VI • 18+ (Actualizado)

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Cuarto de Inés-

I:Victoriano escuche algo... (Deteniendo sus besos y haciéndose aun lado)

V:No es nada, mi morenita (dijo mientras hacia un camino de besos de su cuello hasta sus senos)

I:Victoriano hablo enserio.

V:No vayas a crear excusas para que no me quede contigo, ya esta decido. ¡Me quedo! (dijo mientras le da un beso apasionado que ella no pudo negar)

I:Un momento, ¿piensas quedarte conmigo todo la noche?

V:Ese es el plan, Inés.

I:Victoriano, tus hijas se preguntaran dónde estuviste. (mientras tapaba con una manta su desnudez) Tu esposa también...

V: Inés... Olvidemos todo por esta noche. (Abrazandola, podando suaves besos por su cuello)

I:Y mañana que pasará Victoriano ¿volveremos a la realidad? Un mundo en el que tu estas casado y yo soy la nana de tus hijas. Simplemente eso. (Dijo mientras giraba su cuerpo y lo enfrentaba)

V: Inés, no dudes por un segundo que te amo. Siempre lo e hecho.

I: ¿Acaso dirás estas mismas palabras enfrente de tu esposa e hijas? (cogiendo la manta que cubría su cuerpo y levantándose)

V: Ines...

I:Dime, Victoriano. ¿Que pasara mañana? Acaso dejaras a tu joven y glamorosa esposa por mí.

V: Yo solo te amó a ti. Mi morenita, yo tenía dudas respectos a tu amor por mi; es por eso que nunca hice un movimiento en falso. Tenía miedo de que me odiarás por la manera en la que te e tratado a ti y Emiliano. Pero este encuentro, al haber estado contigo cambió todo. Saber que aún me amas, me da esperanzas de volver a estar juntos.

I:Victoriano, ¿acaso estás libre? ¿Quieres que seamos amantes? Dios... ¡Esto fue un gran error!

V:Inés... Por favor, mujer.

I:Perdóname, pero yo no puedo hacer esto. (Dijo mientras se dirigía al baño y procuraba cerrar la puerta)

Victoriano rápidamente se interpuso y entro al baño. Enfrentando así a su morenita. Inés pudo sentir la furia en sus ojos mientras se acercaba a ella, quien con pasos decididos la acorralo contra la pared.

V: ¿Tienes idea del infierno que vive todos esos años sin ti, viviendo amargamente con el pensamiento de que me abandonaste por Loreto? Sin poder estar contigo, sin poder amarte libremente. ¡No, no Inés! ¡Esta vez no te puedo dejar, no otra vez!

Victoriano sin más preámbulos la beso salvajemente, para que Inés pudiera sentir el inmenso amor que sentía por ella. Un amor que lo estaba carcomiendo por años. Victoriano estaba cansado de ocultar esta gran pasión dentro de su cuerpo y dejó a rienda suelta sus demonios. Con una mano apartó la manta que tapaba la desnudez de Inés. Él sonrió gratamente al ver de nuevo el cuerpo de su morenita. ¡Lo hechizaba! ¡Lo volvia loco! Sus curvas, sus tiernos y considerables senos, el valle de su feminidad... Con agilidad Victoriano levantó las caderas de Inés y las junto con las suyas, rozando sus partes íntimas de una manera erótica y pícara. Inés aún sensible por su reciente encuentro gimió al sentir el miembro de Victoriano tan cerca de su entrada.

Tan solo unos minutos atrás había sentido la gran masculinidad de Victoriano en lo más profundo de su ser. Aunque aún seguía en desacuerdo con su nueva "relación", Inés no podía ocultar su deseo de sentirlo otra vez dentro de ella y dejar que su feminidad lo acogiera. Victoriano aprovechando el buen ángulo en el que se encontraban, entró en ella de una embestida. Inés dio un grito de sorpresa con esta repentina intrusión. Sentir completamente a Victoriano en un abrir y cerrar de ojos era demasiado. ¿Cómo era posible sentir tanto placer? Victoriano sabía que el tiempo era oro y no podría dejar esta oportunidad pasar. Inés arqueo su espalda al sentir la embestidas contundentes de Victoriano, mientras que arañaba su espaldas por las fuertes arremetidas. Cada vez sus gemidos eran mas fuertes y mientras se sujetaba en los brazos de Victoriano, ella pensó que alguien los oiría. El fue aumentando sus embestidas sin temor a nada. Sin miedo a quienes pudiera oírlos. El aprovecharía cada momento que tenía con su morenita; aunque ella diga que esto nunca más pasaría, el estaría seguro de dejar su esencia en lo más profundo de ella para recordarla a quien pertenecía. Unos minutos más, después de varias profundas embestidas y gemidos callados por sus bocas, los dos llegaron al clímax. Los dos amantes saciados del placer con sus frentes juntas y sudorosas, se sonríen y sellan su encuentro con un tierno beso que termina con un suave mordisco de parte de Inés en el labio inferior de Victoriano.

Las Amazonas: Ines y VictorianoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora