Aquella vez, afortunadamente, mi teléfono nos había alejado de ese casi beso. Después de la jornada me había sentido un tanto mal, porque quería a Chemi a pesar de todo y me hacía sentir triste así que había vuelto a Madrid a penas entregué las fotos.
Los demás chicos volvían mañana por la mañana u hoy por la noche, no sabíamos.
Yo ahora mismo estaba bajando del taxi y dispuesta a entrar en mi edificio.
Necesitaba pensar mucho, charlar con mi persona de confianza y resolver los líos en mi cabeza.
Así que, como siempre llamé a Simon, eran las 5 de la tarde, Simon estaría saliendo del trabajo.
Esperé hasta que contestó como siempre amable.
— Elisa! —sonreí— ¿Cómo estás? ¿Qué tal Bilbao?
— Pues, no me quedé a conocerlo, volví a Madrid —dije con una mueca y seguí subiendo los escalones hasta mi apartamento.
— uh, ¿Por qué? —suspiré, me detuve frente a mi puerta y saqué mi llave para abrirla.
— Paso algo... Digamos que tuve unas platicas con Chemi, y también con mister ego... Y luego Chemi y yo casi nos besamos —lo escuché atragantarse
— oh por dios —rió— esto tengo que escucharlo en persona —sonreí— dame 25 minutos y estoy en tu casa, ¿Quieres que lleve algo? —pensé
— No, creo que en mi casa hay vino y papas fritas —Simon solía traer esas cosas y dejar lo que no nos comíamos aquí así que prácticamente él había traído la botana.
— bien, entonces te veo en veinticinco minutos —hice un "hmm" y colgué.Mientras tanto podría poner a lavar la ropa sucia que había traído de este viaje, para que no se amontonara toda.
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•— ¿Pasó algo entre ustedes? —preguntó Ginés, negué— ¿Entonces por qué se fue antes?
— No lo sé, no me lo dijo —alcé los hombros, miré a Pablo en busca de respuestas
— Noup, a mí no me dijo nada tampoco, de hecho me había comentado que tenía ganas de conocer la ciudad y eso —suspiró— puedo llamarla si gustan.
— No, no la molestes, seguro que tendrá sus razones para irse —dijo Ginés, Pablo asíntió.Yo solo podía pensar en que era por mi, que el casi beso que habíamos tenido la había hecho sentir incómoda. Pero debía hacer caso a lo que decía Simon, tenía que tratar de que ella no me olvidara, de que me perdonara.
Tomé mi teléfono en busca de algún adelanto de información de su parte en las últimas 4 horas desde que ella se había ido hasta ahora.
No había nada en su perfil, bufé.
— ¿Estás seguro que no pasó nada? —preguntó Pablo, miré al suelo.
— el día de la jornada cuando ella me tomó una fotografía nosotros... estuvimos muy cerca de besarnos —me rasqué la cabeza— y creo que quizas eso pudo hacerla sentir incómoda, o la asusté... O yo que sé, quizás se dió cuenta de que no quiere nada más conmigo porque soy un reverendo imbécil. —me puse de pie y pateé una botella que estaba en el suelo
— Chemi, no eres ningún imbécil, la quieres y sabes que no hiciste bien, eso te hace un hombre bastante listo, ahora, ve a por ella —dijo Ginés— regresa a Madrid, nosotros iremos para allá mañana temprano por si no funciona. Pero estoy seguro que llegaré y los encontraré enamorados otra vez —sonrió. Asentí, Ginés tenía razón, debía ir a Madrid con ella.Corrí sin más a mi habitación para empezar a hacer maleta. Iba a volver.
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•Simon había llegado, habíamos comido patatas y solo yo había bebido vino porque él iba a conducir. Usualmente se quedaba en mi casa a dormir, o pedía un Uber a casa pero mañana temprano tenía una junta de trabajo y no podía dejar su coche ni quedarse aquí. So, no había bebido.
— Pero entonces lo quieres —preguntó el rubio y se metió otra papa a la boca. Asentí.
Eran las 10 de la noche, era increíble como pasaba el tiempo.
— Sí, le quiero mucho, no sé cómo sentirme respecto a eso porque sé que lo que hizo quizás nunca lo olvide, pero fue solo un beso —miré al techo, estaba recostada en mi sillón— y seguramente Úrsula le metió mierda en la cabeza, lo que no justifica sus actos, pero lo hace menos culpable, o me es más fácil perdonarle —suspiré
— Yo creo que si le quieres, y él te quiere a ti lo cual sé de sobra que sí —sonrió— no hay motivo para no ir tras él. Hablen bien, sin gritar, sin pelear, sin discutir sobre quién tiene la razón —alzó los hombros— y lleguen a un acuerdo mutuo.
— Lo haré, es lo que tengo que hacer sin duda alguna —suspiré.Eschamos maletas y la puerta abrirse, supongo que habrá llegado antes de tiempo, y era como el destino diciéndome que hablasemos, pero es que ahora no me parecía tan buena idea.
— anda ve —animó el inglés— es tu momento, es ahora o nunca.
— No no, ahora no —me senté— no estoy mentalizada para no gritarle en la cara por haber besado a otra, quiero tranquilizarme, meditarlo con la almohada y mañana por la mañana hablaré con él, lo prometo. —sonreí, Simon asíntió y se puso de pie.
— Bien, debo ir a casa ahora —me revolvió el cabello y me abrazó. Le di un beso en la mejilla y le abrí la puerta para que saliera.Suspiré y volví a entrar a casa.
Tenía mucho sueño, y lo mejor sería que tomara una gran siesta si lo que quería era prepararme mentalmente para tener una charla adulta y madura con Chemi.
En verdad quería estar con él de nuevo, pero al mismo tiempo me daba miedo cruzar el pasillo solo para verlo.
Suspiré, debía ir a dormir.
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•El sonido de mi celular me hizo abrir los ojos, lo primero que noté es que eran las 2 de la mañana, y lo segundo que noté es que el número que me llamaba era desconocido para mí.
Contesté para descubrir quién era, y una voz de chica sonaba del otro lado.
— ¿Hablo con la señorita Elisa Mora? —fruncí el entrecejo y me fallé el ojo
— Sí, ¿Quién habla? —hice un mal gesto, ¿Quién llamaba a estas horas de la madrugada?
— Tenemos su número registrado como contacto de emergencia del joven Minter Simon —me senté en la cama, el sueño se me había ido en un segundo— necesitamos que venga al hospital Santa Cristina lo antes posible, aquí se le darán más detalles de la situación —ni siquiera pensé un poco y salí corriendo a la calle a por un taxi.Estaba asustada, no sabía que pasaba.
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Aʟᴡᴀʏs ﹣ Sᴋᴏɴᴇ (🆃🅴🆁🅼🅸🅽🅰🅳🅰)
Fiksi PenggemarSɪᴇᴍᴘʀᴇ ғᴜᴇ ᴇʟʟᴀ, ᴀᴜɴϙᴜᴇ ᴇ́ʟ ɴᴏ ʟᴏ sᴜᴘɪᴇʀᴀ. Aᴜɴϙᴜᴇ ᴇ́ʟ ʟᴏ ɴᴇɢᴀʀᴀ, ᴀᴜɴϙᴜᴇ ɴᴏ sᴇ ᴅᴀʙᴀ ᴄᴜᴇɴᴛᴀ. Sɪᴇᴍᴘʀᴇ ғᴜᴇ ᴇ́ʟ, ᴀᴜɴϙᴜᴇ ɴᴏ ϙᴜɪsᴏ ᴀᴄᴇᴘᴛᴀʀʟᴏ, ᴀᴜɴϙᴜᴇ sᴇ ɴᴇɢᴏ́ ᴀ ᴄʀᴇᴇʀʟᴏ, ᴀᴜɴϙᴜᴇ ᴅɪᴊᴇsᴇ sɪᴇᴍᴘʀᴇ ϙᴜᴇ ɴᴏ. Sɪᴇᴍᴘʀᴇ ᴅᴇʙɪᴇʀᴏɴ sᴇʀ ᴇʟʟᴏs, sɪᴇᴍᴘʀᴇ.