𝟏𝟕. 𝐀𝐌𝐄𝐋𝐈𝐄.

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Ashton's POV.

Había pasado dos días desde el ataque fallido. Digo fallido porque el bastardo de Donovant seguía por ahí libre, sabía que ese día íbamos a por él y lo tenía más que planeado. Mi madre y mis hermanos se encontraban en Perth, se habían ido literalmente a la otra punta del país. Lorenzo nos dio una pequeña casa a las afueras de la ciudad para los dos después de que hubiesen incendiado mi casa. Patrick y Alana se quedaban en la casa que había justo en frente del cobertizo.

-¿Ashton?- Preguntó Chiara.

Apareció por la puerta de la cocina, sobándose los ojos porque se acababa de levantar. Se acercó a mi para darme un abrazo, cosa que le devolví con gusto.

-Hola, amor.- Besé su cabeza.- ¿Quieres tortitas para desayunar?

-¡Si! -Pegó pequeños saltos y se subió a la isla de en medio de la cocina.

Le gustaba cocinar, pero era todo un desastre incluso haciendo un huevo. Pasó un rato mientras hacía el desayuno y al terminar, puse el plato de tortitas en la isla. Ella me miró sonriendo mientras bajaba de la encimera, se acercó para darme un rápido beso y se sentó a comer, gesto que imité.

-¿Cómo has dormido?- Le pregunté.

-Como un bebé, alguien anoche casi acaba conmigo.- Soltó una pequeña risa.

-No fuiste tú la única que casi muere, cariño.- Le recriminé riéndome.- Alguien se volvió un poco salvaje.

-Oh vamos, exagerado.-Sus mejillas se tornaron rojas y yo reí.

Adoraba como de atrevida, pasaba a ser tímida. 

-Friego yo.- Se levantó, recogiendo los platos y llevándolos al fregadero.

Me acerqué a su espalda mientras lavaba los platos, rodeando su cintura con mis brazos, moviendo su pelo hacia el lado y depositando mi cabeza en su hombro. ¿Cómo era posible amar tanto a una persona? Era algo que me lograba explicar, pero después la miraba y recordaba porqué. Comencé a dejar besos por el hueco de su cuello, subiendo hasta su oreja.

-Ashton, para.- Rió.

-Mmm...-Susurré.

Se giró para quedar cara a cara conmigo, agarró mi nuca para unir nuestros labios. Estos entraron en un vaivén salvaje, mientras que nuestras lenguas peleaban entre sí. Puse mis manos en su trasero levantándola, haciendo que rodease sus piernas en mis caderas. Chocamos contra la pared sin despegar nuestras bocas un segundo. Hasta que comenzó a sonar mi teléfono. Decidí ignorarlo y seguir con mi tarea. Salí con ella en mis brazos de la cocina para subir a la habitación, cuando escuchamos que se abría la puerta trasera.

-Siento joderos el polvo mañanero, pero hay que ir al cobertizo.- Habló Vicenzo.

-Vinny tío, joder.- Suspiré y él se encogió de hombros.

-No pasa nada, amor.- Rió Chiara y me dio un beso.- Anda ve a ducharte.

Le hice caso y fui a darme una ducha rápida. En estos momentos odiaba a Vicenzo con toda mi alma, pero tampoco tenía culpa. Terminé de vestirme y bajé, viendo a Chiara cambiada de ropa, hablando con mi amigo en el sofá.

-¿Vamos?

Los dos asintieron y fuimos al cobertizo. 


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Al llegar, Chiara fue a la casa para estar con su madre mientras que Vinny y yo fuimos con los demás. Nuestros ojos se abrieron cuando entramos en el lugar, había una señora con dos niños pequeños y tenían cara de terror. Lorenzo estaba hablando con la mujer y Marco intentaba tranquilizar a los niños.

-Ragazzi, os presento a Amelie.- La mujer hizo un intento de sonrisa.- Donovant no se ha quedado quieto y se ha cobrado la vida de su hijo. 

Alguien abrió la puerta del cobertizo. Era un hombre de estatura media, moreno y ojos marrones, vestido de traje y con cuatro hombres más a su lado. No lo había visto nunca.

-Rodríguez, ya era hora.- Lorenzo le indicó que se acercara.

-¿Quién es ese?- Le susurré a Jack.

-Es el jefe de la banda española.- Me respondió y asentí.

-¿Puede explicarnos que es lo que ha pasado exactamente?- Volvió a preguntarle Lorenzo a la mujer con delicadeza. Ella asintió.

-Hace bastante tiempo que mi hijo había empezado a trabajar para él por culpa de los pocos ingresos que había en nuestra casa, aunque le repetí mil veces que no lo hiciera. Llevaba sin verlo un tiempo y hace cuestión de unos días, apareció en casa diciéndome que se quedaría unos días para estar con nosotros.-Sorbió su nariz.- Y anoche después de la cena, empezamos a escuchar golpes en la puerta, eran muy fuertes, tan fuertes que consiguieron tirar la puerta abajo, él me dijo que fuese con los pequeños y que se encargaría de eso.- Su voz tembló.- Lo único que escuché fue como el hombre dijo que le había traicionado y después le disparó.-Sollozó y Lorenzo la abrazó.

-Tranquilícese, vamos a ocuparnos de que no le vuelva a molestar.- Rodríguez habló.


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Chiara's POV.

Mi madre aún se encontraba durmiendo, así que decidí darme una vuelta por el terreno de Lorenzo. Me senté en un pequeño prado que había al lado del cobertizo, estaba rodeado de flores y mi mano las acariciaba lentamente. Adoraba las flores, sobretodo las margaritas me parecían de lo más tierno. Me tumbé en el césped y miré el cielo, era otra de las cosas que me apasionaban, la cantidad de paisajes y colores que muestra. Las nubes siempre aparecían en el momento adecuado, al igual que los colores. 

El sol estaba empezando a darme calor, así que fui a pegar la oreja al cobertizo. ¿Soy una chismosa? Si y no me escondo, me aburro y necesito entretenerme con algo. Vi que la puerta estaba un poco abierta, así que me apoyé en la pared y observé a todos los chicos, en concreto a un hombre que estaba al lado de Lorenzo. Recordaba verlo en algún lado, hasta que caí en que Abril tenía fotos con él en su consulta. Supuse que sería su marido.

Mis ojos viajaron a Ashton, observando su ancha espalda y los tatuajes de sus brazos. La serpiente me encantaba y más como se veía en su brazo. Me mordí el labio. Estaba segura de que era el hijo del mismísimo Zeus, miraras por donde lo miraras, no había ni una sola pizca de imperfección física ni personalmente. Empecé a escuchar lo que hablaban.

-También encontré esto en su bolsillo.- La señora sacó un papel doblado.- Se lo había escrito a una tal Chiara.

Llevé una de mis manos a la boca y otra al pecho. Había muchas personas llamadas Chiara en el mundo.

-¿Cómo dice que se llamaba su hijo, Amelie?- Preguntó Ashton.

-Dirk.

Los ojos de todos se posaron sobre él y fruncí el ceño. Mis ojos se abrieron, ¿era la madre de Dirk? Volví a dirigir mi vista a Ashton, el cual cogió el papel que le entregó la señora. Tenía el cuerpo tenso. 

Entonces me arrepentí de haber venido a escuchar.

-¿Cómo voy a decirle a Chiara que Sergey se ha cargado a Dirk?







𝐍𝐎𝐒𝐓𝐑𝐀 𝐂𝐈𝐓𝐓𝐀́ | 𝐀𝐒𝐇𝐓𝐎𝐍 𝐈𝐑𝐖𝐈𝐍 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora