(Janis)
Nos encontrábamos, Keith y yo, en los bancos de la facultad frente a un taper de comida que me había preparado Nina, con mucho amor. O por lo menos eso era lo que ponía en la nota que había enganchada en la tapa.
-¿Estás preparado? –le pregunte a Keith.
Keith asintió con la cabeza por lo que me puse a abrir el taper.
Sinceramente no sabíamos que era. La comida estaba tan mal hecha que no sabíamos ni que era. Además el olor tan fuerte, a no sé qué, que nos dio arcadas tanto a Keith como a mí.
-Esto definitivamente es toxico –declare.
-Ella lo ha puesto todo su amor en cocinarlo, si no te lo comes tu dámelo –dijo cogiendo el taper.
-¿Cómo te lo vas a comer? ¿Quieres acabar como yo? ¿Con intoxicación alimentaria?
-Pero está hecho por mi hermana.
-Eso no es excusa, no le mimes tanto a tu hermana. Está bien tirarlo.
-Ella realmente ha puesto mucho esfuerzo en hacerlo –dijo como melancólico- no quiero tirar su trabajo a la basura.
Iba a decir una burrada pero me contuve. Por lo que se me ocurrió algo mejor. Así que me levante y le cogí de la muñeca.
-Ven. Vamos.
-¿A dónde? ¿Dónde me llevas? –pregunto levantándose también.
-Ahora veras. Vamos. No preguntes.
Me lo lleve a la cocina de la facultad. Pedimos permiso a las cocineras para que nos dejaran una esquinita de la cocina.
Supongo que porque les hicimos gracia nos dejaron entrar.
Me puse a cocinar con la comida de Nina. La iba a intentar mejorar o por lo menos la haría comestible.
Para cuando acabe puse el plato que había preparado delante de él. Esto era otra cosa diferente.
-Pruébalo. Con esto no morirás –le dije.
-Mi hermana no cocina tan mal –dijo comparando lo que me había sobrado de lo que Nina había cocinado y lo que yo le acababa de servir.
-Tienes razón –dije con sarcasmo evidente- ha cocinado veneno.
Keith se llevó un poco de lo que yo había cocinado a la boca, con algo de recelo, pero la cara le cambio cuando lo saboreo.
-Esto es delicioso. No me esperaba que pudieras cambiarlo tanto. Sabes cocinar muy bien.
-Aprendí a cocinar cuando era muy pequeña –dije sin mirarle y tuve que tapar esa frase con una broma- Llámame Joan Roca... mejor no que es muy mayor.
-Ha tenido que ser muy difícil y muy duro para ti.
-No hagas caso a eso. Ahora... dile a tu hermana que no me va a ganar.
-¿Qué quieres decir?
-Pues que entre ella y yo no hay los mismos sentimiento. No tenemos ese tipo de sentimientos en común.
-¿Qué tipo de sentimientos?
-Ese tipo de sentimientos en los que se te hace difícil el respirar y no puedes apartar la vista de esa persona ¿entiendes? –Dije mirándole fijamente- no hay otra persona a la que quieras mirar excepto a esa persona especial. Es como...
-¿Estas saliendo con alguien? –me interrumpió como sobresaltado- ¿Quién es? Tienes que decírmelo.
-De ninguna manera tengo esos sentimientos por tu hermana –dije ignorándolo.
-No sabía que eras tan cursi.
-Aquí el único cursi eres tú.
-Solo tú podías haberme demostrado tal talento oculto –dijo palmeando mi hombro y dejando su mano ahí.
Keith siguió comiendo mientras seguía diciéndome elogios sobre la comida. También me fue alimentando, diciéndome que la chef también tenía que probar su propio plato.
******
Estaba yendo a entrenamiento cuando de repente vi en el pasillo a Keith y la chica con la que comparto planta en el dormitorio.
Ella con los ojos cerrados y él soplándole para sacarle algo del ojo. Estaban muy cerca.
-¿No piensas que son una gran pareja? –pregunto Nina apareciendo de la nada detrás de mí, sobresaltándome. Mientras estaba grabándoles con el móvil.
-¿Qué quieres decir?
-Este ángulo es mejor –dijo moviéndose para seguir grabándoles, mientras me ignoraba.
-¿Ellos son...? –estaba preguntando antes de que me dejara ahí sola, sin responderme.
Seguí mirándoles, pero cuando empezaron a reírse, tan de cerca, y que la chica empezara a tocarle los brazos y demás decidí irme sin que me notaran.
No sé porque notaba como si me hubiera traicionado, como si me hubiera apuñalado por la espalda, pero en verdad yo sabía que no tenía derecho a enfadarme por eso. Tampoco era como que lo pudiera evitar.
Pero en contra de mi ser, gire sobre mi misma para alejarme. Si hubiera actuado como soy, me habría lanzado contra ellos con los puños por delante.
Decidí irme directamente a trabajar, para luego irme a mi habitación. Estaba ordenando un poco la habitación cuando sonó mi teléfono.
Era un mensaje de Keith. Me tumbe en la cama para mirarlo.
Keith: ¿Por qué no has venido al entrenamiento?
Estaba a punto de enviarle un mensaje preguntándole por la chica pero lo borre y en su lugar escribí:
Janis: Lo siento, mañana no fallare.
Enterre la cara en la almohada hasta que Keith volvió a mandar un mensaje.
Keith: De acuerdo. Mañana hay reunión.
Era la conversación tan fría como cuando nos conocimos. Pero no me había salido ser como siempre. No podía dejar mis pensamientos de Keith con esa chica y actuar como si fuera una ciega.
Me asustaba hacer una autocrítica.
La conversación que había tenido con Keith, sobre sentimientos y todo eso, me había dado de que pensar. Y tenía miedo de pensar en que era lo que sentía por él.
¿Qué siento? ¿Qué siento por él? ¿Qué siente él? ¿Estoy pillada por él? Si tengo que ser sincera creo que estoy empezando una pillada unilateral. Me he dado cuenta que yo misma persigo a Keith con la mirada.
¿Pero realmente quiero pillarme por él? No sabía a qué iba a llevarme esto y no sabía si quería seguir dejándome llevar con él.
Tenía la cabeza hecha un lio.
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Llegando a la meta
RomanceKeith fue un excelente corredor de atletismo en el pasado, pero tuvo que renunciar a sus sueños debido a una lesión en su rodilla. A pesar de todo él el sigue en el equipo con la ilusión de cumplir su sueño. Conoce a Janis, una chica con muy mal gen...