DIENTE DE LEÓN

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CAPÍTULO 21 / 2






Piper




En verdad no entendía mucho a Alex, ya que cuando la trataba mal en el acto sexual, me recriminaba lo bruta que era y ahora me pide que la golpeé. Sé que solo le gusta que le haga todo eso a la hora de un acostón o simple coqueteo erótico.

Alex sabe que me gusta el sadomasoquismo y se aprovecha de eso, usándolo a su favor por supuesto. Ahora me pide que le dé placer mediante golpes.
Unos excitantes y bien dados golpecitos...

Darle castigo me encanta, dejarle ese trasero rojito, mientras la tiró del cabello, es uno de los mejores placeres y vistas del momento, pero lo mejor es follarla.

Unos de los problemas, es que ella me lo está pidiendo y eso le quita lo divertido. ¿No?.

Como Niki dice: Dos activas en una relación es raro.

Ahora la tengo aquí, en nuestra cama, besándola.
Sintiendo ese exquisito sabor que proviene de su carnosa boca, la cual beso a mi antojo.
Tocando toda su blanca y suave piel.
Oliendo el magnífico aroma que desprende de su escultural cuerpo.
Es la gloria.

Terminó el fogoso beso, dándome el tiempo de mirarla completamente. Como cuando el cazador observa a su presa. Necesito dar justo y preciso.

Bajo su atenta mirada, trazo pequeñas caricias en ciertas partes de su cuerpo, hasta llegar a su cabello, el cual lo cojo entre mi mano, atrayéndola bruscamente frente a mis labios.

- Vas a obedecerme. - Lamo sus labios. - Por que ahora la que manda soy yo. - Con su lengua saborea mi esencia, que deje en sus rosados labios.

- Ajá. - Mmm.. que rico jadeo. Se me hace agua la boca.

Algún día me dará un infarto con esta mujer.

-Quiero que te pongas allí. - Apunto donde se encuentra el respaldo de la cama.

Pobre, no sabe lo que le espera.

Alex, acata mis órdenes bajo los efectos de la calentura. Ni siquiera se toma el momento de pensar o preguntar lo que voy hacer, solo me está siguiendo. Creo que confía lo suficiente en mi.

Mi chica gatea como una perrita, con su cola alzada. Dándome el pase de azotarla fuertemente, recibiendo un grato gemido de parte de ella.

Sus gemidos son tan sensuales.

¿Acaso hay algo feo que tenga esta mujer?.

-Eso fue una Risita. - En la misma posición de perrito, gira su rostro coqueto. Muy provocativo para mi gusto. - ¿Quieres otra acaso?. - Asiente lamiéndose los labios, de una manera malditamente sexy. - Que juguetona estas mi amorcito. - Juro que le di una fuerte nalgada, mi mano dolió un un montón. Pero lo que más me llama la atención, es su rostro de satisfacción.

Alex está cambiando mi juego totalmente.

Su comportamiento no es el mismo.

Es como si ella mandara en el.

-Ve al lugar que te indique en este instante. - En verdad me sacó de mis casillas y no querrá verme enojada o ¿Eso es lo que realmente quiere?. - Has sido una niña muy insolente últimamente. - Saco unas cinta de la mesitas de noche, para amarrarla. - Te daré un castigo que jamás olvidarás. - Le doy un rápido y furioso beso.

-Esto me encanta mi amor. - Su respiración está totalmente acelerada, como si estuviera teniendo el mejor orgasmo de su vida.

- Ojalás digas lo mismo luego. - Ató sus manos en el respaldo de la cama. La tomó de la mandíbula, formando una tentadora O. - Te ves tan descaradamente sexy así. - Repaso una lenta mirada por todo su cuerpo. - No sabes cuanto espero tus deliciosos gemidos. - Atrapó su labio inferior entre mis dientes, mordiendolo sin compasión.

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