-¿Alguna vez le constaste esta historia al emperador?- dije con la cara plantada en el suelo
-Sí, él lo sabe todo-
-¿Y no le pediste que te llevara de nuevo con tu familia?-
-No, y jamás lo haría, no podría verlos a la cara. La muerte de mi hermana fue mi culpa- dijo con la voz quebrada, sabía que si la volteaba a ver, vería lagrimas recorriendo su rostro.
-¿Entonces vas con el emperador seguido porque no puede dormir?- dije, quería confirmar de que lo que escuche no fuera mi imaginación.
-Sí, la muerte de su madre fue una tremenda herida para el- dijo, su voz se había recuperado
-Entonces eso es así- estaba feliz de que esa fuera la razón y que no fuera el objeto para saciar los placeres del emperador.
-Aunque es la primera vez en la que él ha mostrado interés por alguien- dijo volteándome a ver –No sé qué es lo que ve en ti, pero más te vale no ser una interesada más. No quiero que el sufra una decepción más-
-Yo no lo considero tan débil- dije y le respondí su mirada dura –Además, ya hubiera tomado acciones desvergonzadas ¿No crees?
-Quiero creer que eres una buena chica, no derroches mi confianza. Ahora regresa a tu habitación, el ambiente está muy frio, te enfermaras- sonó otra vez como una madre
-Te pareces a mi mama- dije con una sonrisa y pude notar que ella también tenía una –Buenas noches Ágata- di media vuelta hacia el palacio
-Buenas noches Jade-
Llego el día siguiente, este era especial ya que el emperador comería con nosotras otra vez. Esta vez todas estábamos en la mesa, llegamos un poco antes de lo habitual.
-Buenos días señoritas- dijo Ágata, fue la primera en la mesa. Esta vez estaba más relajada, supongo que expresar lo que sentía le hizo sentir mejor.
-Ágata, hoy luces más hermosa de lo habitual- dijo Coral, realmente tenía un don para decir cosas lindas y hacerte sentir mejor.
-Gracias Coral- dijo con sonrisa sincera
-¿Qué, al fin te enamoraste del emperador?- dijo Ophelia burlona
-Ojalá, ella y el emperador hacen una linda pareja- dijo Perla, parecía ilusionada
-Ella es cuatro años mayor que su majestad- dijo Onix –Una pareja así es rara-
-Siempre tan amable Onix- dijo Titania sarcástica
-Muchas nobles se casan con hombres mayores – intervino Rubí
-Ugh, que asco, esos hombres viejos y gordos- dijo Ophelia, poniendo cara de asco
-Ophelia, no se hacen esos gestos en la mesa- la regaño Ágata
-Bueno, a que hombre no le gusta una mujer joven y hermosa- dije un poco altanera
-A todos les gustan, pero cuando envejecen las desechan como caballos inútiles- dijo Onix
-Nunca es suficiente para ellos, pero que se miren al espejo, no son nada más que puercos- dijo Ophelia
-¡Ophelia!- volvió a hablar Ágata, pero esta vez mas irritada
-¿Qué?- respondió Ophelia con una sonrisa y alzando los hombros.
-Veo que hablar sobre hombres mayores les causa diversión- esta vez hablo una voz masculina, era el emperador.
-Buenos días emperador- ahora yo también decía esas tres palabras
-Buenos días- respondió. Era la primera vez que lo hacía. El ambiente se había tornado un poco más cómodo. –Sigan hablando de esos "puercos"-
Ágata le mando una mirada fea a Ophelia, esta solo sonreía nerviosa. De verdad estas chicas eran como las amigas que nunca tuve.
-¿Té señor?- pregunto un sirviente al emperador
-Si por favor- dijo. ¿Por favor? ¡Estaba de buenas hoy!
-Bueno, creo que también funciona así para las mujeres- retome el tema de conversación –Cuando vemos a un hombre guapo también nos derretimos-
-Sí, pero digamos que depende como haya crecido la mujer, muchas son leales y otras no- dijo Rubí
-Exacto, por ejemplo, las mujeres de clase alta, pueden desechar a los hombres cuando dejan de ser guapos- dijo Ophelia
-Yo no diría que dejan de ser guapos, solo se descuidan un poco- dijo Coral algo tímida.
-¿Un poco? Yo diría que mucho- dijo Ophelia
-Su alteza- aborde al emperador, me parecía un poco solitario que solo nos escuchara – ¿usted porque cree que los varones se descuidan?- todas me miraban sorprendidas de nuevo. Solo quería integrar al emperador
-Creo que tienen cosas más importantes en que pensar- dijo, su respuesta fue algo vaga
-Pero, por ejemplo, sus esposas, ponen empeño por seguir viéndose hermosas ¿Por qué ellos no?- dije, tenía curiosidad por lo que respondería
-Muchos quieren recibir, pero ellos son incapaces de ofrecer, y no solo a sus mujeres, a su pueblo- respondió hábilmente. Otra vez nuestros ojos se miraban fijamente, esta vez no me sentía incomoda, era más bien un sentimiento de calidez que emanaba de mi interior. Sus ojos eran intensos, podría decir que eran iguales a los de un ángel, eran diferente de cuando llegue.
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La concubina del demonio de ojos azules
RomanceUna hermosa concubina es capaz de robarle el corazón al demonio de ojos azules