(Mick)
Cuando salí de ducharme y cambiarme fui en busca de Janis. No la encontraba por ninguna parte.
Por lo que decidí ir por los pasillos del hotel. Tenía previsto ir a mirar las salas comunes en las que me podría encontrar a Janis. Ya que esta pasaba del teléfono como de la mierda.
-Mick –me llamo Alba, desde el otro lado del pasillo.
Al girarme tropecé conmigo mismo pie cayendo de rodillas contra el suelo. No pude evitar cerrar los ojos al agachar la cabeza me di con toda la frente en el suelo. Qué vergüenza, más torpe no podía haber nacido, de verdad.
-¿Estas bien? –se apresuró a llegar a mi lado.
Me levante antes de que llegara. Para evitar que intentara ayudarme y que me diera más vergüenza. Eso era lo único que me faltaba ahora mismo. Notaba como me dolía la pierna como un demonio.
-Sí, estoy bien –dije sin moverme y evitando su mirada, para evitar que viera que iba a cojear.
-Si no estás enfadado conmigo ¿Por qué no me hablas normal? ¿Acaso piensas que soy molesta?–me pregunto yendo al grano.
-Yo no he dicho eso en ningún momento –dije mirándola- Solo que las cosas no son como eran.
-¿Cómo que no son cómo eran? ¿Qué quieres decir?
-¿Por qué estás aquí? –Pregunte poniéndome serio- Necesitas tu espacio para llegar a la cima. Por lo que te doy espacio. De lo contrario no podrías llegar a cumplir tu meta por mi culpa.
Me gire para volver a caminar pero Alba me paro cogiéndome de la mano, y aunque no me agarro muy fuerte pero algo me hizo frenarme. No sé qué pero algo me paro.
-Además ya habrás hecho tu vida durante este año –dije fingiendo una sonrisa- seguramente ya habrás conseguido novio. Algún día ya me lo presentaras o... incluso también podemos avisar a Janis e ir los cuatro. Aunque pensándolo bien creo que nunca os llevasteis bien.
-¿Has estado pensando en esto mucho tiempo o se te acaba de ocurrir? –pregunto confusa.
-Puede, si puede ser –dije desviando la mirada y girándome.
Pero de nuevo Alba me volvió a coger de la muñeca. No pude evitar volver a pararme y mirarle. Podíamos cortar la tensión con cuchillo. De las palabras no dichas.
-Tú eres mi amigo. No te preocupes por eso. Yo no voy a pedirte que dejes de ver a Janis por seguir siendo amigos.
-Janis tampoco me lo pidió. Voy a ir a ducharme –dije para acabar la conversación.
-Pero si venias de eso... -escuche a Alba a mi espalda, pero ya me había ido.
(Janis)
Como no me podía dormir salí del hotel y me senté en el suelo de la cancha. Pensando en todo lo que había pasado desde que conocí a Keith. Todas las imágenes del cuerpo de Keith me vinieron a la memoria.
Una sonrisa apareció inconscientemente en mi boca.
Entonces fue cuando vi a Keith pasar por el bajo de las gradas. No me había visto. Por lo que me quede mirándole, desde donde yo estaba.
Vi cómo se sentaba y empezaba a masajear su rodilla. Otra vez tenía dolor. Se estaba sobre esforzando y lo que le esperaba después de este campamento.
Me levante y fui hasta él para ayudarle. Ahora por o menos daba igual si nos veían, ya que no estaba en el vestuario y ninguno de los dos estaba parcial o totalmente desnudo.
-Deja que te ayude –dije agachándome frente a él.
-No hace falta...
-Calla –le ordene suavemente, sin dejar de masajearle la pierna- ¿Mejor?
Asintió con la cabeza.
-Sí, gracias.
-¿Has salido para que no te vean los demás como te duele la pierna? –dije levantando la ceja porque ambos sabíamos la respuesta.
-No necesitas preguntar si sabias la respuesta –dijo sonriendo a pesar del dolor.
-¿No hay forma de curar tu rodilla? –me atreví a preguntar.
-Mi rodilla está en el mejor estado que puede estar.
No pude evitar suspirar y bajar la mirada. Si no había una solución, no servía de nada la información que había estado investigando.
-¿Qué estás haciendo? –Dije cogiéndome del mentón para que le mirara a la cara- Soy yo el que está herido, no tú.
-¿Pero no te gustaría volver a correr?
Su sonrisa se desfiguro. Se le cambio la cara de golpe. Mierda. Joder. Cagada. Ya la había liado.
Me levante de golpe, sin dejarle tiempo a responder.
-Espera, voy al baño y vuelvo a ayudarte a para volver a la habitación –dije antes de salir corriendo dirección al baño.
*****
Estaba de nuevo en mi cama mirando el techo de la habitación... Keith se había quedado muy callado después de eso. Puede que yo tampoco le diera mucha cancha, no le estaba dando tema de conversación tampoco.
Gire la cabeza en su dirección. Estaba dormido.
Inconscientemente me levante y fui hasta su lado. Me senté a la orilla de su cama y me quede mirándolo. La había liado. ¿Me iba a seguir hablando? Sé que no podía ni imaginar por lo que había pasado él, pero quería seguir conociéndole.
No me di cuenta de lo que había estado haciendo hasta que vi mi mano acariciando su cara y retirando su pelo de la cara. Me encontraba estirada a su lado, acariciándole la cara y el pelo... me dio hasta vergüenza el solo hecho de pensarlo.
Mire a mi alrededor, pero nadie estaba mirando, por lo que me dije que podía estar así un ratito más. No habría testigos y Keith no se enteraría. Así que quede un rato más peinándole el pelo para atrás.
Mientras iba notando como mis ojos me pesaban casa vez más... hasta quedarme dormida por completo.
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Llegando a la meta
RomansaKeith fue un excelente corredor de atletismo en el pasado, pero tuvo que renunciar a sus sueños debido a una lesión en su rodilla. A pesar de todo él el sigue en el equipo con la ilusión de cumplir su sueño. Conoce a Janis, una chica con muy mal gen...