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En realidad a partir de ese momento no espere recibir una respuesta, creí que el rey haría unas señas a sus soldados para que estos me castigaran de una manera sangrienta.

-¿Por qué querría este país sus minerales? Producimos 20 veces más que ellos- dijo el hombre con los papeles (el consejero). Mi mente estaba estructurando una respuesta y cuando iba a hablar, la concubina Rubia me interrumpió.

-Lo lamento emperador, aun no la hemos puesto al día. No sea severo con ella, le prometo que no volverá a pasar- mientras decía esto se puso de pie e hizo una reverencia.

En ese momento me sentí irritada por ser interrumpida, unos segundos despues me di cuenta de que ella me estaba salvando de algo que yo ya había pensado. Voltee a ver a las otras dos, estas mantenían sus cabezas agachadas sin expresión.

-Eres interesante- me dijo el emperador de forma burlona, entornando una sonrisa en su rostro. ¿Interesante? Que rayos significaba eso.

-Señor, ¿Qué quiere que hagamos?- dijo el consejero retomando el tema de las tierras

-Manda una carta diciendo que tendrán que pagar con el 10% de sus minerales por las tierras, pero cuando yo las necesite se las voy a quitar- dijo el emperador aun viéndome a los ojos. Esta persona me daba escalofríos pero sus ojos me hacían sentir encantada.

Si no fuera tan malo...

¿Si no fuera tan malo? Aunque fuera bueno nada resultaría entre nosotros dos, él se casara con una noble, nosotras solo somos diversión para él.

Durante todo el desayuno estuvimos en silencio, yo ya no tenía nada más que decir y al parecer el tampoco. El acabo de comer, aunque todavía se veía comida en su plato, y se retiró.

Estuvimos en silencio un rato más, hasta que hablo Ophelia.

-Mujer, tienes suerte de que no ordenara cortarte la cabeza- dijo entre risas

-Ophelia cállate- dijo la chica morena

-No puedes hacer eso, no está permitido que nosotras opinemos, solo estamos aquí para acompañar al emperador- me dijo la rubia

-Entonces solo somos accesorios- dije desanimada, recalcando con mi cara lo injusto que era eso

-Antes que nada, debes conocer las reglas; no hablamos con el emperador sin su permiso, el solo viene aquí una vez a la semana, así que debemos hacer que se sienta cómodo, no salimos del palacio sin avisarle, asistir a las lecciones todos los días, todos los días practicamos danza para mantener nuestro físico, en cada fiesta o reunión que organice el emperador debemos estar presentes como bailarinas y siempre con nuestros velos.

Me veía con una mirada dura, como una madre ve a su hija cuando se porta mal. Forme una sonrisa en mi rostro

-Te falto algo importante, ¿Y cuándo nos usa como juguetes sexuales? ¿Qué se hace?- tome un tono burlón. Ophelia intervino.

-Él nunca nos ha llamado para eso, al parecer no le importamos de esa forma- dijo Ophelia

-¿Qué? ¿Somos concubinas y el emperador no hace nada?- dije incrédula

-Jamás no ha tocado- dijo la morena

-Basta, dejen de hablar así- dijo la rubia levantándose de su asiento, luego se dirigió a mí – Esta vez te ayude, pero eso no significa que va a hacer siempre, rompe las reglas y espera tu castigo, no las rompas y tendrás mi apoyo- dijo esto último retirándose del área.

-Ágata es la única solicitada por el emperador por las noches- dijo la morena. Supongo que el nombre de esa Rubia es Ágata –Y es como una madre para todas nosotras, siempre muestra la cara por nosotras.

-Más te vale hacer lo que ella dice si no quieres que te odie- dijo Ophelia

-Aunque la odie la seguirá protegiendo- dijo la morena

-Cállate Onix, siempre te gusta contradecir a todos- dijo Ophelia, supongo que aquí todas tienen nombres hermosos ¿Serán suyos?

-¿Esos nombres se los pusieron sus padres?- dije

-No, nos lo pone el emperador, la mayoría de las concubinas nunca tuvieron nombre o no se acuerdan, así que el emperador se encarga de darnos uno- dijo orgullosa - Me pregunto cuál será el tuyo, ¿A ti te pusieron nombre?- me pregunto. No sabía si era correcto decir mi nombre, tal vez les parecería extraño, así que opte por negar con la cabeza

-Ya veo, supongo que te pondrá un nombre igual de interesante que tu- otra vez esa palabra

-¿Por qué interesante como yo?- dije confundida

-Responderle al emperador no es común, saber sobre las relaciones exteriores tampoco lo es, aunque recibimos educación sobre ciertos temas, no nos enseñan sobre eso- dijo Onix. Nerviosa por lo que decían respondí ágilmente tratando de cubrir mis conocimientos.

-Creo yo que es sentido común, como las relaciones con las personas-

-¿Ah? Si tú lo dices- dijo Ophelia dándole un tono de poca importancia.

La concubina del demonio de ojos azulesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora