-La Bestia existe señor –allí estaba una vez más ese muchacho, podría hacer su trabajo a la perfección y podría ser el favorito de su jefe; pero las ideas del señor Alexander a veces le causaban miedo.
-¡Imposible! –el ruido de su puño chocar en el escritorio color chocolate de cedro hizo que diera un pequeño respingo.
-He estado siguiéndolo como me pidió señor, yo los vi. Estaban jugando en la nieve y la señora Anne junto con las niñas estaban allí también –hablaba con cuidado y demasiado bajo para la paciencia del dueño del manicomio.
-¿Esta todo listo? –saco un puro y lo encendió, las manos le temblaban y no precisamente por el frío.
-Solo estoy ajustando detalles señor –asentía sin dejar de pensar en lo que faltaba para que nada fallase, sin despegar la mirada de esas cabezas de animales colgando de la pared de al lado.
-No quiero fallas, ¿Entendiste? –se inclino peligrosamente sobre su escritorio. El humo viajando directamente a la cara del muchacho.
-Nunca le he fallado –se permitió sonreír de lado, nunca había hecho algo como esto y la sola idea hacía que las emociones se sintieran diez veces más fuertes. Le debía mucho al señor Alexander, no fallaría.
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- Faltan 10 días para el cumpleaños de Louis y aún no tenemos nada listo para el baile –el señor Dumont ayudaba a la señora Jolie y Perrie a limpiar el gigantesco comedor.
-Ya se nos ocurrirá algo –lo tranquilizo la mujer mientras limpiaba las sillas y las colocaba a la misma distancia.
-Hace años que no celebramos nada –Perrie limpiaba los cubiertos de plata en un espacio de la mesa.
-Todo esto es gracias al Monsieur Bonette.
-Tienes razón Liam, Harry lo ha ayudado mucho.
-¿Lo imaginaron alguna vez? –dejo de acomodar los cubiertos y platos en la mesa para mirar a las dos mujeres- al amo enamorado.
-Ni siquiera me hubiera imaginado el hecho de tener pies y manos de nuevo, comenzaba a acostumbrarme a ser un simple ropero que poco a poco se llenaba de polvo.
-Pero si te la pasabas alardeando que cuando ésto terminara serías una reconocida intérprete. Despertabas todos los días al pobre muchacho con tus cantos –río ante el recuerdo de Harry cayendo de la cama cuando Perrie cantaba y ellos lo esperaban al lado de la cama para acompañarlo por el castillo.
-Lo seré, aún soy joven. Algún día dejaré de limpiar este castillo enorme y las personas pagarán por escucharme cantar, y tendré un castillo más grande y más bonito que este –suspiro cansada.
-Entonces hazlo –entro la Bestia con aire de arrogancia- desde ahora mismo no trabajas más para mi, largo –de nuevo hablaba con ese tono frío y sus ojos no guardaban sentimiento alguno.
-¿Qué? Señor pero... –el aire que había quedado en sus pulmones no era suficiente, no tenía a dónde ir. Sus padres habían muerto hace años y ahora su hogar era ese. Allí estaba su familia.
-Amo... –Liam intento intervenir pero sabía perfectamente que cuando Louis ordenaba algo se tenía que cumplir a como diera lugar.
-comenzó a reír mientras una de sus grandes manos descansaba sobre su estómago– es un chiste, que amargados –rodó los ojos aburrido.
-Oh amo, hace mucho no había bromeado –se llevo una mano al rostro, la voz le tembló.
-Lo se –suspiro tratando de recordar cuando había sido la última vez- pero no vine a hacer bromas –sacudió su cabeza tratando de sacar la nostalgia que amenazaba apoderarse de él.
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🥀EL ENCANTO DE LA BESTIA {LARRY STYLINSON}🥀
RomansCuál más le llamaría loco, pero esa Bestia de ojos azules es más frágil de lo que creen. No hay explicaciones para esto, solo es amor. "Yo no soy una Bestia, pero por Harry estoy dispuesto a serlo" Todas las historias tienen su "felices para siemp...