No fue una búsqueda sencilla, eso tengo que admitirlo. Para ser alguien que daba la impresión de que todos lo conocían, al parecer estaba bastante escondido. Aún así, una hora antes de mi última clase logré encontrarlo.
Lo ví cerca de la entrada de la biblioteca platicando con un grupo pequeño de chicos. Me acerqué a toda prisa para hablar con él del tema. Apenas llegué, sus amigos corearon un estúpido «uh». Me sentí avergonzada por la ridícula situación. ¿Cuántos años tenían? Aunque estuviéramos saliendo realmente me hubiera incomodado. Estaban comportándose como un grupo de niños en quinto grado.
— Hay que hablar.— le dije a Alex, que le echó una mala mirada a sus amigos. Lo arrastré lejos de ellos donde no pudieran vernos y escucharnos, y gracias a Dios tampoco molestar.
— ¿Qué pasa?
— Hoy un chico en mi clase, que al parecer te conocía, me preguntó si era tu novia. Y luego dijo que muchos ya sabían que tenías una. ¿Tú lo estuviste diciendo?
— ¿Yo? ¿Para qué lo haría? La única per... Ah.— dijo después, como si se acabara de dar cuenta de qué sucedía.— Fue Hannah.
— ¿La acosadora?— le pregunté cruzándome de brazos.
— Que deductiva, Sherlock.— se burló haciendo ademán de quitarse un sombrero inexistente.— Sí, mi acosadora.
— Esto es porque no le dijiste la verdad.
— Pero te escuchó a ti decirla. La única razón por la que está haciendo esto es porque está loca.— recalcó molesto.— Cúcu, cúcu. Se le safó un tornillo a esa niña. Tal vez desde que nació.— dijo sin gracia.
— Bueno, esto no es algo que deberías tomarte a la ligera... O yo.— por primera vez en el día saqué el anónimo y se lo mostré.— Alguien me ha estado mandando anónimos desde el fin de semana. No estoy segura de quién sea pero creo que podría ser ella.
Alex levantó la mirada hacia mi luego de terminar de leer.
— ¿A qué se refiere con "no murió pero tampoco perdió la memoria"?
Le arrebaté el papel.
— Eso no es lo importante aquí.— «En realidad, es lo que más me preocupa».— Llegaron a mi casa en pleno fin de semana, Alex. Si los envió ella, está más loca de lo que pensabas, podría ser una psicópata.
Me observó con seriedad. Seriedad verdadera. No la seriedad que tenía cuando nos molestábamos— solía ocurrir bastante seguido—, sino el tipo de seriedad que te llega cuando hablas de algo tan importante que sabes que podría causar estragos más adelante.
— ¿Crees que sea ella?— pero si lo fuera, ¿Cómo podría saber de ese incidente?
— No estoy segura.
Alex se frotó el rostro. Parecía una manía.
— ¿Y qué quieres hacer?
«Tal vez sea una mala idea», lo miré con atención.
«O tal vez sea la mejor solución».
— Tu propuesta.— le dije.— Podemos fingir, te ayudaré a alejarla pero quiero que me ayudes a investigar si es ella quién me manda estas notas.— sacudí el papel en la mano.
— ¿Y si resulta que sí es ella?— me preguntó con una mirada severa. Sentí que me perforaba. Me gustaba.
— Haré que pare.— le aseguré.
— ¿Y si no lo es?
— Descubriré el remitente.
Alex se giró un tanto desconcertado. Caminar parecía ayudarlo a pensar. Era como si buscara respuestas caminando en círculos. Repasando el problema una y otra vez. Intentando entenderlo y desenredarlo para encontrar la mejor solución.

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Tienes Prohibido Enamorarte
RomansaCuando Becca se muda a Miami para empezar la Universidad, cree que los problemas que tuvo en Seattle por fin han llegado a su fin. Al menos hasta que alguien peligroso comienza a mostrarle que sabe su secreto. Esto lleva a Becca a hacer un trato con...