Capítulo 22

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(Keith)


En cuento Janis salió corriendo me lleve las manos a la cabeza ¿Qué había hecho? Había sido demasiado duro.

Decidí dejarle tiempo para enfriar su cabeza y la mía antes de ir en su busca.

Había necesitado este tiempo para pensar en lo que había pasado, estaba totalmente confundido con lo que sentía.

-¿Qué haces ahí en el suelo? –pregunto Emmet apareciendo en la pista- ¿Y Janis?

-Hemos hecho un descanso –obviamente estaba mintiendo.

-¿Por eso la he visto salir corriendo calle abajo como si le persiguiera un diablo? ¿Ha huido? –Pregunto haciéndome saber que mi mentira no se la había creído- ¿Por qué esa cara?

-La he liado. Se me ha confesado y le he gritado que me dejara tranquilo...

-Esa es una manera de ligar que no sabía. Pensaba que te interesaba, más allá del atletismo –comento sentándose a mi lado.

-Estoy confundido con lo que siento.

-¿Y ahora qué?

-Parecía muy triste y enfadada.

-Me haces sentir triste a mí también –le mire a la cara y vi que estaba fingiendo llorar- que triste me siento que últimamente pasas más tiempo con ella que conmigo.

-Emmet –le reprendí golpeando su rodilla bromeando.

-Solo bromeaba –dice riendo- pero tío, no lo puedes negar. Estas dudando de lo que significa Janis para ti, todavía tienes posibilidades.

Solo pude suspirar esperando uno de los disparatados planes de Emmet.

-¿Y qué debería hacer? –pregunte levantando una ceja.

-¿Qué tipo de expresión es esa de tu cara? ¿Recuerdas que el tío de David es abogado?

-Sí, pero ¿qué tiene que ver?

-Calla. En el último semestre trajo a su novia, que es arquitecta, para ver el entrenamiento de David. Eso no es lo mejor. Lo mejor es que Sergio consiguió la beca de deporte gracias a ella. Así que tú deberías animarte.

Hasta el mismo se dio cuenta de que lo que había dicho no tenía sentido alguno, o al menos no ahora.

-Mira, esto es aceptarla –dijo poniendo mi refresco favorito delante nuestro y luego un botellín de agua- y esto es rechazarla. Elige esto con cuidado. Puedo decir que Janis se toma esto en serio.

Me moví hasta quedar frente a Emmet, dejando el refresco y el botellín de agua entre nosotros. Emmet empezó a alejar el agua de mí. Así que se lo arrebate de la mano, y me levante.

-¿La vas a rechazar? –pregunto exaltado y sorprendido por mi acción.

Así que cogí el refresco también y me di la vuelta para irme a buscar a Janis.

-No seas así, dime ¿Cual vas a elegir? No te puedes llevar los dos –grito a mi espalda pero le ignore.

Me recorrí todo el hotel, lo más rápido que pude, pero no la vi. Así que cuando la rodilla me empezó a dar pinchazos decidí ir directo a la fuente, ya que Janis no contestaba al teléfono o al menos no contestaba a mis llamadas. Fui directo de vuelta a los dormitorios en busca de Mick.

Cuando lo encontré estaba con una chica, con Alba.

-Espera Mick. Voy contigo –le decía Alba algo enojada.

-Que no. Ya te lo he dicho no va contigo.

-Claro que va conmigo, porque todo lo que te importa a ti a mí también.

-¿Qué dices? Solo voy a por Janis. Nunca habéis hablado entre vosotras.

-Pues me hare su amiga si eso te hace feliz y me permite estar más cerca de ti.

-¿Qué dices?

-Que me importas y quiero que seas feliz porque me gustas ¿Tanto te cuesta verlo?

Mick se quedó parado de golpe. Casi podía decir que era una estatua, por lo menos respiraba.

-¿Qué? –pregunto confuso.

-Que me gustas, imbécil –le dijo encarándolo- y ahora espabila que tenemos que buscar a Janis.

Justo cuando iba a avanzar, para decirles que me unía, Mick abrazo a Alba sorprendiéndola y le beso.

-Ejem –carraspee para hacerme notar- no he podido evitar escuchar que ibas a por Janis. Déjame unirme a buscarla.

-No te acerques. ¿Sabes como esta? No quiero que te acerques a ella –dijo poniéndose agresivo conmigo.

-Lo siento, siento mucho haber arruinado esto pero necesito hablar con Janis. ¿A ti te contesta al teléfono?

Mick me miro de arriba abajo como evaluando mi sinceridad. Hasta que Alba de dio un codazo y le susurro algo que no alcance a escuchar. Pero creo que hablo a mi favor ya que Mick resoplo y negó con la cabeza antes de decir:

-Le he llamado y mensajeado mucho, lo único que he recibido ha sido un mensaje de voz entre lloros y gritando que no quería saber nada de nadie.

-Déjame tu móvil –dije, más bien a modo de orden, mientras extendía la mano para que me lo diera.

-Una mierd...

-Dáselo –le corto Alba- los dos queréis saber dónde está. Si él la ha liado, dale la oportunidad de arreglarlo. Además, no es como si le fueras a dejar ir solo de todas maneras.

Me lo dejo en la mano de mala manera. Pero me dio igual, en cuanto lo tuve no perdí ni un segundo en marcar y maldecir interiormente porque no respondía lo suficientemente rápido que yo quería.

-¡Te he dicho que me dejes! ¡Que no pienso competir! ¡Que me da igual todo! ¡Que me vuelvo corriendo a casa! –grito tanto que me tuve que separar el teléfono de la oreja, mientras la escuchaba ronca seguramente por el lloro que aún se le notaba.

-Soy Keith, ¿Me ayudas? –fue lo único que se me ocurrió decir.

Se quedó tan sorprendida que se quedó muda, pero por suerte no me colgó.

-¿Dónde estás?

-Me voy –dijo más calmada.

-Me duele mucho la rodilla de correr por el hotel buscándote. ¿Me puedes ayudar, por favor? además tenemos que hablar ¿No crees?

Estuvo en silencio tanto tiempo que creí que no respondería o que colgaría.

-¿Te duele mucho?

-Sí, horrores –mentí.

-¿Dónde estás? –pregunto antes de que empezara a correr. Supe que había empezado a correr de nuevo por el cambio en su respiración.

-Estaré en la pista.

-Voy –dijo antes de colgar.

Llegando a la metaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora