¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Baje del avión seria, sin muchos ánimos. Claro que ver a Úrsula ahí, con Chemi... Bueno, digamos que no me había gustado mucho.
Sobretodo porque yo creí que estábamos en algo más importante, no pensaba que había sido todo momentáneo, y solo para ayudarme a superar la pequeña depresión en la que había entrado con lo de Simon.
Pero claro, si Chemi me había dejado claro en muchas ocasiones que no le importaba mucho recuperarme
— ¿Quieres venir a casa conmigo? —le pregunté a Abi, ella negó — No, Elisa... Tengo que irme a preparar mis cosas —alcé la ceja un tanto confundida— es que he decidido irme a Londres como que dije —sonrió — Bua, excelente, te felicito muchísimo Abi, te deseo mucha felicidad y que estés mucho mejor allá —la abracé, suspiré y nos separamos— si necesitas ayuda no dudes en llamarme —ella asíntió y tomó el taxi a su casa.
Yo me quedé esperando a que llegara el mío, mientras que Chemi estaba en silencio a mi lado, serio.
— Oye... —llamó mi atención, lo miré de reojo nada más— Lo de Úrsula... — No importa Chemi, vale? —le corté el rollo— de verdad, nosotros no somos nada, okey, puedes estar con quién quieras —alcé los hombros tratando de no llorar con la idea de perderle en definitiva.
Se quedó callado y seguimos en completo silencio hasta que el coche se detuvo frente a nosotros y entramos en el para ir a nuestro hogar.
En el camino, solo podía pensar en lo sola que estaba, y en que debía hacer algo con mi vida. Así como había hecho Abi, quizás podía solicitar empleo en algún lugar en otro país, las revistas solían tener fotógrafos, y yo era buena en eso.
O podía seguir en busca de mi madre y retomar el motivo porque el había llegado a España en primer lugar.
Cerré mis ojos y me recargué contra el cristal, el tiempo me pasaba volando, tenía mucho por hacer, tenía pendientes en mi cabeza pero no tenía ganas de nada.
Esperé hasta que el taxi se detuvo para bajar y esperar mi maleta. Chemi hizo lo mismo y subimos al mismo tiempo en silencio absoluto hasta que llegamos a nuestro piso.
— me voy Chemi —dije para no alejarme solo así. — nos vemos luego —finalicé, pero sentí que me tomaba de la mano. — Elisa no, espera —me giré a verlo— escucha, yo no la cité ahí, llegó por si misma si? —asentí, le creía, pero igual no quería estar todo el tiempo esperando otra cosa que no pasaría. — Te creo Chemi —dije sonriente— sé que llegó de la nada y está bien, entre nosotros está todo bien, te agradezco de nuevo por todo lo que has hecho por mi estos días —me rasqué el cuello— no habría podido sin ti y creo que es apropiado decirte que jamás podré pagarte por lo que has hecho —lo abracé por impulso. Cerré mis ojos y suspiré...
Sentía que esto era como un adiós, pero un adiós de esos que duelen.
