𝟎𝟐. 𝐃𝐎𝐍𝐎𝐕𝐀𝐍𝐓.

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Blanco fue como se quedó al escuchar ese buzón, pero en vez de alterarse, decidió relajarse y llamar a los padres de ella.

"Lo sentimos, el número marcado no existe."

Ahora si, perdió la cordura y fue corriendo a casa de Chiara. Esto tenía que ser una puñetera broma. ¿Porqué decía que no existían sus números? ¿Acaso ella se había cansado de él? ¿Habría aparecido alguien más?

Al cabo de unos veinte minutos, llegó a casa de la chica. No estaba su coche ni el de sus padres. Se asomó por la ventana del porche y la casa estaba vacía, solo tenía los muebles, pero ya no estaban las fotos ni los adornos que siempre tenían encima.

Sintió como su corazón se rompía en pedazos, y una vez más, apareció en su mente aquella fatídica noche. 

                                                                     |Flashback|

Chiara salió con sus amigas y Ashton con los suyos, hacía tiempo que no salían por separado y digamos que tampoco es que su relación hubiese ido muy bien esa semana, por lo que salieron a despejarse.

La noche pasaba, cada uno disfrutaba con sus amigos. A decir verdad, Chiara se encontraba un poco mareada por el alcohol, así que pensó que mejor sería irse a su casa. 

Se despidió de sus amigas, llamó a un taxi y se subió a él rumbo a su casa.

Ashton estaba en un pub tranquilo, los chicos no eran mucho de salir a lo loco y preferían otros planes más pacífico. 

Era como las 04.00 am cuando recibió una llamada de Patrick, el padre de su novia.

-¿Patrick?.- El rizado respondió extrañado.

-¡Ashton, Chiara está en el hospital Mater!- Exclamó su suegro desde el otro lado de la línea.

Él colgó rápidamente y sin despedirse de sus amigos, cogió su coche y puso rumbo al hospital, mientras se quitaba las lágrimas con furia con el dorso de la mano.

Al llegar, entró en urgencias y vio a los padres de ella. 

Patrick se acercó al chico corriendo para contarle todo lo que había pasado. 

Mientras ella iba en el taxi, este chocó con otro coche, provocando así el accidente. El taxista había fallecido, ella estaba en un coma inducido y el otro coche, simplemente no estaba cuando llegaron la policía y las ambulancias.

Ashton no lloró, no le salían ni las palabras. Se giró y vio a Alana, la madre de ella. Estaba con los ojos rojos e hinchados, llenos de lágrimas y con la mirada perdida.

Se acercó a la ventana de la habitación en la que su chica estaba y al mirarla, sintió como el mundo se le venía encima.

                                                              |Fin del flashback|

Desde aquel día, Ashton se pasaba el día en el hospital con ella, hablando y contándole sus cosas, porque aunque ella estuviera dormida, sabía que lo escuchaba. No se perdonaría si ella despertaba y él no estaba a su lado. Quería arreglarlo todo con ella y que volviesen a ser completamente felices.

Cuando se dio cuenta, se encontraba en su casa, frente a su cama. Allí reposaba un peluche de una jirafa que ella le regaló cuando hicieron dos meses juntos, porque decía que él era tan alto como una jirafa.

No pudo evitar sonreír con nostalgia. Aún no entendía qué pasaba, así que se tiró a su cama y mientras lloraba, intentó dormir.

No lo consiguió, pero sí recordó algo que le pareció bastante raro y es que, la última vez que la vio, tenía una marca en el brazo izquierdo. Más bien un tatuaje que eran tres pequeños círculos. Ella no lo tenía antes de salir aquel día, y parecía estar hecho de unos días antes de verla por última vez.

-Algo no encaja en todo esto.- Pensó el castaño en voz alta.


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Días después, seguía sin saber nada de ella y él cada vez estaba peor. Pero de repente todo cambió. Subió el volumen de la televisión.

-Sergey Donovant, parece haber vuelto con la que en un momento fue su amada. ¿Será que ella le echaba de menos? ¿Estará dispuesta a soportar todo lo que se le viene encima? Aquí les mostramos las fotos.

-No puede ser, esto no puede estar pasando.- Susurró.


𝐍𝐎𝐒𝐓𝐑𝐀 𝐂𝐈𝐓𝐓𝐀́ | 𝐀𝐒𝐇𝐓𝐎𝐍 𝐈𝐑𝐖𝐈𝐍 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora