Capítulo 48: Historias para dormir a la leona

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Zoba, Gowther y Diane se encontraban en el cuarto de la primera, sentados en la cama, con la espalda apoyada en la pared y las piernas estiradas, dejando a la chica en medio, abrigada por su amor y su mejor amiga. Habían conseguido que comiese un poco, y su llanto se fue calmando poco a poco en el momento en que se le acabaron las lágrimas. Pero después de todo, no había podido pegar ojo en toda la noche. Ahora miraba al frente, con el libro que Merlín le entregó a Gowther mientras ella estaba siendo operada en su regazo, sin abrirlo.

 - ¿Sabes lo que es? - preguntó Diane en voz baja.

 - Este libro ha formado parte de mi infancia... - dijo bajando la mirada hacia él - Bueno... de mis primeros años viva.

Ella acarició la simple portada con mucho cariño, y quitó su cierre lentamente, como si temiera que se rompiera. Al abrirlo por la primera página, la bonita letra cursiva de Escanor era muy reconocible. En la primera página, en el centro, estaba escrito:

 "Historias para dormir a la leona"

- ¿"Historias para dormir a la leona"? - preguntó Diane leyendo.

 - En mis primeros tiempos de vida era muy revoltosa. Mi padre se inventaba algunas historias en sus ratos libres y las escribía en formas de verso, mezclando su arte con la poesía con la capacidad de crear un cuento que me relajase y me hiciese dormir - Zoba miró al frente, con los ojos algo vidriosos.

Abrió la primera página, encontrando un cuento corto sobre cómo una pequeña cría de leona quería ser capaz de tocar a su reflejo en el agua, hasta que entendió que debajo del agua, no había otra leona.

 - Parecen moralejas... - señaló Gowther.

 - Mi padre sacaba estas historias del día a día. Seguramente, en mis primeros días intenté jugar con mi propio reflejo en el agua... - Zoba sonrió con ternura - Al principio no les prestaba mucha atención, o no los entendía bien... pero siempre lograba captar mi atención cuando la protagonista era una pequeña leona...

Ella fue leyendo unos cuantos, con ambas cabezas de sus seres queridos sobre sus hombros, leyendo también. Eran algo infantiles, pero preciosas, que explicaban algunas cosas obvias de la vida pero que un niño pequeño no puede llegar a entender. Así, podían ser cuentos sobre como la luna y el sol, sobre la lluvia, el viento e incluso algunos como de dónde nacía el amor y cuáles eran los valores más admirables en las personas.

 - Escanor de verdad tenía un don para esto... - Diane sonreía leyendo - Es una historia escrita en verso...

 - Nunca pensé que pudiese echar esto de menos... - ella acarició una página dejando caer una lágrima por su mejilla - Incluso en este puedo escuchar su voz leyéndomelo... 

Ambos se apegaron todavía más a ella para darle arropo y cobijo con sus cuerpos, haciéndole indicar que no estaba sola para enfrentarse a esto.

 - Por cierto - indicó Gowther - Antes de dármelo, Merlín escribió algo en una página.

Zoba le miró secándose la lágrima, y avanzó hasta la última página escrita por su padre. En la siguiente, había una letra distinta, escrita con otro material que no era la pluma de su padre, y ocupando el centro de la hoja. Zoba leyó en voz alta:


"El más fino de los vinos, capaz de calmar el corazón con la más dulce intoxicación... 

ese es tu amor solitario.

Lamentablemente, yo no fui capaz de convertirme en la copa que lo pueda servir, 

Gowther X Reader - "¿Dónde Está Mi Corazón?" (Nanatsu No Taizai)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora