🥀EL ENCANTO DE LA BESTIA {LARRY STYLINSON}🥀

Feliz cumpleaños Rey Louis

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Aquel niño inocente había quedado enterrado en el pasado, pues con el paso de los días se fue convirtiendo en un chico malcriado y egoísta, cada día trataba peor a los empleados, personas que habían cuidado de el desde que su madre se fue. Cada día levantaba un nuevo muro alrededor de su corazón, temía querer a alguien mas como a sus padres y que este se le fuera arrebatado sin previo aviso; como había sucedido con su padre, como lo había hecho su madre, por supuesto jamas lo admitiría.

En una noche de invierno, el ahora rey Louis había organizado una gran fiesta, con motivo de celebración de su cumpleaños número 18, era justo como recordaba que lo hacían sus padres hace unos años.

La fiesta estaba en su mejor momento y fue en ese momento que le advirtieron, pero claro, era Louis Doucet, rey de Eguisheim, el no había nacido para obedecer a los demás, los demás tenían que obedecerlo a el. Una vieja mendiga llego a las puertas de su castillo, pidiéndole refugio y tratando de pagarle con una rosa roja.

- ¿Me pides asilo a mi? Tu rey ¿Y me das a cambio una ridícula rosa? -desprecio con un toque de burla emanando de cada poro de su cuerpo, desprecio por aquella anciana con aspecto andrajoso-

- Es todo lo que pude tomar de mi casa antes de que mis hijos me echaran -seguía insistiendo a su rey, extendiendo su brazo para que tomara aquella agraciada rosa-

- Yo no necesito una absurda rosa mas para mi jardín -le arrebato la flor ya desesperado de la voz de la anciana- Aun así, esta cosa en dos días se va a marchitar -la arrojo al suelo pisándola con la suela de su zapato- Ahora lárgate o voy a pedirle a los guardias que te echen -le grito, dando por finalizada esa discusión, iba en camino a reunirse de nuevo con los invitados-

- No deberías de guiarte por las apariencias Rey Louis -le advirtió la anciana mientras veía sin expresión en su arrugado rostro la rosa que yacía maltratada en el piso- Tu le hiciste una promesa a tu madre, ¿ya no la recuerdas?

- Tu no sabes nada -se giro de inmediato cuando escucho esas palabras salir de la boca de aquella anciana andrajosa- Lo voy a repetir una vez mas, ¡Largo de aquí!

- En tu corazón se borro toda señal de amor -de un momento a otro su voz se escuchaba mas joven, una luz tan blanca y tan cegadora comenzaba a formarse desde su pecho, justo en donde se encontraba su corazón-

Corazón que Louis tenia pero se negaba a hacer uso de el, el rey tuvo que entrecerrar sus ojos para poder ver aquella anciana con la luz en su pecho. Pero cualquier rastro de anciana había desaparecido, pues frente a los ojos de Louis y sus dos empleados se encontraba una mujer con cabellos dorados como el oro piel pálida como las nubes y ojos azules como el hombre que tenia enfrente.

Sorprendido dios dos traspiés hacia atrás, su cerebro se encontraba procesando lo que acababa de ver. Recordaba los cuentos que su madre le leía , incluso a veces se encerraba en la biblioteca durante horas para releer las mismas historias, una y otra vez, nunca pensó que esa magia dentro de ellas la iba a llegar a vivir algún día.

Estaba cautivado por la repentina belleza mostrada ante sus ojos.

- Por favor -no tardo mucho en retomar su postura normal, tener una mujer así en su castillo y ¿no invitarla a pasar? nunca iba a desaprovechar esa situación, aun si de una hechicera se tratara- Por favor, no era cierto lo que dije hace un momento, pasa. Estamos en la sala de reuniones, hoy es mi cumpleaños y-

No. Espero que encuentres algún día el corazón de alguien que te ame tanto como tu puedes amar -camino hacia el- Mañana por la mañana recibirá el obsequio que tengo para usted Rey Doucet -y sin mas, se dio la vuelta para salir de aquel castillo, dejando a un ojiazul confundido por las palabras utilizadas y a un par shockeados por la escena que presenciaron-