Capítulo 7

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(Janis)


Aunque había perdido la apuesta del otro día me estoy escondiendo del club de atletismo. Cada vez que toca entrenar coincide con mi trabajo en el bar por lo que me los tenía que saltar. Y si os digo la verdad me daba más bien igual el saltarme los entrenamientos.

Si fuera a los entrenamientos estaría aún más reventada de lo que estoy ahora mismo.

Ya era tarde cuando sacaba la basura por la parte de atrás del bar, encontrándome con dos tíos, muy sospechosos. Según me acerque vi que se estaban metiendo unas rayas. Se estaban drogando sobre la tapa del cubo de la basura.

-¿Qué estáis haciendo? No os podéis drogar aquí. Marcharos –les dije poniéndome a su lado.

-No son asuntos tuyos -dijo el más cercano a mí encarándome.

-¿Qué dijiste? –pregunte con rabia mientras tiraba el cubo al suelo, tirando su droga con el cubo.

Estaba ya tan molesta con todo que me daba igual todo. Sabía que los chicos iban a venir a por mí. Pero me daba igual, esta era la forma poder desahogarme con un motivo.

-Por favor, iros –dije soltando lo único educado que tenía para estos tíos.

Tal como esperaba no lo hicieron y se lanzaron contra mí, por lo que empecé a defenderme a patadas y puñetazos, a todo lo que daba.

De repente ante mi apareció Keith llamándome.

-¿Por qué estás aquí? vete –dije poniéndolo a un lado porque casi le dan.

Había podido ver la preocupación es su cara antes de volver a lanzarme a pelear.

Empezaron a poder conmigo y Keith se puso de nuevo delante mío, recibiendo el los golpes que me dirigían a mí. Hasta que recibió una patada en la rodilla haciéndole gritar de dolor mientras se dejaba caer hacia atrás. Le cogí para que no cayera al suelo.

Salió el dueño del bar de al lado amenazando con llamar a la policía lo que hizo que los dos tíos se fueran corriendo, tropezándose entre ellos. El hombre volvió a entrar negando con la cabeza.

Una vez solos en el callejón ayude a sentarse a Keith y le mire a la cara en busca de algún signo de dolor.

-Un momento –dije antes de volver a entrar al bar e ir a por algo de hielo y un trapo.

Cuando volví Keith estaba masajeándose la rodilla.

-¿Por qué te metiste en medio si no sabes cómo pelear? Toma esto, para la rodilla -le pase el trapo lleno de hielo.

-¿Tu familia sabe que tienes un trabajo en este lugar? –pregunto poniéndose el trapo en la rodilla.

-No es tu jodido problema –dije sentándome a su lado- preocúpate por tu propios asuntos primero.

Keith solo evito mi mirada y se puso a mirar al frente, mirando la nada.

-Tu pierna no se ha dañado más ¿Verdad? –dije al ver como sujetaba el trapo.

-No –dijo serio antes de coger la mochila que en algún momento había soltado e intentar levantarse. Poniendo el trapo en el suelo.

Se lo impedí al ver como se quejaba.

-¡Hey! Espera.

Se volvió a sentar al ver que yo se lo impedía y pude ver una cicatriz muy marcada que recorría más o menos medio metro la rodilla de arriba abajo.

-Estas seriamente herido ¿Y dices que estas bien? No te tienes que hacer el machito conmigo –dije volviéndole a poner el trapo en la rodilla.

-Tú en verdad eres una buena persona –dijo sonriendo de medio lado- ¿Por qué pretendes no serlo?

-¿Quién pretende? ¿Cuándo dije yo que era una mala persona?

-¿Alguna vez has visto a una mala persona decir que es mala? –dijo levantando una ceja.

Hice un amago de sonrisa ante su comentario. Luego le mire poniéndome algo seria.

-¿Por qué tomaste los golpes por mí?

-Soy el manager y como tal tengo que proteger a mis compañeros de equipo. ¿O acaso querías que te viese siendo golpeada?

-¿No pensaste que te herirías tú mismo?

-No es como que pudiera estar en la competición de todas maneras. No es la gran cosa.

Nos quedamos unos momentos en silencio. No sabía que decir, en eso tenía razón pero yo lo veía demasiado.

Luego me pregunte como iba a volver a casa, si apenas podía mover la rodilla.

-Te acompañare a casa –dije en un tono que no admitía un no por respuesta.

Además lo más seguro seria que viviera en los dormitorios como yo.

-Gracias –dijo sonriendo.

Aun así nos quedamos unos minutos ahí quietos esperando a que nos relajáramos para que no doliera tanto. Keith sonreía como si le divirtiera la situación, me contagio alguna sonrisa.

Luego caminábamos lentamente con su brazo sobre mis hombros para hacerle le apoyo.

-¿Aun te duele? –cuando estábamos a unos metros de la puerta de su casa.

Al parecer vivía cerca de los dormitorios pero no en ellos.

-Está bien.

-Antes de que nada. Déjame decirte que no practicare atletismo porque te llevaras golpes por mí.

-Yo no usare el atletismo a cambio de tu asistencia. No puedes correr bien si no quieres participar voluntariamente. Además te sigues viendo reacia a hacer esto. Hablare con la profesora mañana y le pediré que te deje ir. Gracias por acompañarme de regreso.

-Hey ¿Piensas que es divertido para mi estar así? Me forzaron a estar en el equipo usando mis notas, haciendo que tenga un horario hecho un desastre. Siempre son los demás los que están decidiendo mis cosas.

-¿Por qué estas molesta?

-Yo...

-Eras tú la que no quiere estar en el equipo ¿no?

-No quiero. Tu equipo no tiene futuro ¿Quién demonios quiere estar en él?

Se acercó de frente hasta quedar a medio paso e impuso su figura frente a mí.

-Terminamos en el top ocho en la liga del año pasado. Este año, definitivamente terminaremos en el top 4. Todos han trabajado muy duro por este sueño. Este año es la última oportunidad para Emmet y para mí de estar en este equipo. Si ni siquiera lo comprendes olvídalo –dijo antes de irse aunque se giró un momento antes de entrar- Además puedes estar tranquila, no diré nada de tu trabajo.

Llegando a la metaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora