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Todas comíamos en silencio, no había ni un solo ruido en la mesa y eso no era muy cómodo que digamos, digo, siempre me acostumbre a platicar mientras comía, así que escuchar el choque de los cubiertos con los platos no era reconfortante.

Vi las caras de las otras chicas, ninguna se atrevía a voltear a ver al emperador, ni siquiera Ophelia, que parecía ser una persona rebelde y retadora. Comprendo un poco sus acciones, el mato a un hombre frente a mis ojos anoche. Ahora que lo pienso ¿Acaso el emperador no come solo con nobles? ¿Por qué con nosotras? ¿No somos algo parecido a la servidumbre?

De repente llego un hombre, este poseía ropas realmente finas. Llevaba unos papeles en sus manos, tal vez era un consejero del emperador.

-Mi señor, llegaron las noticias de Napolitan- dijo el recién llegado, parecía desconcertado. Le dio los papeles al emperador, el cual los miro sin expresión alguna -Quieren negociar las tierras que les quito con Minerales-

-Esas tierras nunca les pertenecieron, el hecho de que Carmino VIII las haya abandonado no significa que perdieron dueño- dijo el emperador con esa misma cara indiferente

-¿Qué quiere que hagamos señor?- dijo el consejero

-Mándales una advertencia, que sea sangre de toro esta vez- dijo el emperador entregando el papel al consejero

¿Sangre de toro? ¿A qué se refiere? ¿En vez de advertencia es una amenaza? Y como nací en una época donde la mujer podía opinar y tenía voz ante las situaciones, hable. A veces odio mi enorme bocota.

-Disculpe emperador ¿Qué quiere decir con sangre de toro?- dije. En ese momento todo quedo en silencio, las concubinas me mirabas estupefactas. En ese momento sabía que había hecho algo que no estaba permitido. Voltee a ver al emperador, sus ojos estaban bien puestos en mí, tomo su taza de té y bebió un sorbo, cuando termino hablo.

-En este reino, cuando se envía una carta manchada con sangre de toro significa una advertencia, si este la ignora le quitamos algo valioso como una hija, madre, esposa y la matamos- dijo, y aunque no hiciera ninguna expresión, había un brillo de orgullo en sus ojos.

-Pero eso sería empeorar las cosas ¿No cree?- dije ignorando mi instinto de aceptar la respuesta y quedarme callada

-Es un país pequeño ¿Qué podría hacer?-

-Tal vez ahora lo sea, pero que tal si alguna vez, dentro de muchos años, el próximo emperador necesite algo de ellos- mi sentido de meterme en cosas políticas es muy alto desde que era niña –Y estos se nieguen a ayudar porque un emperador anterior los amenazo ¿no cree que eso afecta un poco a este país?- dije, rogando en mi interior de que no me matara por decir todo eso

-Y tú que sugieres- dijo el emperador despues de un incómodo momento de silencio. Me estaba retando.

-Usted dijo que esas tierras nunca fueron de ellos, así que, ¿por qué no probarlo?- dije con firmeza – Ya que usted conoce bien la historia de estas por lo que veo, de seguro hay escritos donde marca la historia, sería bueno mandarles esas escrituras. Ellos no tendrán argumentos en contra, será injustificado y dudo que ellos quieran pasar vergüenza. Además, ¿no le beneficiaria a usted también?, recibir minerales a cambio de PRESTAR sus tierras-

La habitación quedo en silencio de nuevo, rayos.

La concubina del demonio de ojos azulesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora