CAPÍTULO 22

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TIMOTHÉE

"I'm so engrossed in every word she says, it's like I'm just thinking. We're up and down but still she's laughing in the rain", sonaba en la radio de la camioneta de Robert mientras emprendía viaje con Timothée hacia Londres. Había recibido una llamada de los productores de la próxima película, ya que debía de firmar el contrato lo más pronto posible. Robert se ofreció a llevarlo, por lo que subieron a la camioneta apenas cortó el llamado.

En el camino, el celular de Timmy comenzó a fallar. Prendía, pero se apagaba al instante. Lo batió como si fuera a encontrarle una solución al problema. Robert lo miró de soslayo e intentó no soltar una carcajada por como sacudía el móvil.

-Pero, hombre, no vas a arreglar el celular así – dijo sin dejar de mirar la autopista.

-Necesito que funcione. Le dije a Floren de ir a un bar hoy a ver The Night Café, no puede no funcionar ahora – contestó desesperado y nuevamente intentó encenderlo. Prendió dos segundos, Timmy esperó esperanzado. No obstante, el celular se volvió a apagar y dio un gritó de frustración, posteriormente golpeó su frente contra la guantera.

Definitiva, Robert tuvo que reír obligadamente. No pudo contenerse más y menos con un Timothée desesperado por que su celular funcione.

-¡Ah! – tiró el móvil contra el asiento de atrás, se cruzó de brazos y se dejó caer en el asiento – Se podría haber arruinado cualquier día, hoy, justamente, no.

-Podes llevar a arreglarlo.

-Me voy a terminar comprando uno nuevo. No puedo dejar que me lo arreglen, así como si nada. Puede tardar más de un día y necesito tenerlo a mano. Vamos a ver si podemos ir a un local a comprar uno nuevo.

-Estoy de acuerdo con eso.

XXX

Luego de concretar los asuntos actorales, Timothée le pidió a Robert que lo acompañara a comprarse un nuevo teléfono. Hicieron un recorrido por Londres antes de parar por el primer local donde vendían celulares.

Compró el último modelo del que tenía anteriormente y, una vez afuera del local, intentó prenderlo. La batería era baja, por lo que podría llegar a durar solamente una hora, con suerte. No sucedió. Se golpeo la frente con la palma de la mano y miró a Robert.

-Espero que en la camioneta se pueda usar el coso ese del encendedor de cigarrillos porque necesito poner a cargar esta cosa antes de lo pensado.

XXX

No sabía si era su suerte u hoy los celulares estaban teniendo problemas con el funcionamiento sistemático. Timothée no lograba que prendiera ni por nada en el mundo. Lo apretaba como si el botón de encendido fuese duro como una roca.

-¿No quéres que volvamos para que lo cambies? – Robert no dejó de mirar la autopista en el regreso a Bath. Timmy tornó los ojos e intentó encenderlo nuevamente.

-No, debo tener yo un problema porque no puede ser que ningún celular funcione justo hoy. La batería está al cien, es imposible que no encienda. Pasó lo mismo con el mío después de la llamada.

-Tiene que ser problema de la empresa.

-No me interesa. Se está acercando la hora y esta cosa no enciende – Intentó una vez más y rogó para si mismo que la pantalla se alumbrara.

-¿A dónde te dejo?

-13 Lansdown Rd es la dirección y por lo que me dijeron los chicos – Contestó sin despegar sus ojos del móvil. Continuó rogando, hasta que vio aparecer el fondo de pantalla proveniente de fábrica. Soltó un grito de emoción cuando al fin logró que se prendiera – Maldita seas, me hizo sufrir – Levantó la vista hacia el camino, ya habían ingresado a la ciudad y el ni siquiera lo había notado.

Cuando quiso darse cuenta, Robert ya se había estacionado a una cuadra del bar – No quiero acercarme tanto, ya veo que te hacen chistes porque te voy a dejar – Timothée dibujó una sonrisa.

-No creo que piensen eso. Si llega haber mucha gente, lo que pueden llegar a pensar es que sos mi chofer y no alguien a quien yo considero como mi padre – Timmy guiñó un ojo – Gracias por dejarme, te debo varias.

-Todo sea porque continúes tu historia de amor – Timothée elevó un costado de su labio – No me mires así, hijo.

-No vuelvas a decirlo, por favor. Esas cosas no – hizo un gesto de disgusto y Robert levantó ambas manos.

Camino al bar, Timothée esperó a que los mensajes se cargaran y un segundo, el buzón se llenó. No encontraba ninguno por parte de Floren y sus ilusiones de lo que había pasado el día anterior, se dispersaban. Marcó el número de Sean Martin, cantante de The Night Café, y esperó a que atendiera.

-¡Hermano! – sonó la voz de Sean del otro lado - ¿Dónde estás? Te estamos esperando.

-Perdón, Sean. Estoy llegando. Tuve que viajar a Londres y recién llegué a Bath. Estoy a pocos metros.

-¿Querés una cerveza?

-Podrías ir pidiendo una – guardó su mano en el bolsillo izquierdo porque no aguantaba el frío del invierno – Estoy por entrar – Instantáneamente sintió el tono de que Sean cortó la llamada. Rio porque no se esperaba que abandonara la charla de esa manera.

Empujó la puerta y dejó que el calor del bar lo golpeara, sintió satisfacción cuando sintió el clima templado, no volvería a pasar frío hasta que no se fuera del bar. Al fondo, vio a Sean hablando con los demás integrantes de la banda, pero antes de dirigirse a ellos, escuchó que su celular se cayó al piso.

Se había resbalado de su mano al momento que no pudo evitar mirar dos mesas más delante. Allí estaba ella, resplandeciente como siempre y con una sonrisa de oreja a oreja ante la diversión. Sin embargo, a su lado estaba él, él que había intentado alejarlo de ella un montón de veces. Sacudió la cabeza y se agachó para agarrar el móvil. Maldijo cuando recordó que fue recién comprado.

Intentó ignorar a ambos y pasar desapercibido hasta llegar a donde estaban los integrantes de The Night Café. Sean le dio un leve abrazo cuando lo vio acercarse.

-Pense que ibas alegarte más cuando me vieras. Pasó mucho tiempo desde la última vez que nos vimos – Le alcanzó una botella de cerveza.

-No tuve un buen día, pero no te preocupes – llevó su mano al hombro de su amigo – Quiero saber que es de tu vida antes de que hablemos de mí.

-Podrías dejar tu abrigo primero, con ese swearter debajo y la campera puesta, te vas a morir de frío – Levantó el brazo hacia atrás de él – Pedí que te dejen pasar ahí atrás de la barra, está la puerta para el camerino, podés dejar ahí tu campera.

Se dio media vuelta para dirigirse allí, aunque no duró mucho. Chocó con una persona y su cerveza cayó por completo sobre ella. Timothée lamentó que esto pasara y volvió a maldecir, segunda vez en el día.

-Hermano manera de encontrarnos, Timothée. 

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