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Espere por un largo tiempo hasta que llego el emperador. Sus ojos parecían lámparas en esa estrellada noche, por alguna razón se veía más guapo

-Hiciste todo un escándalo- dijo cruzándose de brazos

-Ellas estaban hablando mal de usted- dije ladeando mi cuerpo de una lado a otro

-¿De que soy mestizo?- pregunto despreocupado.

-Si- dije bajando la mirada

-¿Tienes curiosidad?-

-Si- esto último lo dije automáticamente –¡Espere!, no quise decir eso. Bueno si, pero no está obligado- me puse nerviosa

-que cosas tan graciosas dices- dijo riéndose con malicia. Me quede callada –Mi padre fue emperador de sangre y mi madre fue una concubina- hizo una pausa larga mientras se recargaba en una de las columnas del pasillo viendo al cielo nocturno. Me puse del otro lado, no podíamos vernos las caras, solo escuchar nuestra voz.

-El no pudo enamorarse de ninguna noble, solo de mi madre, y si intentaba un matrimonio arreglado la culpa se lo comía. Así que decidió volver a mi madre emperatriz- yo solo escuchaba en silencio – Aunque ya tenía un título, los demás nobles la seguían considerando alguien de clase baja, y luego ella se embarazo de mí. Muchos me consideran poco digno, incluso los que estaban en esa fiesta.

-¿Y por qué los invito?- dije

-Porque mis consejeros insisten en que forme relaciones sólidas con otros nobles-se movió hacia mi dirección y quedo frente a mí -ya sabes, por si acaso- me sonrió.

-Que listo es emperador- dije burlonamente

-¿Tú crees?- agarro el velo de mi rostro y lo quito. Luego comenzó a jugar con mi cabello otra vez -¿Por qué lo alaciaste?-

-Eh? – Exprese confundida, mi cerebro pensaba en muchas cosas –Ah, Coral dijo que como era una ocasión especial, debía lucir más bonita de lo normal así que lo alació.

-No me gusta- el emperador frunció su ceño –Déjalo natural como siempre, también te dije que cuando estuvieras en mi presencia no usaras el velo.

-Si emperador- dije un poco decepcionada

-Bien- dejo de jugar con mi cabello

-¿Emperador?- dije rápidamente mirando sus ojos –No me gusta llamarlo emperador ¿Puedo llamarlo de otra forma?- agarre mis manos, jugaba con ellas. Me puse roja

-Llámame Ángelos- dijo de inmediato. Me alegre por eso

-Entonces ¿Vamos a volver a la fiesta ahora?- dije felizmente

-Tú no- dijo serio

-¿Qué? ¿Por qué?- dije desconcertada

-No pasaste ni una hora en ese salón y ya me ocasionaste problemas innecesarios- comenzó a caminar hacia el salón dejándome atrás

-¿Entonces que quiere que haga?- dije molesta

-Duerme- dijo volteando su mirada hacia mí y luego siguió su camino

Por favor, le hice un favor, le di una excusa para que echara a esa mujer del palacio. En serio es tan cruel.

Apenas di tres pasos hacia mi cuarto vi a un niño corriendo hacia los jardines ¿Era el hijo de algún noble? Llevaba una capa con capucha. Lo seguí por el jardín, él era muy rápido pero aun así no lo perdí de vista. Parecía que ya habíamos recorrido un tramo enorme del jardín del palacio, mientras seguía sus pasos me preguntaba ¿Cuándo llegaremos al límite del territorio? Hasta que por fin apareció la barda alta.

El niño comenzó a trepar por ella, quería salir.

No podía permitirlo.

-Oye- dije, pero el tono de mi voz se escuchó muy fuerte. El niño volteo asustado y se resbalo de la herrería de la barda. Corrí para agarrarlo, pero su peso me llevo hacia abajo, bueno, al menos ayude a que no se cayera tan feo.

-¿Qué estás haciendo niño? Eso es peligroso- dije enojada

-Déjame- comenzó a forcejear hasta que se logró librar de mis brazos. Se paró frente a mí y lo pude ver mejor.

Tenía los ojos del emperador

La concubina del demonio de ojos azulesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora