CAPÍTULO 4

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TIMOTHÉE

-Hey, hey – Timothée corrió detrás de Florencia para alcanzarla después de que se dio media vuelta y enfilo para la casa de su prima. Él tomó de su muñeca e hizo que se volviera hacia sus ojos verdes amarronados – No me digas que te enojaste – Negó con la cabeza y se cruzó de brazos – Te enojaste – Afirmó él y no pudo evitar dibujar una sonrisa.

-No

-Entonces, estás molestas – Timothée sabía que había cometido un error, pero valió la pena arriesgarlo. Quería verla así, enojada por un comentario fuera de lugar. No lo divertía, aunque sabía que lo iba a ayudar a acercarse aún más a ella.

-Podías haber evitado el comentario – confirmó al final Florencia.

¡Si! Justo en el blanco.

-Hagamos las pases, ¿qué te parece? – se dio media vuelta y se dirigió a todos en general - ¿Por qué no se quedan? Disfrutamos de una noche tranquilos, bebiendo, divirtiéndonos y, de paso – volvió a Florencia – Arreglamos el asunto este de que te enojes por algo sin sentido.

-¡Yo ya estoy adentro! – gritó Sophie al lado de Ansel – Me dijeron un sinónimo de fiesta y yo ya me apunté.

-Me parece una buena idea – Natalie puso un pie adentro de la casa. Florencia resopló y se resignó ante la decisión de sus amigas.

-Bien – levantó ambas manos, sin antes apoyar el dedo índice en el pecho de Timothée – Pero evita esos comentarios horribles y sexistas. Sino...

-Si no, ¿qué? – apresuró Timothée

-Me iré – titubeó Florencia y rodeó al joven para regresar a la casa.

XXX

-No puedo evitar ser sincero – contaba Timothée con aires de soberbia mientras sonaba Longshot de Catfish and the bottlemen de fondo y proveniente de adentro de la casa – Algunas cosas me salen del alma – agregó y le dio un sorbo a su vaso de alcohol. Las conversaciones a media tarde, con alcohol como fiel compañera y una compañía placentera, podían ser más sinceras de lo que uno esperaba.

Timothée miró a su costado para observar con sumo detalle el perfil de Florencia, quien no podía dejar de mirar las plantas del fondo del patio de la casa de Ansel. Notó la mirada de él puesta en ella y se sonrojó, aunque casi invisiblemente.

-Hoy, por lo menos, lo podrías haber evitado – llevó el vaso a su boca para verter la cerveza dentro de ella. Timothée tragó saliva notoriamente y siguió la mirada de Florencia que iba directo al final del terreno. Con sus dedos tomaba la punta del vaso, dejándolo caer entre sus piernas.

-No soy tan así.

-¿Y por qué lo fuiste? – Pudo sentir los ojos de ella clavados en él. Era el momento, tenía que aprovecharlo. También la miró y noto de reojo como sus pómulos se sonrojaban.

-Quería hacerte un chiste.

Él podía sentir la tensión entre ellos y ella también. Pero la timidez de ambos les impidió dar un paso adelante. De la vergüenza, Florencia nuevamente le dio un sorbo largo a su trago hasta terminarlo. Timothée rió.

-Voy por otra. ¿Quéres que te traiga algo? – Él negó con la cabeza y ella entró a la casa nuevamente.

-Dios, hermano. Hasta yo podía sentir esa tensión de lejos – Dylan salió del hogar y se sentó a su lado - ¿Por qué no la besaste?

-Me parece muy apresurado – otro sorbo a su vaso – Dos segundos más y podría haberlo hecho. Pero ella se apresuró a terminar su cerveza y se fue.

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