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Ataques de pánico. Sí, claro. Rebecca siempre es la víctima. ¿Por qué tiene ella los ataques de pánico? Era yo quién había estado en el hospital. Y era culpa suya. No tenía ningún derecho a ponerse así. No tenía el derecho de hacerlo cuando yo había pagado las consecuencias de sus actos. Y Michael... Estaba tan molesta. ¿Cómo se habían atrevido?

La verdadera víctima era yo. Yo merecía ser feliz. Entonces ¿Por qué Becca se había mudado a Miami? Y había encontrado novio en un pestañeo. ¿De verdad pensaba que ella podía encontrar felicidad?

Alex Scove. Seguro que ni siquiera sabía lo que había hecho Rebecca. Pensaba que era un ángel, ¿No?

Con esa estúpida cara, y su sonrisa sociable. Con un talento deportivo y el chico más popular de la escuela. Antes no me había agradado. Jamás nos habían agradado. Pero luego de lo que hizo... La odié de verdad.

Casi podía apostar. Alex debía ser tan popular como lo era Michael. ¿Y qué? Seguro la pequeña e intocable Rebecca Moore ya se había adueñado de la Universidad.

Apreté el teléfono con fuerza entre mis manos. Odiaba su estúpida cara. Era la causante de todo lo malo que me había pasado en la preparatoria. Y pretendía mudarse y fingir que nada pasó.

— Yo no lo creo, Rebecca.

La última vez que tuve noticias suyas estaba en la enfermería luego de golpearse con un cubículo del baño. Sí. No era bonito tener una herida en la cabeza, ¿Cierto?

¿Qué se sentía? Despertar en una camilla confundida y apanicada, llorando antes de recordar lo que había pasado para terminar ahí. Quería hacerla pagar lo que me había hecho. Que se diera cuenta de que no merecía nada de lo que tenía. Ni su novio, ni su vida. No merecía ni una pizca de afecto.

Había intentado matarme. Y luego de fallar había escapado a Miami. Apuesto a que creyó que no la encontraría. Que todos le perderíamos la pista.

Primero había enviado a Michael a silenciarme, y luego había huido. De algo estaba muy convencida entre todas esas cosas. Y era de que Rebecca Moore era realmente de lo peor.

Tienes Prohibido EnamorarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora