TIMOTHÉE
Esperé a que ella bajara, para hacer lo mismo en la siguiente parada. No quería que pensara que la estaba siguiendo o acosando, era lo último en lo que estaba pensando. Tocó el timbre que indicaba que necesitaba bajar y las puertas se abrieron.
Al instante que bajó y vio la cara de Florencia, pensó que debía haber esperado un poco más. Pero era imposible, se iba a alejar mucho de donde vivía su tío y no era la intención. Timothée respiró profundamente y logró preguntar en voz alta: -¿Es muy pronto para volver a vernos?
No lo pudo evitar. Sonrío al ver que ella no entendía porque él había bajado en la siguiente parada. Timothée caminó hasta la esquina de la cuadra, bajo la atenta mirada de Florencia. Ella sacudió su cabeza como si estuviera intentando borrar un sueño, pero no. Era él, esperándola allí con las manos dentro del jean y balanceándose levemente hacia adelante y hacia atrás, como si fuera un niño de diez años.
Florencia pestañeó un par de veces y caminó hacía la esquina enfrente de donde estaba Timothée – No te estoy acosando.
Ella soltó una risa y se cruzó de brazos - ¿Vivís por acá o qué?
-Oye, no seas mala onda. Te hice sonreír todo el camino y te olvidaste de tus problemas – dibujó una sonrisa de oreja a oreja y levantó ambos pulgares, lo cual hizo que ella volviera a reír.
-Mi tío es quien vive por acá. Finsbury Park le asentó muy bien desde el primer entonces – ambos comenzaron a caminar en dirección a la parte interna del barrio. Timothée reconoció mentalmente que los mejores recuerdos de la infancia lo tienen aquel distrito de Londres. La mayor parte del tiempo estaba en la casa de sus tíos, su hogar no era un lugar donde le gustará estar todo el día.
Junto sus manos en la espalda, más en la zona lumbar, y trataba de disfrutar del aire del barrio - Es un cambio pasar del centro de Londres a esto, ¿no? ¿Qué pensas? – Esperaba que ella lo mirara directamente a los ojos y sus miradas se encontraran en un instante.
Florencia levantó la mirada de la acera y se encontró con él – Si – respondió con un sonrojo en sus pómulos que resaltaban el color oscuro de sus ojos. El se permitió sonreír ante esa calidez – Debo admitir que me gusta volver a casa después de pasar por el centro o las zonas más turísticas. No puedo evitar que me guste la tranquilidad.
-No la cambiaría por nada. ¿Por dónde vives?
-Allí – Florencia levantó la mano en dirección a una de las pocas calles del barrio que estaba más adelante. Hizo un leve movimiento con ella y miró a Timothée – Es una casa típica de acá – El asintió.
-¿Puedo acompañarte? – Sin separar las manos de la espalda, Timothée continuó caminando. Estaba a la expectativa de que la respuesta fuera afirmativa, pues no le molestaría un poco de compañía antes de encontrarse con sus tíos. Pero no.
-No, gracias. Puedo cuidarme sola.
-Insisto. Soy un caballero – Frenó su andar y se paró de frente a ella e hizo una reverencia. Florencia río y era lo que más le gustaba a él de ella.
-En serio, gracias. Puedo ir sola, no me pasará nada – Ambos continuaron con su andar.
-¿Y si te sucede algo? – preguntó dramatizado y se llevó una mano al pecho – No voy a poder dormir por el cargo de conciencia.
Florencia se rindió ante el humor de Timothée y le fue imposible volver a decir no. Resignada, hizo un gesto de aprobación - ¡Está bien! – Él saltó triunfante y cruzó la calle para caminar junto a ella hacia su casa.
Su momento no duró mucho tiempo. Uno de los mejores amigos de Timothée salió de una de las casas - ¡Timothée! – el muchacho miró a Florencia y con una sola mirada, le pidió que lo acompañara hasta donde él estaba.
-Ansel, ella es Florencia, una conocida del colectivo – bromeó Timothée. Florencia sonrió ante la presentación, pero no era esa la razón de su sonrisa. Entre Timothée y Ansel, iba a haber un problema si tenía que elegir alguno. Ansel no podía opacar a Timothée en cuanto a belleza, aunque si con respecto a la altura - ¿Hay algún problema?
-No, solo que – hizo un poco de silencio y miró al interior de la casa – Hay que ponerle un poco de animo a esto. Con los chicos nos estamos aburriendo bastante, pensamos en hacer otra cosa.
-Podríamos.
-Aunque... - inquerí -Podrían venir a casa – Timothée frunció el ceño – Es que vivo solamente con mis hermanos. Suele ser la casa del pueblo porque todos van y siempre está llena de chicos.
-¿Segura?
-Si, supondré que no habrá drama – Timothée se volvió a Ansel y esté se encogió de hombros.
-Como vos quieras amigo, tú decides.
XXX
-¿Y que vas a hacer? – preguntó Ansel mientras Timothée se colocaba un buzo negro de cuello cerrado.
-¿Con qué? – repreguntó Timmy, como lo llamaban las personas mas cercanas a él – Eso es todo lo que tengo para decir – se dio media vuelta y miró a sus cuatro amigos que estaban sentados en el sillón más grande de la sala de estar de la casa de su tío.
-Es linda, supongo que es simpática y tu pareces un idiota al lado de ella – continuó Ansel.
-Gracias por el cumplido – Timothée se apoyó en la chimenea de la sala.
-No queremos tener problemas con nadie, amigo. ¿Estás seguro de que terminó su relación? – Dylan se levantó y fue hasta donde estaba Timmy. Apoyó una mano sobre su hombro izquierdo.
-Amigo – él se acomodó en su lugar – Nadie va a hacer nada y nadie va a tener problemas con nadie – o eso esperaba Timothée.
-¿Sabe quién sos? – Timothée se encogió de hombros.
-Supongo que no porque no me hizo ninguna pregunta sobre eso. Así que – comenzó a dirigirse hacia la puerta – actúen normal. No le diremos nada y ella no se enterará de quien soy.
ESTÁS LEYENDO
FLOREN
RomanceLa distancia logró separarlos, pero el destino decidió que sus caminos se volvieran a cruzar un tiempo después en Londres. Ella lo miró extrañada, él prefirió no hablar y solamente tragar con notoriedad. Ella tenía sentimientos profundos por él. Si...