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Cuando desperté, estaba en una habitación lujosa, está bien amueblada, las paredes tenían un estampado color salmón, las ventanas eran grandes y dejaban que la luz del día pasara con fuerza, la cama era bastante grande y cómoda. Era como si hubiera cambiado de una pesadilla a un sueño.

La puerta se abrió de repente, eso me asusto, mi única reacción fui ocultarme en las cobijas.

-Límpienla y vístanla- dijo un hombre. Por la curiosidad me quite las cobijas de la cara. Era un hombre canoso y alto, me daba la impresión de ser un hombre muy estricto, pero de no ser por su uniforme diría que era parecido a un profesor. Por supuesto era un mayordomo –No tarden- el hombre dijo esto y luego se retiró, despues de que le saliera entraron unas sirvientas: una llevaba un vestido en su mano, otras dos llevaban jarras con agua hirviendo.

-Ven linda, te vamos a bañar- dijo la sirvienta más anciana de todas y se metió a una habitación parecida al baño.

Titubeando salí de la cama y me dirigí al baño, las otras sirvientas esperaron a que yo pasara para ir detrás de mi

-Quítate la ropa y metete a la tina linda- dijo la anciana. Cuando me quitaba la ropa vi que era la misma que traía puesta en aquella bodega, ¿tenía un sueño dentro de otro?, pensé.

La tina ya tenía agua, pero estaba fría, las otras sirvientas tiraban el agua hirviendo a la tina, el agua estaba tibia ahora. Las sirvientas comenzaron a lavarme de pies a cabeza, jamás me habían bañado, bueno, por lo que recuerdo, se sentía tan cómodo pero a la vez no. Cuando terminaron, comenzaron a vestirme con ropas realmente reveladoras, me recordaron a la princesa Jasmine, no me importaba vestirme así, pero parecía que a las sirvientas si, tal vez fueron obligadas a vestirme así.Y por fin pregunte

-¿Quién es su jefe?- fue lo primero que pensé en ese momento. Ellas me miraron con lastima, eso me hizo hacer mi segunda pregunta -¿Qué van a hacerme?- esta vez se miraron entre si y la anciana por fin hablo

-El duque Gnomeo Lutum es el amo de la casa, serás un regalo para el Emperador Arion Ángelos, hoy al anochecer serás entregada a él- dijo y luego se retiró seguida de las demás, se detuvo antes de abrir la puerta y volteo a verme –Eres lista, usa eso- dijo como último. Cuando abrió la puerta el mayordomo se encontraba de pie del otro lado, espero a que las sirvientas salieran y entro.

-La comida esta lista- dijo y entraron dos hombres con bandejas en sus manos y las llevaron a una mesa que se encontraba en una esquina de la habitación –asegúrese de comer bien, si necesita algo coméntaselo al guardia de afuera y yo vendré enseguida, y si no necesita nada, por favor quédese en sus aposentos hasta que venga a buscarla-

-¿No veré al amo cara a cara?- dije y el mayordomo me ignoro. Esperó a que salieran los dos hombres y cerró la puerta. Pues para ser un mayordomo es bastante grosero, pensé.

Me acerque a la mesa y vi la comida, tenía tanta hambre que no dude en degustarla y mientras comía observaba las mil maneras en las que podía escapar, ¿Por la puerta? No, había guardias, ¿La ventana? Me asome y estaba bastante alto como para saltar, y no habían balcones cerca del mío, así que no tenía más opción que quedarme ahí hasta que el mayordomo me buscara
En parte tenia curiosidad por el futuro.

Pasaron las horas y yo estaba inmersa en mis pensamientos, hasta que se hizo de noche, solo veía la ventana y me preguntaba si lo de la bomba fue real o solo un sueño como este, pero lo que más me preocupaba es que si realmente era un sueño. Al fin el mayordomo apareció, sabía que era el momento de enfrentar lo que venía.

La concubina del demonio de ojos azulesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora