Promesa

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Esa madrugada Harry descubrió tres cosas

1. La bestia era cálida.

2. También se podía preocupar por los demás.

3. Sus ojos eran más azules si los veías de cerca.

- Tú también necesitas limpiar esas heridas -hace un momento habían llegado al castillo, la bestia lo llevo a la que ahora era su habitación, no se atrevió a preguntarle cómo era que sabía aquello; aun le tenía un poco de miedo.

- Estoy bien -le respondió dejándolo sobre la cama lo más suave que pudo.

- Harry, ¿Qué ocurrió? -hablo preocupada el ropero, en parte por la sangre en el pie del chico y el amo; así como también por el hecho de que el amo estaba allí.

- Salí del castillo -susurro mientras se acomodaba en la cama, quedando sentado con la espalda en la pared- en verdad eso se ve muy mal, puede infectarse y...

- ¡Dije que estoy bien! -acababa con su paciencia en un parpadeo. O tal vez era que no estaba acostumbrado a recibir esa clase de atención desde que era un niño y ahora no sabía cómo actuar, como responder; o simplemente era el hecho de saber lo que pasaba dentro de su corazón cada vez que Harry hablaba.

Se abrazó a si mismo cuando grito de esa forma, la bestia salió molesto de la habitación, haciendo ruido con la puerta cuando la cerro tras de sí.

Sentía curiosidad por él, quería aventurarse dentro de ese mundo que escondían esos ojos azules; quería saber que había más allá de esos muros que claramente había levantado alrededor de su corazón, quería conocer la razón y si podía, quería ayudarlo. Deseaba poder hablar una vez más con la bestia que lo salvo, conocerlo algún día sin que se metiera tanto en su papel de Bestia.

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-¿Qué paso allá afuera? -era con quien mejor se llevaba desde que era un pequeño dando sus primeros pasos, le tenía tanta confianza y siempre lo ayudaba a aclarar su mente. Ahora más que nunca necesitaba su ayuda.

- Intento escapar. El imbécil de Richard se le fue encima, iba a matarlo si no se lo quitaba -caminaba de extremo a extremo del gran salón.

- Y lo salvaste por... -le parecía cómico y sorprendente ver a Louis de esa manera. A decir verdad pensó que no iba a vivir el suficiente tiempo para verlo así.

-Él es el estúpido de corazón noble que tengo que matar para ser yo de nuevo, para volver a tener un corazón de verdad. Para liberarlos a todos ustedes.

-Buena excusa. Louis, ambos sabemos que tu no vas a ser capaz de sacarle el corazón. Esto... -refiriéndose a lo que estaba convertido- no eres tú, no eres una bestia, por Dios te conozco desde que llegue con Liam cuando teníamos quince años; la hechicera te dio la lección más cruel y veo que no has aprendido nada. Estas haciendo exactamente lo mismo de siempre, te proteges antes de que la tormenta se desate.

-Yo no voy a ser capaz de liberarlos a todos ustedes. -Golpeo la pared que tenía más cerca provocando que la pintura de un paisaje que se encontraba allí cayera- lo siento tanto -algo estaba cayendo sobre su nariz, algo estaba humedeciendo el pelaje que tenía en esa zona.- ¿Qué es... -la seco rápidamente, pero aun así el señor Goupil se dio cuenta.

-Louis...

Años atrás el mismo le había prometido al señor Goupil que jamás volvería a derramar una lágrima. Le dijo que llorar era para gente estúpida que le gustaba llamar la atención.

Cuando el pequeño Louis tenia trece años se lo prometió. Un Louis de 13 años enojado consigo mismo por llorar todo el día se lo prometió; y desde ese día nunca había derramado una sola lágrima, ni frente a los empleados, ni en la soledad de su habitación.

🥀EL ENCANTO DE LA BESTIA {LARRY STYLINSON}🥀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora