no tenía ni idea de cómo decirle que quería tenerlas junto a él por mucho tiempo. No encontraba las palabras adecuadas, entonces intentaría buscar la manera de hacerlo, porque realmente no quería perderlas. 

Desde entonces pasaron dos semanas; lleno de cosas nuevas y de muchos desvelo; aunque Mía le había sugerido que durmiera en otra habitación para que descansará, pero él, no quería perderse nada de su hija y amaba dormir con ella.


***


En la Empresa.

—Su padre acaba de llegar, señor. —escuchó a su secretaria.

— Hazlo pasar. —dijo Taehyung terminado la llamada.

— Buenas tardes ¿Interrumpo? —saludo el señor, Kim.

— Hola papá, tú nunca interrumpes nada. —saludó sonriendo. — ¿Qué haces por aquí?

— Aquí vine a ver cómo están las oficinas y lo que he visto hasta ahora me gusta.

— Me alegro, puedo darte un tour por todo el edificio. —se ofreció señalándolo un sillón para que se sentará, mientras él iba a bar a servir unos tragos de whisky.

— Tal vez después. Vengo hablar contigo de cosas más importante.

— Te escucho.

— ¿Cuándo vas a pedirle matrimonio a Mía? —fue directo señor, Kim.

— No voy a pedirle matrimonio.

— ¿Por qué? —preguntó el padre.

— Mía y yo....

— Prácticamente están viviendo bajo el mismo techo, duermen en la misma habitación y lo más importante tienen una preciosa hija. —lo interrumpió su declaración; dejando  mudo por un par de minutos a su hijo.

— Papá no lo tomes a mal, pero esto no es de tu incumbencia.

— Es de mi incumbencia, cuando está en el medio el futuro de mi nieta. —contradijo. — ¿Por qué razón no quieres formalizar con ella?

— Papá.

— Necesito que me expliques, porque no lo entiendo. Tienes frente a ti una mujer que no sólo es hermosa por fuera, sino que por dentro también. Mía es una mujer sumamente inteligente, desinteresada, trabajadora, amorosa, tierna, una madre excepcional. —menciono. —La he visto cómo te mira, ella está enamorada de ti, pero no te dirá nada, por la forma en que la criaron, es toda una dama.

— Se todo eso. —respiró profundo.

— ¿Y qué esperas? Ayer estaba hablando con tu madre y le dijo que cuando la bebé cumpliera un mes, volverán al pueblo. —le contó dejándolo sorprendido.

— Eso es en dos semanas. —murmuró.

— Ah, debo admitirlo, esto es mi culpa. —dijo el señor, Kim.

Tú eres, Mía. ©  | ᶜᵒᵐᵖˡᵉᵗᵃ ✔ |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora