CAPÍTULO 10

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FLORENCIA

Sentía un gran alivio al saber que ese día no iba a ver a Timothée en algún momento. Después de la extraña situación de anoche, no podía enfrentarlo nuevamente a como lo hizo en aquel entonces. Sin embargo, su mente continuaba reproduciendo como la respiración de él golpeaba su rostro y como su perfume invadió sus fosas nasales llevándole placer.

-Tierra llamando a Florencia, ¿en qué mundo estarás, mujer? – Débora le pasó la mano por adelante y Florencia recuperó la compostura.

-Perdón, no dormí bien anoche – agarró su taza de café para llevarlo a la boca.

-¿Dormir bien? Te escuché llegar tarde, ¿a dónde fuiste?

-Fui a ver a Sophie, nada más – Con el tono cortante de su hermana, Débora entendió que no quería hablar del asunto. Pero no se iba a quedar callada, era su hermana y necesitaba saber que le sucedía para poder ayudarla. A veces sentía que debía protegerla de sus malos momentos.

-¿Sucedió algo? – se estiró sobre la mesa para alcanzar la bandeja de galletas que había dejado en el medio. Florencia soltó un suspiró frustrante cuando apoyó la taza.

-Estaba Timothée – Débora llevó la galleta a su boca y se sentó nuevamente – No pasó nada, pero resulta que ahora tiene novia y, al parecer, tiene pensado quedarse en Inglaterra. Es como si el destino buscara que yo cayera en un hermoso enredo romántico como en las películas y con el protagonista siendo un completo imbécil.

Débora se sorprendió por el desahogo de su hermana. Intentó buscar un consuelo ante la situación, pero era imposible ponerse en sus zapatos.

-Te saturé, ¿no? – Débora asintió – Perdón. La situación con Timothée me tuvo mal un tiempo y a veces me supera.  El año pasado lo dejé pasar y ahora volver a verlo fue como...

-Un vuelvo al corazón – su hermana completó la frase - ¿Hablaste con él?

-Hice el intento, pero no. Lo único que le dije fue que capaz la fama se le había subido a la cabeza y demás. En ese intento de pelea, porque el me reprochó cosas también, quedamos así – Florencia hizo un movimiento con las manos y achico la distancia entre ellas – Así de cerquita, Débora. Por suerte reaccioné rápido y me volví a casa prácticamente corriendo, no sé que hubiese sido de la situación si me quedaba dos segundos más.

-Lo hubieses besado – Débora se llevó rápidamente la taza a la boca antes de que ver que su hermana le dedicó una mirada penetrante - ¿qué? – preguntó con la boca adentro de la taza.

-No es gracioso.

-Si – dejó la taza arriba de la mesa – Porque las ganas que tenés hermana, se pueden ver desde Argentina – Le dio un zapé y soltó una risa - ¿Hoy lo ves? Capaz las cosas pueden acelerarse un poco más.

-No – el celular de Florencia anunció un nuevo mensaje. Miró la pantalla, Sophie le había escrito – Cambiaron mis planes. Al parecer, hoy lo veo.

XXX

Sophie quería aprovechar cada minuto con su amiga, saber más de su estadía en Argentina y enterarse de todo lo que va a hacer en Bristol de ahora en adelante. Por eso, arreglar una cena para que todos se reunieran, le pareció una buena idea para que ella fuera a su casa en la tarde/noche.

-Decime que lo besaste. Si no lo besaste con la tremenda oportunidad que te di en bandeja, sos una lenta – Sophie estaba revolviendo el tuco de dentro de la olla más grande. Florencia elevó ambas cejas sin contestar – No contestas, no lo besaste. Ves, ves – dejó la cuchara en un costado, se limpió las manos en un repasador y se dio media vuelta – No me mires así, Florencia Smith. Tomas decisiones estúpidas, pero no besarlo es la peor que has tomado.

-Tampoco para tanto.

-¿Tampoco para tanto? – apoyó su mano sobre la mesada – Tenés la oportunidad para volver a empezar y la arruinas.

-No, no la arruiné. Él está de novio, yo respeto eso.

-Pff – Sophie hizo vibrar sus labios – Respeto, respeto deberías tener por otras cosas y no por alguien que, seguramente, no ama a su pareja. ¿Crees que Amélie ama a Timothée? No amiga, todo es por interés. I N T É R E S.

-¿De qué hablan? – ambas dieron un salto cuando escucharon a Timothée desde el umbral de la cocina.

-¡Dios santo! – Sophie le tiró el trapo en la cabeza - ¿A vos te parece bonito asustarnos de esa manera?

-Perdón – agarró el trapo y lo dejó arriba de la mesada. Florencia lo miró de arriba abajo. Tenía un buzo azul marino que lo hacia ver más robusto, un jean negro ajustado y unos borcegos negro. Todo le llamaba la atención de él, pero quería disimular – Escuché que estaban cuchicheando y me dio curiosidad.

-¿Te puede dar curiosidad la cocina? – frunció el ceño. Sophie se acercó a él y le entregó la cuchara – Controla la salsa, voy al baño. Vos estas más cerca de la olla – lo rodeó y se fue directo al baño. Timothée fue a la olla. Un tenso silencio invadió el ambiente. Para no sentirse tan incómoda, Florencia sacó su celular y comenzó a ver las historias de Instagram, las primeras eran de él. Pasó foto por foto y todas eran las de Londres y publicadas hace más de dos horas.

-Disculpa por lo de anoche – Florencia alejó la vista de la pantalla y lo miro. Él aún estaba de espaldas revolviendo la salsa.

-¿Me hablaste? – Vio como sus hombros se relajaron al mismo tiempo que el soltó un suspiro.

-Si. Te estaba pidiendo disculpas por lo de anoche.

-No pasó nada, Timothée. No es necesario que pidas perdón.

-Lo único que quiero es que las aceptes, estuve toda la tarde pensando en lo que dije y la presión que te puse – Ella dejó el celular sobre la mesa de la cocina y se mantuvo arriba del taburete.

-Ambos cometimos errores. Yo debería pedir perdón por lo que dije porque tampoco fue lo mejor de todo.

-No, Floren – de un solo movimiento, él dejó la cuchara sobre la mesada, se dio media vuelta para acercarse a ella y apoyó su mano al lado del celular de ella – Fue mi culpa. Yo presioné porque estuve mucho tiempo pensando en que te fuiste y no pudimos hablar y las cosas terminaron mal. Sentí que teníamos que decir lo que sentíamos para liberar la mala relación que quedó entre nosotros después de que te fuiste – Él enredo un mechón del pelo de ella con su dedo y lo llevó detrás de la oreja – No quiero presionar. Yo – intentó dejar salir otras palabras, pero le costaba – Yo – repitió.

-¿Vos qué? – inquirió Florencia. Él llevó su mirada al piso.

-Yo... –

"Vamos, tu puedes. Vos podes decirlo, lárgalo, me voy a sorprender, pero soltalo. Vos..."

-Más vale que hayas pasado la cuchara a la olla porque... - Timothée se alejó de ella lo más rápido posible cuando escuchó que Sophie estaba entrando a la cocina - ¿Interrumpo algo? – preguntó cuando vio que Timmy había pasado de estar de un lado de la sala al otro – Si interrumpo algo, puedo irme.

-No Sophie, no interrumpís nada – dijo a él y miró a Florencia – Después hablamos.

El timbre sonó y Ansel corrió a abrir la puerta - ¡Voy! – dijo al mismo tiempo que pasaba corriendo por afuera de la cocina. Timothée estaba por salir de ella, cuando escuchó un grito proveniente de la puerta.

-¡Amor! – Amélie entró a la casa con entusiasmo y se abalanzó sobre él para rodearlo con sus brazos y besarlo.

La sangre de Florencia comenzó a arder por dentro y sus pómulos se tornaron rojos de celos.

"Acabo de recibir un puñal en el medio del corazón"

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