Capítulo 4

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(Janis)


Ha pasado casi una semana desde que el incidente con los del club de atletismo. La verdad es que no me tome a bien sus palabras y al final acabe metiéndome en una pelea en el bar para desquitarme, lo pague con un idiota. Y ahora para poder pagar lo que rompí tengo que trabajar algunas noches, así también prevengo de que no se lo comuniquen a mis padres.

Ahora nos encontrábamos en clase aunque no estaba prestando para nada atención ¿Tan aburridas pueden ser las matemáticas? Creo que podría tener pesadillas con los números esta noche. Pensé bostezando y estirándome un poco hacia atrás.

-Vamos solo se es joven una vez –me sobre salte al escuchar un susurro en mi oreja. Era Emmet que no me dejaba en paz- únete al club de atletismo es la mejor opción que tienes. Lo sabes. No te arrepentirás.

Le ignore, no quería enfadarme hoy. Estaba demasiado cansada con lo de trabajar para el bar.

-Te subirán la nota por unirte a nuestro club –insistía.

Arranque la hoja en blanco que tendría que haber usado para coger apuntes y la hice una pelota en la que descargue la ira que me estaba provocando el payaso que tenía detrás y me gire.

-Te puede ayudar a... -seguía hablando.

Pero le interrumpí la frase al meterle la bola de papel en la boca.

-Piérdete –dije marcando bien cada silaba para que le entrara bien en la cabeza.

Cuando me volví a girar vi que el profesor no estaba mirando y no se había dado cuenta. Pero Mick sí que se había dado cuenta y nos miraba curioso, le parecía graciosa la escena.

En cuanto acabó la clase me acerque a Mick y le di un golpecito para hacer que deje de reírse. Salimos juntos de la clase.

-Me muero de hambre –se quejó Mick agarrándose teatralmente el estómago.

-¿Dónde quieres comer? –pregunte.

-Encontré una nueva tienda de comida riquísima, para chuparte los dedos –dijo exagerando.

Estábamos saliendo del campus cuando a través de la vaya que daba a la pista vimos como entrenaban los del club de atletismo. Inconscientemente me pare a mirar como entrenaban. Mick se paró a mi lado. Mi vista se desvió en concreto a Keith, que estaba de medio lado, dando órdenes a los que corrían cuando pasaban por su lado.

-¿Qué miras? –me pregunto Mick.

Pero estaba tan concentrada mirando que no le conteste.

-Escuche que quedaron en los últimos ocho lugares el año pasado, con ayuda de Emmet y Keith, eso es un buen logro en verdad.

Se suponía que eso me tenía que impresionar pero yo no me sentía impresionada. En ese momento Keith giro un poco más y nos vio. Nuestros ojos coincidieron y nos quedamos mirándonos.

-He investigado y Keith, el que mira hacia aquí, se lesiono y le tuvieron que decir adiós al campeonato.

-¿Por qué lo has investigado? –pregunte sin mirarle.

-Después de la pelea tenia curiosidad por saber que se creía –dijo encogiéndose de hombros.

Vi como Keith empezó a dar pasitos hacia nosotros.

-¿Tan bueno era? –pregunte a Mick.

-Sí, el mejor corredor con obstáculos tres años seguidos. Eso es muy difícil de conseguir.

Keith se paró a mitad de camino y nos hizo gestos con la cabeza para que nos acercáramos a la pista. Sabía que en verdad me lo decía a mí en especial.

Puse los ojos en blanco y volví a ponerme en marcha.

-Vamos. Yo también tengo hambre.

Mick nos guio hasta el restaurante del que había hablado antes. Estuvimos hablando sobre muchas cosas y ninguna en verdad. En la línea de lo habitual en nosotros. También le conté sobre el trabajo que tenía que hacer en el bar.

Que básicamente era limpiar platos, barrer, sacar la basura... tareas de limpieza. Pero las asumía con la cabeza bien alta.

-¿Cuánto tienes que devolver?

-Lo importante no es la cantidad –dije porque sabía que tenía toda la intención de pagármelo, para tener que devolvérselo a él poco a poco- Además ya me he comprometido a hacer el trabajo, no me queda de otra.

-¿Y si yo trabajo codo con codo contigo contaría mi salario para acabar más rápido?

-No lo sé. Pero no te voy a dejar seguirme a esta mierda. Ya me seguiste al truño de facultad en la que estamos ahora como para que también me sigas a ese agujero.

-Sabes que no me importa. Tú me has ayudado infinitas veces.

-No es lo mismo. Sabes que nuestros caracteres son diferentes.

-Pero quiero que sepas que aunque tú tengas un carácter de mierda, me sigues cayendo genial.

-¿Carácter de mierda? ¿Yo? –Dije dándole un golpe en el hombro- Te estas ganando una paliza ¿Sabes?

Después de muchas risas y bromas, se había hecho tarde y tenía que ir a entrar a trabajar. Mick y yo fuimos en la misma dirección dando un paseo hasta que cada uno se fue por su lado.

Nada más llegar me puse el mandil y me puse a fregar. Sabía que me iba a ser duro durante una temporada, pero yo soy de las que cumplen en este sentido.

Madrugar para ir a clases, matar el tiempo por la tarde, trabajar por la noche en el bar y dormir lo poco que pudiera para volver a empezar esta nueva rutina.

Pero mi mente durante el trabajo no para de pensar en Keith y el dichoso club de atletismo. ¿Por qué me había hecho ese gesto para que me acercara cuando el mismo me provoco la última vez? ¿Acaso quería pelea de verdad?

No me costaría nada enfrentarme a él, al capitán o al gallito que me planto cara el otro día. Que en verdad a este último le tenía muchas ganas.

Encima que Keith me humillara de esa manera el otro día y que ahora me animara a acercarme. Y que Emmet siguiera con sus insistencias me tenía tan harta que me daban ganas de haberle metido la bola de papel hasta la garganta para que se ahogara.

Llegando a la metaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora