3 rosas

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- Felipe seguro nos perdimos, mi madre no puede estar aquí

Por suerte los lobos no se habían hecho presentes cuando se adentraba al frío bosque.

Su madre nunca le había contado sobre ese lúgubre castillo en medio del bosque, estaba casi seguro de que nadie en el pueblo tenía idea de su existencia.

La reja se encontraba abierta, necesitaba ser valiente, por su madre, por sus hermanas y sobre todo por él, trataba de pensar positivo, seguramente quien sea que fuera el amo de ese tétrico castillo le hubo que dar asilo a su madre, ella tenía que estar bien, no estaría en problemas, probablemente estaría descansado en una enorme habitación y en un parpadeo ellos saldrían de allí, para regresar a casa y continuar con su vida normal. Ella era una buena mujer, nada malo había pasado.

Cuan equivocado estaba al pensar en que su vida continuaría normal después de entrar a ese castillo.

Trataba de tranquilizarse, dejar de temblar y comenzar a pensar en que es lo que le diría al dueño al llegar. En cuanto puso un pie en el último escalón, la gran puerta se abrió.

- Hola -obscuridad absoluta fue lo que lo recibió- ¿mamá? -se sentía como en las historias de susto que su madre inventaba para sus hermanas cuando estas se portaban mal. El eco que producía sus zapatos contra el suelo es lo único que se escuchaba allí. No tenía idea de hacia dónde ir, era un lugar enorme y temía perderse.

- ¿Mamá? -después de subir las escaleras frente a la entrada caminó por un largo pasillo, tan solo le quedaba seguir su instinto e intentar memorizar el camino, por si era necesario regresar de prisa.

- Si esa mujer muere va a ser tu culpa, absolutamente tu culpa, si el amo la mata vas a cargarlo por el resto de tus días en tu conciencia po-

-¡Liam! Era una dama que necesitaba ayuda, hice lo correcto. -cruzo sus brazos metálicos para después darle la espalda al reloj que no se había cansado de reclamarle lo que había hecho desde que la Bestia salió de su campo de visión.

En el banco frente al piano se encontraban los dos amigos discutiendo, habían ido a decirle a su amigo y novio Goupil lo que había sucedido, iban a hacerle compañía muchas veces durante el día para que este no se sintiera tan solo.

- Zayn, ¿puedes decirle algo? -hablaba muy exaltado, dejando en claro lo mucho que le preocupaba la situación.

- Mon amour sabes que yo siempre estoy de acuerdo contigo, pero esta vez estoy del lado de Niall.

- ¿Mamá? -un chico no tan alto y de cabellos rizados paso por delante de la puerta de la habitación en donde se encontraban

- ¡Es una doncella! -exclamo emocionado el piano olvidando por completo la pelea llevada a cabo por su novio y su amigo.

- Monsieur Goupil además de perder los brazos y piernas, también perdiste los ojos -había ocasiones como esas en las que se olvidaban de que tenían un hechizo encima, tenían la suficiente confianza para tutearse, pero les parecía divertido no hacerlo en unas cuantas ocasiones.

- ¡Es una chica Niall!

- Era un chico, tal vez sea el hijo de la mujer que vino al castillo -el candelabro bajó del banco y se acercó a las puerta para observar mejor a ese chico.

- Oh si, la mujer que TU condenaste a muerte -una vez más atacaba el reloj.

- Vamos Liam -no espero ni siquiera a su amigo y comenzó a caminar de prisa

- ¿¡QUE!? No, de ninguna manera, el amo nos va a sacar de aquí como basura -al no poder ver a su amigo no le quedo de otra más que bajar del banco y espiar por el marco de la puerta.

🥀EL ENCANTO DE LA BESTIA {LARRY STYLINSON}🥀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora